06/10/2024 10:21
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Cualquier persona que viva en los nueve municipios turolenses de la Ruta del Tambor y el Bombo, conoce y respeta esta expresión. Tuve el privilegio, hace unos cuantos lustros, gracias a la amabilidad de un viejo y querido amigo así como a la infinita cordialidad de sus familiares Calandinos, de Romper la Hora en Calanda y la emoción de aquella jornada perdurará mientras viva. Personalmente, y sin demérito hacia los Calandinos, me gusta más la «liturgia»  de la Rompida de Hijar a pesar de no haber tenido, todavía, la ocasión de presenciarla en vivo. Desgraciadamente, como tantas tradiciones arraigadas en los sentimientos más profundos de los españoles, este año, no se han celebrado por culpa del virus chino y el malgobierno español (pero poco español a tenor de sus hechos). 
 
Para quien no la conozca la Rompida en el Bajo Aragon rememora el sublime instante de la muerte de Jesucristo en la cruz, y lo hace pasando de un silencio reverencial al estruendo abrumador de miles de tambores y bombos que, según las costumbres de cada municipio, Rompen a tocar al unísono. Les puedo asegurar que las sensaciones y emociones son sobrecogedoras. 
 
Al final de la Carta,  los lectores seguramente encontrarán justificado este preámbulo, esa es mi intención. 
 
VOX se equivoca ¡y de que manera tan absurda! En primer lugar por su estúpida dilación (extenuando el plazo innecesariamente) en presentar la Moción de censura. Tardanza que está enervando mucho más a los propios que a los contrarios. Y, para más inri, agrava la demora con subterfugios y sandeces indignos de un partido serio, ahora informo de quien la defenderá, ahora «hasta aquí puedo leer» de Macarena Olona en el Gato al agua de Intereconomia el jueves 24, etc.
 
En segundo lugar, y con todos los respetos hacia el Sr.  Garrriga por elegirlo para defenderla. En un símil ajedrecistico puede ser un excelente peón, caballo, alfil o torre, pero para esta empresa, desde mi punto de vista, no era la opción correcta porque había que poner toda la carne en el asador. 
 
Y, en tercer y último lugar, porque VOX, en mi opinión, no es un partido de superultraextremisima derecha, como dicen esos socialpodemitas y separatistas que si les entra una idea en su cabezota se muere de soledad, es un partido radical (consulten las tres primeras acepciones del término en el diccionario de la RAE), y ese ha sido el origen de su éxito. Porque ataca los problemas de raíz ¡y vive Dios que tras 45 años de pseudodemocracia y de Estado fallido, hay muchísimos! Se han atrevido (cosa que no había hecho ningún partido) a quitarles la careta a los partidos bildutarras, secesionistas y recogenueces, han desenmascarado la hipocresía y la mentira de los socialpodemitas, y, finalmente, han sacado a la luz la emasculada y especulativa languidez del PP, cuya inefable contribución al mantenimiento del Estado del saqueo, la corrupción y la degradación institucional ha sido igual de perniciosa que la de su socio, en ese contubernio del mal, el PSOE. 
 
Si VOX empieza a ponerse «divino» y mide los pasos, los tiempos y ese tipo de chorradas se va a dar una hostia fenomenal porque al traicionar su génesis embrionaria, perderá su carácter, y el motivo por el cual ha tenido cuatro millones de votos: arreglar este desastre. Desde aquella estupenda carta de Abascal en que manifestaba sus críticas hacia el PP, de ese viscoso hijo de Satanás conocido como Rajoy, que motivaron su abandono del partido, hasta obtener los 52 diputados que le permiten presentar desde esta moción hasta recursos de inconstitucionalidad ha habido una evolución increíble cuyo hilo conductor ha sido Abascal (aunque se haya rodeado de un equipo de primer nivel). 
 
Santiago Abascal ha dicho que no había venido a la política para vivir de ella como los secuaces que habitan la Carrera de San Jerónimo, y yo le creo, pero esta decisión de no ser él quien lidere la Moción me parece un error mayúsculo. No se debe tropezar justo cuando se divisa la línea de meta, y máxime después de haberse bregado micrófono en mano encima de un banco público, o de sufrir todo tipo de acosos y agresiones como por ejemplo en las últimas elecciones de Galicia y las Vascongadas. 
 
La fuerza de Abascal no la puede proporcionar el Sr. Garriga por mucho que ponga su mejor voluntad, por eso debería ser Abascal quien subiera a la tribuna del Congreso para incendiarla con un discurso épico que conmoviera las conciencias de todos los españoles, transmitiendo el fuego interno de indignación que devora las entrañas de quienes quieren bien a España ante tanta traición, ruina, mendacidad, hipocresía, muerte y corrupción.
 
Si los políticos de hace 40 años observarán un golpe de Estado secesionista, las componendas con los criminales bildutarras, el sometimiento de todas las instituciones al arbitrio del Ejecutivo, la destrucción de la división de poderes, la inutilidad de unos políticos manirrotos y criminales, la perfidia de impedir al Rey acudir a Barcelona por espurios intereses secesionistas, y el estéril resultado de esta democracia fallida votarían mayoritariamente (incluso algunos socialistas y comunistas de los de entonces) por echar a este malgobierno borde, felon y liberticida.
 
España sufre el efecto del «tonto la linde» que haciéndose el tonto modorro, todos los días desplaza un poco el mojón para hacer más grande su propiedad en detrimento de la del vecino. Socialpodemitas y populares han ido moviendo tanto el mojón, de lo que debe ser un Estado serio que se respeta a si mismo y a sus contribuyentes, que han convertido a nuestro país en un fantoche ridículo. La política del «tonto la linde» la iniciaron, e ido ejecutando a la perfección, los supremacistas y secesionistas vasco-catalanes, pero como todo lo malo se pega se les contagió a socialpodemitas y populares, de tal manera que después de 45 años de un régimen cleptomano y liberticida el resultado es la basura corrompida de un Estado inútil y fallido.
 
Como en tantas ocasiones, se debe acudir a la épica, y a los héroes, para salvarse de la ignominia y el saqueo al que estamos sometidos. Es la hora para que Abascal ponga todo su coraje, y toda la mala sangre acumulada ante tanto agravio, desatino y perversión, para movilizar las extenuadas fuerzas vivas que quedan que eviten el calvario de tener que soportar las arbitrariedades tiránicas del globalismo y del malgobierno actual, y para limpiar toda la inmundicia incrustada durante lustros en las instituciones que estructuran el Estado, con especial énfasis en el palacio de la Moncloa.
 
Teniendo en cuenta los borregos maleducados y bien «untados» y adoctrinados que pastan en el Congreso (sería extraordinario que trabajasen un día en sus vidas y lo hiciesen con mentalidad patriótica) es probable que tumben la mocion. Será el momento, en España, de «Romper la Hora» (y no me refiero a estériles caceroladas) y hará falta alguien con el coraje y la relevancia para dar la señal, igual que hace el alcalde de Hijar, desde el centro de la plaza, a las doce de la noche del Jueves Santo. 
 
P.D.:Creo que el Sr. Garrriga es Doctor en Medicina , pues no estaría mal una «oportuna» faringitis con certificado médico de un colega que arreglase este desaguisado de la presentación de la Moción. 
 
Por cierto cuando haya un gobierno honrado en España, no debe tardar ni un segundo en cambiar la sede de la Escuela Jurídica desde ese pozo de inmundicia que es Barcelona a un sitio noble como Madrid o Salamanca.  ¡Muerto el perro, muerta la rabia! 

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REDACCIÓN