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A la tarde del domingo 9 de septiembre de 1956, el  Jefe del Estado Francisco Franco y su esposa Carmen Polo, presenciaban un encuentro de la jornada inaugural del campeonato Nacional de Liga de la temporada 1956-57, disputado  en el Estadio Municipal de Riazor, entre el Real club Deportivo de La Coruña y el Atlético de Madrid.

El Caudillo y su esposa llegaron al Estadio minutos antes de las cinco de la tarde, hora  señalada para el comienzo del encuentro, procedentes  del yate “Azor”, donde habían almorzado. Les acompañaba el jefe de la casa civil, marqués de Huétor de Santillán; segundo jefe de la casa militar, contralmirante Nieto Antúnez, segundo Jefe é intendente de  la Casa Civil, Fernando Fuertes de Villavicencio; el secretario del Jefe del Estado, Felipe Polo, escolta y otras personalidades.

En el Estadio, esperaban al Caudillo y esposa las primeras autoridades coruñesas presididas por él capitán general de la VIII Región, teniente general Carlos Rubio López-Guijarro; gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Cristóbal Gracia Martínez y alcalde de la ciudad, Alfonso Molina Brandao. También se hallaban presentes el director general de Radiodifusión,  Jesús Suevos, junta directiva del Real club Deportivo y otras autoridades civiles y militares.

Al aparecer él Generalísimo y su esposa en el palco presidencial del estadio, el numeroso público que asistió al encuentro, puesto en pie, Íes tributó una prolongada ovación a los gritos de ¡Franco!, ¡Franco!, ¡Franco!, a la que el Caudillo y su esposa Carmen Polo correspondieron con saludos durante largo rato en contestación a las manifestaciones de adhesión popular, que se habían producido asimismo en las calles del trayecto y a la entrada del Estadio Municipal. Lo mismo las calles del itinerario que el campo de Riazor se hallaban vistosamente engalanados con banderas Nacionales y del Movimiento.

El Jefe del Estada y su esposa ocuparon el palco presidencial acompañados  por el Capitán General, gobernador civil y el alcalde de La Coruña. Los dos equipos salieron juntos al terreno de Juego y, tras formar en el centro del mismo, los capitanes del Atlético de Madrid, Escudero, y del Deportivo, Cuenca, subieron al palco presidencial para hacer entrega  a la esposa del Caudillo de dos ramos de flores.

A continuación, el presidente del Real Club Deportivo, José Iglesias Varela, impuso al Generalísimo una insignia del equipo coruñés, en medio de una calurosa ovación del público.

Los capitanes del Atlético de Madrid y Real club Deportivo, Escudero y Cuenca, entregaron ramos de flores a la esposa del Generalísimo Franco, Carmen Polo.

Esa temporada el Deportivo se presentaba como una incógnita para cumplir sus objetivos de continuar una temporada más en la máxima categoría del fútbol nacional. Había perdido a tres magníficos jugadores como eran Pahiño, que se fue al Granada; Zubieta que se retiró del futbol para ser entrenador y Manolo Lechuga traspasado al Real Oviedo. Se incorporaron esa temporada el guardameta Bernabé procedente del Racing de Ferrol; Liz del Sevilla; Villarrubia del Real Zaragoza; el argentino Santos, Juanín del Castellón y Amador, que llegaba del Betanzos de tercera división. Ante tan desalentador panorama de pocos fichajes, el Deportivo tuvo que echar mano del veterano Julián Cuenca, que ya había decidido retirarse del futbol. Sería una muy complicada temporada para el Deportivo, con una angustiosa deuda económica que produjo un incesante cambio de presidentes, hasta cuatro, que llevarían al club a descender de categoría al final de esa campaña, situado en penúltima posición de la tabla.

El Atlético se presentó en Riazor sin tres de sus mejores jugadores como eran Enrique Collar, Heriberto Herrera  y Hernández.

