24/11/2024 07:59
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Hace unos días los ciudadanos de Belgrado han demostrado al mundo moderno que en Serbia se preserva la vida, la familia tradicional, la religión, la identidad y los valores morales tradicionales. Más de 100.000 personas inundaron las calles con pancartas religiosas, con cruces ortodoxas, familias enteras que se niegan a participar de la celebración del orgullo gay. Cada año el festival LGTB “Europride” se celebra en una ciudad europea y este año la “afortunada” ha sido la ciudad balcánica. Sin embargo, los organizadores se han encontrado con un “hueso muy duro de roer”, una situación muy difícil e inesperada. Los serbios no quieren ver desfilar por sus calles las caravanas de esta marcha que no han dudado en calificar como las “marchas de la vergüenza”. Pese a todo, los organizadores mantienen el pulso y afirman que el Europride se celebrará el próximo 17 de septiembre.

 

Los medios europeos han censurado las protestas. En parte porque entre los manifestantes salían imágenes de Putin, defensor de Serbia y de los valores tradicionales; también, porque salían iconos cristianos; pero, sobre todo, porque desde Bruselas no quieren alimentar la revuelta en otras capitales europeas. Los organizadores del evento lo tienen claro: “un Estado no puede cancelar la Europride. Sólo pueden intentar prohibirlo, pero eso supondría una clara violación de la Constitución”. Lo que claramente significa que vivimos bajo una dictadura. Por eso, vive, no pienses, sé feliz y asiste a la fiesta del orgullo gay. Esta es la cuestión. No olvidemos que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en la entrevista en la que fue troleado admitió sentirse muy orgulloso de este evento en la capital de España. ¡Ah! Y no les quepa ninguna duda de que el Europride si llega finalmente a celebrarse será emitido en todas las televisiones.

 

Desgraciadamente, la guerra en Ucrania no es la única guerra que tenemos hoy en Europa. Son muchas las batallas que tenemos abiertas. El Gobierno de España hoy aprobará la reforma de la Ley del aborto que supondrá la luz verde para que las menores de 16 y 17 años puedan asesinar a sus hijos sin el consentimiento paterno. La medida impulsada por el ministerio de Igualdad constituye otra puñalada más a los valores tradicionales y a la defensa de la vida.

 

Serbia se echa a las calles para protestar contra la imposición totalitaria de los valores modernos de este mundo decadente. Entre los manifestantes además de familias se veía también a muchos popes ortodoxos. La diferencia es que tanto aquí en España, como en el Vaticano, no veremos a la jerarquía eclesiástica participar mañana en una multitudinaria manifestación contra el secularismo, las marchas de la vergüenza y contra este Gobierno que promulga decretazos contra la vida como la de esta nueva ley que nos imponen.   

 

Pero quién sabe si una vez más, los Balcanes podrían convertirse hoy, como lo hicieron en el pasado, en el denominado “polvorín de Europa” y despertar a los europeos de su letargo.

 

Autor

REDACCIÓN