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Blas de Lezo leyó la carta que le había hecho llegar  un emisario de Vernon: «Hemos decidido retirarnos, pero para volver pronto a esta plaza, después de reforzarnos en Jamaica»

    El almirante español sonrió. Cogió una pluma y un papel y  escribió un pequeño texto a modo de réplica,  lo introdujo en un sobre y lo  selló con lacre. Confió el sobre  a uno de sus hombres de confianza  para que se lo hiciera llegar al oficial Inglés.

    Edward Vernon  rasgó el lacre, abrió el sobre y sacó la carta. Esta decía así:  «Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres»

    El oficial inglés, malhumorado,  estrujó la carta al tiempo que lanzaba improperios contra Blas de Lezo. 

 

 

    Cinco semanas antes del intercambio de correspondencia entre los dos marinos, el Reino de Gran Bretaña  envió, con  la intención de conquistar Cartagena de Indias, 186 barcos armados con 2.000 cañones  y  casi  27.000 hombres. Después de varios días de asedio  y de asaltar con éxito varias fortificaciones  españolas, los ingleses intentaron la toma del Castillo de San Felipe de Barajas. La conquista de esta plaza era imprescindible para los intereses británicos, ya que les permitiría controlar  el puerto  más importante que la corona española poseía en  América y también era un punto  clave  para poder acceder al corazón de la ciudad. Por esa razón, el castillo también era conocido como la Llave de las Indias. Después de cinco días  disparando sus baterías sin cesar los ingleses, ya exhaustos, no lograron abrir brecha en las murallas del castillo, en parte, gracias a una asombra idea  de ingeniería  arquitectónica. Los merlones del castillo fueron  construidos de piedra arenisca y  en el interior se agregó material  más flexible formando un maleable cascajo. Si la bala del cañón rompía el merlón, el cascajo absorbía  la fuerza del impacto sin posibilidad de abrir brecha en la fortaleza.  También  se construyeron trincheras alrededor del castillo para subir la altura de las murallas y dificultar el asalto de los invasores.  El 20 de abril de 1741 los ingleses estaban siendo masacrados por los fusileros españoles  que disparaban, sin piedad,  desde las aspilleras. Los defensores esperaron el  momento más oportuno para salir del castillo y, a bayoneta calada, arremeter  contra los ingleses que salieron en desbandada.  España había vencido a Inglaterra. La fortificación erigida en lo alto del  cerro de San Lázaro había  sido clave para salvaguardar a Cartagena de Indias y para que España  siguiera dominado los océanos durante otra centuria.

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Autor

REDACCIÓN