Al inicio del partido el Deportivo presionó a su rival llevando peligro al área madrileña por medio de Polo y Arsenio. En el minuto quince de partido el defensa coruñés Rodolfo resultó lesionado, en un choque con Agustín, algo que marcaría de forma definitiva el encuentro, al tener que jugar el Deportivo con diez jugadores los 75 minutos restantes del partido, teniendo que pasar Anca al centro de la zaga y Tino al lateral.  El primer gol  rojiblanco lo anotaría Escudero en ese minuto 15, en una habilísima jugada rematando desde cerca, cuando ya el defensa deportivista Rodolfo se encontraba fuera del terreno de juego, atendido por el popular masajista del Deportivo Vicente Cucarella.

Cuando se llevaban jugados 26 minutos, Agustín, a la salida de un córner, de un disparo a la media vuelta, batía Otero y hacia subir el segundo gol de los madrileños al marcador, con cuyo resultado finalizaría la primera parte.

En el segundo tiempo, con un insistente dominio colchonero, a los 17 minutos, Miguel situado en el  puesto de extremo izquierdo, obtuvo el tercer gol de un magnifico remate desde lejos.  Rafa en el minuto 22, después de un ligero barullo ante la puerta coruñesa, cerraría el marcador poniendo el 0-4 definitivo. El Deportivo tuvo dos muy claras ocasiones de recortar el tanteador, pero los disparos de Arsenio y Juanín, pasaron rozando los postes. Miguel, Rafa, y Escudero, fueron los mejores del Atlético de Madrid, destacando en el Deportivo el joven de19 años, Amador, que sorprendió por sus formas de jugar el balón.

Los equipos de Real club Deportivo y el Atlético de Madrid abrieron en el estadio de Riazor la temporada de liga de 19565-57. En primer término Arsenio Iglesias, Polo y Ponte. Al fondo Pazos.

Bajo la dirección del colegiado Birigay, el Deportivo de La Coruña presentó la siguiente alienación: Otero, Anca II, Rodolfo, Irusquieta; Cuenca, Juananco; Polo, Arsenio, Juanín, Amador y Tino. Lo hicieron por el Atlético de  Madrid: Pazos, Buendía. Méndez, Verde; Vallejo, Cobos; Miguel, Agustín, Rafa, Peiró y Escudero.

Al finalizar el encuentro, el Caudillo y  su esposa fueron de nuevo objeto de cariñosas aclamaciones populares, que también habían de producirse en el exterior del campo de  Riazor  y por todas las calles y avenidas por las que circuló  la comitiva oficial a su paso de salida hacia  su residencia veraniega del Pazo de Meirás. Tanto al entrar el Caudillo y su esposa en el Estadio como al abandonarlo, fue interpretado el Himno Nacional por la Banda Municipal de la Coruña.

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Autor

Carlos Fernández Barallobre
Carlos Fernández Barallobre
Nacido en La Coruña el 1 de abril de 1957. Cursó estudios de derecho, carrera que abandonó para dedicarse al mundo empresarial. Fue también director de una residencia Universitaria y durante varios años director de las actividades culturales y Deportivas del prestigioso centro educativo de La Coruña, Liceo. Fue Presidente del Sporting Club Casino de la Coruña y vicepresidente de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña. Apasionado de la historia, ha colaborado en diferentes medios escritos y radiofónicos. Proveniente de la Organización Juvenil Española, pasó luego a la Guardia de Franco.

En 1976 pasa a militar en Fuerza Nueva y es nombrado jefe Regional de Fuerza Joven de Galicia y Consejero Nacional. Está en posesión de la Orden del Mérito Militar de 1ª clase con distintivo blanco. Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, es desde septiembre de 2017, el miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, encargado de guiar las visitas al Pazo de Meiras. Está en posesión del título de Caballero de Honor de dicha Fundación, a propuesta de la Junta directiva presidida por el general D. Juan Chicharro Ortega.

 
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