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Considerando, que es del todo necesario informar a la opinión publica desconocedora por ignorancia unas veces, por desinterés otras y las más por “abducción”  a través del mantra establecido y repetido hasta la extenuación “Golpe de Estado de 1936”; se hace necesario mostrar a  luz pública, informaciones, datos, documentos etc., con la finalidad de que se conozca la verdad, sobre las causas y el desencadenante  de la contienda española de 1936.

La “Causa Genera 1943 Ministerio de Justicia”, está al alcance de quien quiera leerla, escaneada, con las correspondientes imágenes y reseñas tipográficas, de números de documentos, acreditados todos ellos, tanto testifical como documentalmente.

Asi pues, a lo largo de estas entregas, con la inestimable ayuda y apoyo de El Correo De España, pretendo dispensar, retazos, fracciones, escritos, lugares, fechas, direcciones etc.;  del mayor fondo documental existente aun a día de hoy que es la “Causa General de 1943, Ministerio De Justicia”; con el fin de facilitar una lectura más breve, progresiva y accesible; del que paso a reproducir su octava parte  de manera textual en cursiva:

Abandonados por los sacerdotes y religiosos de todo orden sus hábitos y vestiduras talares para disimular su personalidad, las milicias rojas extreman su celo, con el fin de descubrir a las personas de aspecto eclesiástico para detenerlas y asesinarlas ; así, por ejemplo , las Religiosas Adoratrices Sor Felisa González y Sor Petronila Hornedo Huidobro, que se vieron obligadas a abandonar su convento de Guadalajara y marchar disfrazadas a Madrid ; a su llegada a la estación de Atocha, el 13 de agosto de 1936, fueron detenidas en la «checa» de dicha Estación, en unión de D . José Luis Hornedo Huidobro, hermano de Sor Petronila, y asesinados seguidamente, habiendo aparecido los cadáveres en un descampado de la calle de Méndez Álvaro, próximo a la Estación, el día 31 de agosto, siendo fotografiados los cadáveres de ambas religiosas en el Depósito Judicial el mencionado día 31 .

Documentos números 20 y 21.) En la misma Estación de Atocha, y también en el mes de agosto del mencionado año, las milicias de aquella «checa , derribaron a tiros, en uno de los andenes, a dos hombres señalados como religiosos, que trataban de subir a un tren ; como una de las víctimas diese aún señales de vida, el médico de la Estación, D . Pedro de Retes , hizo conducir al herido al Servicio Sanitario, donde le prestó asistencia facultativa, teniendo que sobreponerse dicho médico, en unión de su compañero, el Dr. Eduardo Varela de Seijas, a la furia de los asesinos , que trataban de rematar al herido, el cual fue conducido por unos camilleros al Hospital General.

La barbarie roja no se recató en la comisión de sus crímenes al ejecutarlos en el mismo casco de la población de Madrid, siendo muerto a tiros en plena calle de María de Molina un Hermano de la Compañía de Jesús, llamado José Montero, sobre cuyo cadáver se colocó un letrero, que decía: «Soy Jesuita», lo que motivó que grupos extremistas corrieran a verle y le escarnecieran, permaneciendo en la calle el cadáver durante bastantes horas.

Estos crímenes se repiten sin cesar en las distintas provincias sometidas al dominio rojo, y así en Lérida—donde fueron condenados y ejecutados numerosos religiosos—, el Hermano Domingo María, llamado en el siglo Jesús Merino Albéniz, que llevaba cinco años enfermo de mal de Pott, que le retenía en la cama, cubierto de llagas , fue sacado del Hospital de la Cruz Roja de Balaguer, al que había sido trasladado, y conducido por los marxistas desde dicho Hospital, en el mismo colchón donde estaba acostado, al cementerio del pueblo, en cuyo lugar fue rociada la colchoneta con gasolina, a la que prendieron fuego , muriendo la víctima abrasada .

En Toledo, además de los numerosos sacerdotes y religiosos asesinados, fueron muertos también todos los canónigos de la Santa Iglesia Catedral que las milicias rojas pudieron hallar. Estos miembros del Cabildo de la Iglesia Catedral de Toledo, que en número de doce fueron víctimas de la persecución frente populista, son los siguientes:
D. Inocente Arnaz Moreno, de cincuenta y cuatro años.
D. Valentín Covisa Calleja, de sesenta y nueve años.
D. Vidal Díaz Cordobés, de sesenta y cuatro años.

