23/11/2024 14:35
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Queridos e inocentes niños mientras lo seáis hasta que se os inocule la ponzoña ideológica de sesgo familiar, por generaciones: cuando los tres miráis a la madre que os parió, más os vale no percataros del frío guiño a la muerte de la que vosotros pudisteis escapar. Cuesta entender los delirios de un ser complejo y abyecto,  pero lo cierto es que no sois conscientes de la suerte imposible que habéis gozado por no haber sido diseccionados en el vientre de quien parece miraros con absurdo maternalismo. Preguntadla, a esa que llamaréis mamá, qué es una craneotomía, cuando una vez aspirado por pedazos un feto, nasciturus como fuisteis vosotros, se procede a decapitarlo para sacar con pinzas los restos previamente triturados. Inquirid sobre el desorden mental de quien os habría asesinado si así el derecho de la voluntad «feminista» hubiese prevalecido por encima de vuestras vidas. En realidad, sois un capricho del destino y aunque nacidos en las cuevas del Diablo, tocados por algún especial ángel de la guarda que os ha protegido de quienes dicen quereros. Las contradicciones del capricho tan pronto aman como matan. Cientos de miles de niños asesinados os miran a traves de vuestros ojos; desde el espejo donde se refleja el narcisista ser que no os abortó, os habéis convertido en una excepción al instinto homicida. Así sois una paradoja encarnada cuando de otro modo hubiesen tirado vuestros restos a la basura. 

 
En ocasiones,  la querencia es un abrupto instinto de egoísmo personal y sus frutos son accidentes del deseo por especulación, como lo sois vosotros al estar vivos.
 
Las ilusiones paternales, los anhelos verdaderos del amor,  no del oportunismo, en vuestro caso milagroso han vencido lo improbable. Fácilmente se os hubiese negado vivir igual que un ministerio condena a muerte por salvaje sectarismo ideológico. Fuisteis especulaciones, antes de concederos la vida que hoy disfrutáis, por la manipulación de las emociones y la egolatría más superficial que ofende tan alto designio como es la decisión de tener un hijo. Seguro que hay una explicación a vuestros nacimientos prodigiosos, cuasi  irracionales; por algo vuestros miembros no fueron amputados y desechados. Podría ser que en el cálculo frío del más ambicioso sectarismo, vayáis a ser usados como hicieron con vuestro progenitor,  para inocularos un demente odio tan visceral como extemporáneo, así montaros la vida padre, y madre,  con la excusa de la lucha por la justicia social. Nacidos para intoxicar a la sociedad de la que viviréis como parásitos. Será con el pasar de los años que aceptéis la indecente trayectoria de quien os perdonó la vida al pariros u os avergoncéis llamándola por su nombre.

 
Con el tiempo se sabrá si detestáis la carrera ventajista y estafadora de vuestros progenitores o los secundaréis con esa toxicidad del alma que les apesta a maldad, a azufre como reminiscencia del lugar de donde proceden. Apreciados niños, mientras no se os pueda culpar de nacer donde lo hicisteis, preguntad a vuestra madre por qué os dejó vivir siendo la mayor artífice de la muerte, también de ancianos.Tal vez seáis dignos hijos de vuestros padres o quizá lleguéis un día a poseer conciencia. El tiempo lo dirá. Sois los niños no abortados de un paradigma del mal.
 
En tanto seáis inocentes, disfrutad la suerte ganada.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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