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El 18 de julio de 1936, se llevó a efecto un levantamiento militar cuyos artificies fueron los generales: Emilio Mola, Gonzalo Queipo de Llano, Francisco Franco,  José Sanjurjo, Manuel Goded y  Miguel Cabanellas.

El gobierno español se hallaba en el quinto año de la Segunda República, y el día a día en las calles era insoportable, debido a la violencia inusitada del  denominado Frente Popular, el cual pretendía imponer por la fuerza de las armas una metamorfosis colectiva del pueblo español, con independencia de las creencias o ideales políticos o religiosos que tuviere cada uno. Se trataba pues, de imponer una dictadura comunista idéntica a la Unión Soviética de Lenin o Stalin. De hecho podía verse en Madrid inmensos carteles con las efigies de estos criminales, junto a la de Manuel Azaña.

La tan cacareada, legitimidad política la cual esgrimía el Frente Popular y demás población ignorante, era que se trataba de un Gobierno legítimo decidido por sufragio universal; como si las urnas constituyeran  “patente de corso” para matar personas, violar mujeres y niñas o profanar cadáveres de religiosos/as, cuyo unico delito era ser católico o simpatizar con la derecha del país.

En Febrero de 1936, pues; se celebran unas elecciones bajo el desgobierno de Portela Valladares, político, sin opinión, sin partido y sin Diputados. El 19 del mismo mes y año se crea un Gobierno del Frente Popular; la III Internacional presidido por Manuel Azaña.

Existía un temor a que las masas ensoberbecidas se “echaran” a la calle en mor de una “legitimidad” supuesta e hicieran imponer su voluntad a través de las armas y la perpetración de toda suerte de delitos y desmanes.

El periódico “Ahora” decía en su portada, “desde anoche gobierna en España el Frente Popular”.

El Frente Popular; (creado por el comunismo ruso), era un amalgama de personas, compuesto por toda suerte de sujetos de cualquier condición, ya fueren militares, milicianos, delincuentes, o gente ignorante y analfabeta, a la cual se les había lavado el cerebro con la teoría de que; “la culpa de todas sus desgracias y calamidades que les acontecían, era de los curas, de los empresarios y de la gente afin a la derecha”.

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Con este paradigma; la chusma salía a la calle a tomarse venganza contra cualquier persona con indiferencia del género o edad, que se encuadrara en la tipología comentada anteriormente. Asi ismo; ese clima de violencia y anarquía, propiciaba que se llevaran a efecto venganzas personales, por inquina o desprecio u odio, que determinados sujetos al amparo de una “legitimidad” como salvadores de la Republica, que se les había otorgado, pudiesen dar rienda suelta a sus más bajos instintos cometiendo toda suerte de atrocidades y salvajadas impensables  en un ser humano.

Asi las cosas eran frecuente el asalto y la quema de conventos, iglesias y establecimientos religiosos, asi como domicilios de personas vinculadas a la fe católica o a la derecha Española.

Para regocijarse más en el sufrimiento ajeno y generar mofa y escarnio en las personas víctimas de estos atropellos; llegaban incluso a desenterrar cadáveres, extraerlos de los ataúdes y exponerlos al público, de pie o apoyados en paredes entre risas histéricas e ingesta masiva de alcohol. También se vestían con las ropas de los religiosos y se hacían fotografías en estado de embriaguez haciendo cari gestos y mofas de lo más despreciable.

Las monjas eran violadas sexualmente, de manera corporal o con objetos y posteriormente ejecutadas y expuestas al público en una orgia de alcohol y sangre.

Robos, asesinatos, tiroteos, bombas, saqueos, daños, estragos, violaciones, profanaciones de sepulcros, quema de conventos e iglesias; constituían la tónica general del día a día del Frente Popular en España.

El Frente Popular se pergeño, tras las elecciones fraudulentas de 1936, donde los comunistas tienen dispuesto crear un “mantra”; en todas las clases sociales a través de campañas de división de la sociedad; “los culpables son los fascistas” y  fascistas para ellos era  hacer referencia a “cualquier persona que no comulgase  con esa legión de haraganes y asesinos”.

La industria del odio creada por el Frente Popular.

142 iglesias fueron incendiadas, fueron asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos y 283 religiosas, muchas de éstas, además, violadas.

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Un genocidio en toda regla

Los canonizados y beatificados hasta ahora son sólo una pequeña parte de esos 6.832 mártires, a los que habría que añadir miles de laicos católicos que fueron igualmente asesinados por razón de su fe: hasta ahora 11 de ellos han sido canonizados y 1.001 beatificados, 1.523 hoy día.

 La Real Academia Española define genocidio de la siguiente forma: “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.”

De no ser por el alzamiento, además de que el genocidio hubiera alcanzado limites inimaginables, en relación con la Iglesia Católica “¡¡no hubiera quedado en pie ni una pila bautismal!!”.

Las preguntas que debemos hacernos es la siguiente: ¿Cuándo los asesinos son de izquierdas y cometen toda suerte de atrocidades y una parte de la sociedad (media España) decide defenderse se llama golpe de estado?…. ¿Y cuándo una parte de una sociedad determinada decide subvertir el orden establecido porque lo considera un gobierno  tiránico; se llama revolución?….. ¿Qué tomadura de pelo es esta?..

Los militares que se alzaron realizaron un acto de legítima defensa ante tamaño “genocidio”, que hasta el día de hoy no se ha reconocido como tal.

Todo ello sucedió con la desidia, pasividad e inacción del gobierno “legitimo” de la Republica.

¿Puede haber alguien tan analfabeto que crea que si el gobierno de la Republica hubiera tomado cartas en el asunto, hubiera puesto fin a esa barbarie, sa habría producido de igual forma el alzamiento?…

Si es asi que se lo haga mirar.

Andrés CR

Delegado en Barcelona de la  FNFF.

Autor

REDACCIÓN