Arturo Fernández Varquero, de cincuenta y cinco años.
D. Juan González Mateo, de cincuenta y dos años.
D. Ramiro Herrera Córdoba, de setenta y cuatro años.
D. Joaquín de Lamadrid Arespacochaga, de setenta y
seis años.
D. Rafael Martínez Vega, de cincuenta años.
D. Ildefonso Montero Díaz, de cincuenta y tres años.
D. Calixto Paniagua Huecas.
D. José Polo Benito, de cincuenta y seis años; y
D. José Rodríguez García Moreno, de cincuenta años.

En el pueblo de Daimiel (Ciudad Real), el Sacerdote don Bernardino Atochero López fue obligado a cavar la fosa donde se le había de enterrar y, herido por un disparo, fue arrojado con vida al fondo de la sepultura, volviendo los milicianos a disparar sobre él sin producirle tampoco la muerte, arrojándole entonces una esportilla de cal; enterrado con la cabeza fuera de tierra, fue rematado a puntapiés.

En el Convento de Religiosos de la Merced, de Jaén, el 20 de julio de 1936, fecha del asalto al mismo por las turbas rojas, es asesinada la mayor parte de la Comunidad dentro del recinto del Convento, siendo arrojados los cadáveres de los Padres Santos Rodríguez, Laureano de Frutos, Jenaro Millán y del Hermano Eduardo Gómez, a un carro de basura que los paseó por las calles de Jaén.

No se limitó la persecución a los Ministros de la Religión , sino que con idéntico encono alcanzó a los seglares que por sus sentimientos católicos formaban parte de Congregaciones o Agrupaciones piadosas de fieles, cuyos ficheros fueron a parar a las milicias y «checas», que los utilizaron para orientar la campaña de aniquilamiento emprendidas .

Acción Católica de España, la Adoración Nocturna y otras entidades análogas, vieron asaltados y saqueados sus Centros, y sus miembros fueron despiadadamente perseguidos. En Madrid, entre otros muchos casos, se encuentra el de la Asociación de la Virgen Milagrosa, cuyas listas de congregantes cayeron en poder del Círculo socialista del Norte, que asesinó por ese solo motivo a cuántos de ellos pudo hallar, siendo las víctimas el Tesorero de la Junta D . Agustín Fernández Vázquez, de profesión cartero; D. Felipe Basauri Altube, D. Martín Izquierdo Vasallo, Mayordomo, D. Eduardo Campos D. José Garvi Calvente y otros.

Sacrilegios y profanaciones. A partir del asalto de las turbas rojas de los conventos e iglesias, fue corriente en las calles de Madrid y en las demás poblaciones sometidas al poder marxista, el espectáculo de facinerosos armados revestidos con ornamentos sagrados, haciendo remedo de los actos litúrgicos, celebrándose simulacros de bodas católicas, como el que apareció en una fotografía publicada en el periódico Ahora, en su página sexta del número 1 .809, de 11 de octubre de 1936. (Documento número 22.)

Se cometen los más atroces sacrilegios, debiéndose recordar, entre los realizados en Madrid, el de la imagen del Niño Jesús , que fue vestido de miliciano, colocándole a la puerta de la iglesia de San José, ostentando dos enormes pistolas . En el Convento de Religiosas del Culto Eucarístico, de la calle de Blanca de Navarra, fueron pisoteadas las Formas por los asaltantes, y cuando ante el Comité de Sangre de El Pardo (Madrid), comparecía D. Cipriano Martínez Gil,

 Párroco de aquel pueblo, uno de los milicianos rojos empleaba un vaso sagrado para afeitarse, en el mismo local en que los dirigentes marxistas, en estado de embriaguez, juzgaban al sacerdote, que fue condenado a muerte y ejecutado.

En la iglesia del Carmen se celebraban parodias del Santo Sacrificio de la Misa y de funerales, desenterrando las momias del cementerio religioso que en dicha iglesia existía, profanándolas en la forma que aparece en el anexo documental. (Documento número 23.).

De la misma manera, en Barcelona, son expuestas al público las momias profanadas por los marxistas, que desenterraron las que existían en el Convento de las Salesas del Paseo de San Juan. (Documento número 24.) Es digno de mención el sacrilegio llevado a efecto en la iglesia de los Dominicos, de Valencia, incautada por el Frente Popular, y donde se efectuaron representaciones teatrales como la publicada en el periódico rojo Ahora del 22 de septiembre de 1936. (Documento número 25.)

