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Hoy recordaremos a un camisa vieja de la Falange aragonesa, Juan Antonio Martínez Barrado, que fundó, organizó y mandó la Bandera de Falange de Calamocha (Teruel).
Juan Antonio nació el 9 de mayo de 1909 y cursó estudios de Magisterio en las escuelas de Zaragoza y Teruel.
Se afilió al sindicato universitario de la Falange mientras cursaba sus estudios, pasando a la Primera Línea de la Falange de Zaragoza cuando acabó los mismos.
El 19 de julio de 1936 se presentó voluntario en el cuartel de Castillejos en Zaragoza.
Dada su condición de experimentado activista de la milicia falangista, de inmediato fue nombrado Jefe de Escuadra y enviado a los pocos días a la localidad turolense de Calamocha para organizar y encuadrar a los voluntarios que se estaban presentando para luchar contra el marxismo.
Al llegar a Calamocha ya en agosto de 1936, se presentó al Capitán Herrero, que era quien estaba al mando del cuartel donde se apuntaban los voluntarios, la mayoría paisanos de la localidad o de los pueblos cercanos.
La llegada de Juan Antonio supuso un alivio para el Jefe Militar, pues la casi totalidad de los voluntarios que se presentaban querían luchar en unidades falangistas.
Nuestro hombre, de inmediato contactó con los militantes de Falange de la localidad y de los pueblos cercanos del valle del Jiloca, no más de 15 camaradas, de los cuales tres eran sacerdotes, con ellos se inició la búsqueda y reclutamiento de nuevos voluntarios para formar la unidad falangista.
El 20 de agosto, Juan Antonio montado en un camión, se dirige a los pueblos de alrededor de Calamocha en donde recoge a más de 40 voluntarios, que aunque se declaran falangistas, casi no saben ni cantar el Cara al Sol, gente en su mayoría labriega y de condición muy humilde.
Las camaradas hermanas Romances, empiezan a coser y confeccionar camisas azules pero se quedan sin tela al poco tiempo, la afluencia de voluntarios es muy grande.
El 30 de agosto ya no hay más fusiles para entregar a los nuevos voluntarios que se presentan para combatir por la Falange, por lo que Juan Antonio se traslada a Zaragoza y después de una odisea consigue armamento y munición suficiente para que la Centuria que ya estaba organizada en Zaragoza pudiera estar lista para entrar en combate.
Los ánimos de los voluntarios son inmejorables, aunque prácticamente ninguno tenía experiencia con armas largas, y a pesar de todo el 21 de septiembre la Centuria de falangistas recibe órdenes para iniciar su bautismo de fuego, ya que el enemigo se había adueñado de la «Venta del Diablo» y de una serie de pueblos colindantes, acción muy peligrosa pues allí estaba un importante nudo de comunicaciones.
La Centuria falangista, apoyada por 60 hombres de infantería y un par de docenas de guardias civiles, iniciaron el ataque, al mando de Juan Antonio, el valor combativo de aquellos falangistas suplió con creces su inexperiencia militar, a pesar de todo empezaron a caer los primeros camaradas muertos.
A las 4 de la tarde al enemigo le llegaban considerables refuerzos, pero se consolidó la posición.
Francisco Cebrián fue el primer caído de la» I Centuria de Falange de Calamocha», y todos sus camaradas gritaron el ya conocido «Presente» en su recuerdo.
Con todos los voluntarios que seguían acudiendo se organizaron las otras dos Centurias, ya estaba fundada y casi organizada la Bandera de Falange de Calamocha.
Como sobraban voluntarios, el entonces Jefe Provincial de Falange de Teruel, Manuel Pamplona, ordenó que se enviaran cuantos camaradas fuera posible para formar otras unidades de combate falangistas.
En aquellos momentos la rápida organización de la Bandera de Calamocha y su continuo combatir impidió que las fuerzas rojas se acercasen a las vías de comunicación entre Zaragoza y Teruel.
Rara era la semana que una de las falanges de la Bandera no era requerida para combatir en frentes cercanos, pero no importaba, nuevos voluntarios cubrían su hueco.
En la defensa de Teruel combatió bravamente la VIII Falange de la Bandera de Calamocha, conquistando la Medalla Militar Individual uno de los camaradas al que por su edad le llamaban el «Agüelucho», el cual destrozó él solo un carro de combate ruso con un pico y bombas de mano.
Además de intervenir en todo tipo de combates, Juan Antonio, como Jefe Político de la Bandera, cuando el descanso en la lucha se lo permitía seguía buscando voluntarios y dando mítines de Falange en los pequeños pueblos cercanos, organizando y propagando de esa manera las ideas de la Falange.
Normalmente y en aquel inicio de invierno, la Bandera de Calamocha no combatió unida como una unidad completa, sino que lo normal era que lucharan de forma independiente Centurias o falanges de la misma.
No debemos olvidar a aquellas mujeres falangistas que organizaron el abastecimiento de la Bandera, allí estaban las hermanas Manolita y Rosario Romances, Maruja Abril, Conchita Jané y otras muchas que ofrecieron su trabajo para la gloria de Falange.
Incluso se permitieron el lujo de dar golpes de mano por la noche y hacerse con gran parte del ganado ovino que tenían los rojos en el pueblo de Rudilla, creando de esa manera grupos de «guerrilleros nocturnos».
Al iniciarse 1937, los rojos atacaron por todos los frentes del sector, la Bandera estaba al completo e incluso dada la sobreabundancia de voluntarios se creó una «Centuria móvil» para lo que fuera necesario.
Las fuerzas de la Bandera estaban distribuidas en los pueblos de Villanueva del Regollar, Torre de los Negros, Cucalón, Teruel y tres falanges de reserva en Calamocha, sin contar las «guerrillas» de Rudilla, Torrecillas y Fuenfría.
La Bandera seguía estando al mando de Juan Antonio Martínez, la primera Centuria la mandaba José María Escriche, la segunda Centuria Mauricio Ramos Simón y la tercera Bernardo Latorre.
La Bandera siguió combatiendo bravamente y en los combates de noviembre del 37 prácticamente fue diezmada, el arrojo y bravura de aquellos falangistas maños llevó a la Bandera a la gloria pero pagó un alto precio en sangre, ya que en la defensa de Teruel casi quedó aniquilada, y los restos pasaron a formar parte de la VIII Bandera de Falange de Aragón, otra unidad falangista que se cubriría también de gloria.
El camarada Juan Antonio logró acabar la guerra con vida, combatiendo como oficial de milicias en la III Bandera de Falange de Aragón y trabajó al llegar la paz como Inspector de Primera Enseñanza.
Por desgracia muchos de sus bravos camaradas cayeron en el combate bajo la bandera roja y negra de la Falange, a todos ellos les dedicamos hoy este pequeño recuerdo para que no quede olvidada en una triste página de un libro de historia la heroica Bandera de Falange de Calamocha.
¡¡¡CAÍDOS DE LA BANDERA DE CALAMOCHA!!!
(Foto inédita de Juan Antonio Martínez, Jefe y fundador de la Bandera de Falange de Calamocha luciendo su camisa azul, del Archivo de los Guardianes de la Memoria Azul).

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REDACCIÓN
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