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El poeta y etnógrafo montañés, Ángel Fierro del Valle, nos ofrece en este su último libro ilustrado, «La dama de Arintero. Análisis crítico» la versión más clara y contundente de la mitológica Dama guerrera leonesa, transfigurada en hombre para poder ir a la guerra. Su romance y leyenda brilló con luz propia en la historia como hecho de armas, y especialmente desde el rincón de su origen natal de la montaña leonesa central. Tras esta referencia histórica romanceada en el envés de los siglos idos, nos deja esta muestra hoy la posibilidad de retornarnos a los montañeses, a la infancia, esa «verdadera patria del hombre», por estos lugares cuando escuchamos por primera vez tal historia. Es como para pasearnos de la mano sapiente del autor, cual niños ávidos de su aprendizaje, por las riberas del Curueño, el río de la Dama, hasta el arranque de la singular historia. En esta vertiente a 1400 metros de altura, se halla el origen del hecho tan cantado; el lugar abierto a todos los vientos y lleno de sol que la vio nacer: Arintero.

La grandiosa leyenda que conforma la historia está en traslucir con la palabra y en el espíritu legendario de estos reinos montaraces y fríos, el hecho de armas, que se cantaba, y que ni el paso del tiempo ni las malas intenciones de los que manipulan y pervierten la historia, han podido borrar del imaginario social. La realidad de la existencia de la Dama que cabalgó siempre sobre su propia leyenda y el romancero, está cada vez más cerca de constatarse. Ángel Fierro nos adelanta bastante. Esta Dama que destacó por su caballerosidad y patriotismo, ejemplo de valor y amor a su propia historia, y a su Patria, chica y grande, provocó un aluvión de interpretaciones. «Sólo en la provincia de León se han recogido y publicado unas setenta versiones literarias que glosan el lance guerrero de la Dama», nos dice Ángel Fierro (Pág.166)

La historia de España está ahí inalterable, desde los «Reyes Católicos» que acaban con los reinos y divisiones y la unifican, y pacifican, excepto el reino de Portugal que se metía a por la corona de Castilla y que es la causa de las movilizaciones en la que participó la Dama. Desatada la guerra, Isabel la Católica envía mensajeros a los lugares del reino para reclutar tropas para oponer a los avances del rey de Portugal. Llega a Arintero donde habita un noble anciano, conde quizá, que careciendo de hijos varones se lamenta de no poder acudir al llamado de su reina, maldiciendo por ello al vientre de su esposa. Es entonces cuando una de sus hijas, llamada Juana, le recrimina tales palabras y se ofrece para cumplir con la Corona, haciéndose pasar por varón. De este modo se une a la hueste isabelina, travestido de caballero Oliveros, interviniendo en el asedio de Zamora y en la batalla de Peleagonzalo (1476) donde se destaca por su bravura. Sin embargo al tirar una fuerte lanzada, se le saltan los botones de la camisa y queda al descubierto su condición femenina, difundida por el campo de batalla de inmediato, al grito de: ¡Mujer hay en la guerra!

Enterado de ello don Fernando el Católico, se entrevista en su tienda con Juana, que le sorprende gratamente con el relato de sus andanzas, hasta el punto que el monarca terminó concediéndole cuantas mercedes le pida la brava doncella. El final de la historia es confuso, variado según las diferentes versiones. En una de ellas fue la reina Isabel, quien celosa de la Dama, mandó buscarla y retirarle los privilegios… En cualquier caso Juana con su caballo partió para su casa. Al llegar al pueblo de la Cándana del bajo Curueño, quiso hacer una parada y participar en la animada partida de bolos que allí se celebraba. Fue su perdición. Los emisarios regios le dieron alcance, y algo peor. Se le echaron encima para arrebatarle los documentos del privilegio otorgados por el Rey, que la Dama les negó. Del enfrentamiento salió muerta la valerosa dama guerrera.

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Hay una siembra de vestigios que acreditan la realidad de esta historia, al menos según esta versión. Muchos romances que serían la base fundamental de ella. Versiones musicales del romance. Labras heráldicas, escudos de piedra, variados motivos heráldicos, aunque el fuerte de las huellas lo lleva la literatura, por los muchos escritores que novelaron este hecho que, en sí mismo es a lo que mejor se presta una historia tan bonita. Investigaciones históricas serias hay pocas, y es el etnólogo Ángel Fierro quien más certeza ha aportado, hasta ahora. También el que más se ha preocupado de cuanto ha sucedido en la Montaña Leonesa sobre el patrimonio inmaterial, tan abandonado en cualquier rincón de España.

La incursión más profunda sobre la dama la encontramos en su investigación del Libro de las Ejecutorias de Hidalguía, de la familia Argüello, encuadernado en piel de becerro con su sello de plomo. Valiosa información que le llega por José Daniel Fuentes Macho, de Valladolid. En ella se puede rastrear hasta los padres de la Dama, aunque ella no queda dibujada. No era famosa hasta después de la hazaña que hizo y por eso en los escritos pasó desapercibida. Se puede decir como justificación inexacta. Estamos manejando «manuscritos de importancia histórica, artística y literaria, que antes de la imprenta se consideran ´códices´, y pasan a partir de 1450 a ser `incunables`.» Escribe Ángel Fierro (p. 106)

(Continuará mañana)

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