En Alcázar de San Juan (Ciudad Real), las turbas rojas se apoderaron de las Sagradas Formas, que se comieron, haciendo simulacro de la Sagrada Comunión, entre burlas y blasfemias. Con la Patrona de la capital, la Santísima Virgen del Prado, se cometió el sacrilegio de fingir casarla con un hombre, y terminada que fue la profanación la arrojaron desde el lugar donde estaba situada a gran altura del altar al suelo del templo, donde terminaron de destrozarla.

El conocido escritor pornográfico, públicamente calificado de homosexual, Álvaro Retana, dirigió al Jefe del S. I. M. rojo, Ángel Pedrero, una carta en la que decía textualmente: «Necesito una custodia grande, para incrustarla por un lado un reloj y por el otro un retrato de “La Chelito»; un cáliz para poner tres rosas con los tres colores de la bandera republicana; una imagen del Niño Jesús, para vestirlo  de miliciano, con su fusil al hombro». Los objetos sagrados reclamados por Retana le fueron entregados por la Autoridad del Frente Popular y fueron hallados en el domicilio de dicho individuo, terminada ya la guerra civil, apareciendo las casullas, cálices y custodias, mezcladas, con propósito de escarnio, con pinturas y retratos inmorales .
Destrucciones y saqueos. Todas las iglesias de la Diócesis de Madrid y su provincia fueron por el Frente Popular, habiendo interiormente desmanteladas desaparecido de ellas altares, retablos e imágenes, que fueron sustituí das por retratos de Stalin y cabecillas rojos españoles ; sin embargo, de estas destrucciones se exceptúan las iglesias de San Francisco el Gran dé, la Encarnación y las Descalzas Reales, por la razón de que las tres eran propiedad del Estado, y las iglesias de las Calatravas, San José y San Luis Gonzaga, de las calles de Alcalá y Zorrilla
respectivamente , las que, salvo algún sacrilegio aislado, fueron respetadas por su céntrico emplazamiento y con el fin de aparentar los dirigentes rojos una salvaguardia que nunca se practicó y, sobre todo, para ofrecer al extranjero, cuando hubiese necesidad de ello, una muestra de protección a la Iglesia católica.

El Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, del Cerro de los Ángeles, centro geográfico de España, lugar de peregrinaciones, después de ser asaltados los edificios religiosos que le circundaban, fue volado con dinamita el 7 de agosto de 1936, al cabo de varios días de trabajo en la confección de barrenos, con máquinas perforadoras, labor interrumpida a veces para que los piquetes de milicianos simularan  el fusilamiento de la imagen. La tradicional denominación española del Cerro de los Ángeles fue sustituida por la de Cerro Rojo. (Documentos números 26 y 27.)

En Castellón de la llana, en los primeros días de agosto de 1936, las turbas asaltaron la iglesia arciprestal de Santa María, Monumento nacional, quemando en una hoguera todas las imágenes y objetos sagrados, así como los documentos de los archivos de la iglesia y de la abadía, quedando destruidas también una colección de pinturas de los siglos XVII y XVIII. Después de alguna discusión entre ciertos organismos rojos, el Ayuntamiento acuerda, en sesión plenaria, la demolición del templo, y el Comité Local de la C. N. T. en un escrito de tonos soeces, de 25 de mayo de 1937, se solidariza con el Ayuntamiento en su propósito de destrucción de la iglesia, que se lleva a efecto. (Documentos números 28 a 30.)

Simultáneamente a la labor destructora tiene lugar la  de saqueo, y así, en la Catedral de San Isidro, de Madrid, se apoderan las milicias marxistas de cuatro lienzos de Arellano, cuadro central de «La Inmaculada», de Alonso Cano; «El Paso de la Caída», de Alfaro; «Retablos de San Francisco de Borja», de Francisco Ricci . ; «Retablos», de Herrero el Mozo y Pedro de Mena, desapareciendo, como consecuencia del incendio provocado por las turbas rojas, los famosos frescos pintados por Coya, Claudio Coello, Jiménez Donoso, Sebastián Herrera, etc. , quedando el interior de la Catedral totalmente destruido .

(Documento número 3r.) El Palacio del Obispo de Madrid fue también asaltado por las turbas, que se apropiaron de cuantos objetos de valor existían en el mismo. (Documento número 32.) Las milicias rojas no solamente sustrajeron las imágenes y objetos de culto existentes en los templos, sino también en domicilios particulares, como el Palacio del Marqués de Cortina, donde hallaron valiosísimas imágenes. (Documento número 33.)

Del Real Monasterio de El Escorial fueron robadas las siguientes obras pictóricas, entre otras muchas : El cuadro «El Descendimiento», de Van der Veyden ; siete óleos del Greco, un Velázquez y varias obras de Tiziano, Tintoretto y Ribera ; dos mil quinientos manuscritos preciadísimos de su Biblioteca, entre ellos el famoso Códice Áureo » y el «Ovetense», del siglo xvii ; los autógrafos de Santa Teresa ; la Custodia llamada de «Las Espigas»», y la de la Sagrada Forma, que regaló Isabel II, y gran cantidad de tapices de enorme valor ; algunas de estas obras han sido recuperadas después de la total liberación de España, en Figueras (Gerona), donde habían sido trasladadas por el Gobierno marxista en su huida con dirección al Extranjero.

En Valencia, ciento cuarenta y ocho pueblos de su provincia sufrieron las consecuencias de destrucciones y saqueos de sus iglesias, donde se robaron cuadros de gran mérito artístico y de notable antigüedad, con una valoración de ciento seis millones de pesetas.

En Jaén, la magnífica iglesia tipo basilical quedó total mente destrozada y destruida sus imágenes y demás objetos de culto, ocurriendo lo mismo con la Catedral de Sigüenza. En Toledo, los rojos se apoderaron de la mayor parte del tesoro artístico de la Catedral, realizándose este saqueo el 4 de septiembre de 1936 por orden del entonces Presidente del Consejo de Ministros D. José Giral. (Documento número 34 y 35.)


Asesinos del Frente Popular posan con un cadáver profanado.

La rápida liberación de Toledo impidió la pérdida de otras joyas valiosas, como la célebre Custodia de Enrique de Arfe, que ya estaba desmontada, estando también descolgados, para llevárselos, los cuadros que atesora la Catedral.
Al liberarse Toledo, habían desaparecido de la Catedral todos los objetos que figuran en el acta anexa, siendo los más notables : Las dos coronas de la Virgen del Sagrario, valorada una de ellas en medio millón de pesetas y otra en doscientas cincuenta mil la bandeja de plata repujada del «Rapto de las Sabinas Del (siglo XVII, tasada en un millón de pesetas ; superhumeral de la Virgen, valorado en seiscientas mil pesetas ; un manto de la Virgen del Sagrario, del siglo XVIII, con perlas, valorado en millón y medio de pesetas ; dos caídas del manto de la Virgen, tasadas en cuatrocientas mil pesetas ; los tres tomos de la Biblia de San Luis, correspondientes al arte gótico, de un valor incalculable .

La devastación alcanzó a los demás conventos de la ciudad y pueblos de la provincia, pudiendo señalarse por vía de ejemplo el caso del pueblo de Esquivias, de donde las milicias rojas se llevaron autógrafos de Santa Teresa y Sor María de Agreda y libros de partidas de los años 1578 a 1607, que contenían el matrimonio de don Miguel de Cervantes con doña Catalina de Palacios. También en Ciudad Real, como en las demás provincias por donde pasó el terror marxista, todo el patrimonio artístico-religioso fue destrozado por las turbas, y el de más extraordinario valor económico fue hecho desaparecer por los dirigentes marxistas. Aparte de joyas artístico-religiosas de incalculable valor, destrozadas unas y expo liadas otras, puede señalarse como caso relevante la expoliación del tesoro de la Virgen del Prado, de Ciudad Real, en el que figuraba un portapaz del artífice Becerril, valorado en un millón de pesetas, y que había sido exhibido en la Exposición Iberoamericana de Sevilla.

En la Región catalana, las depredaciones del tesoro artístico-religioso, debidas a la barbarie de las turbas o a la rapiña de los dirigentes frente populistas, que las sustrajeron en su provecho, revisten los mismos caracteres que en el resto de España; así en la Diócesis de Vich, la Iglesia Catedral fue incendiada y saqueada a partir del día 21 de julio de 1936; toda la Catedral, menos la bóveda, estaba decorada con pinturas del renombrado artista D. José María Sert, importando tan sólo los materiales de estas pinturas, prescindiendo de su gran valor artístico, setecientas cincuenta mil pesetas .
Entre otras muchas joyas, se apoderaron los asaltantes de una Custodia del siglo xv y
de un Copón del siglo XIV valorados ambos en un millón de pesetas, habiendo sido la Custodia fundida y convertida en chatarra. Fue parcialmente destruido el Palacio Episcopal; las turbas le invadieron el día 21 de julio de 1936, y lo incendiaron, comenzando por el archivo de la «Mensa Episcopal» y «Curia Eclesiástica», de incalculable valor, que poseía pergaminos y documentos que se remontaban al siglo IX y que se han perdido en su totalidad.

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