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Este es el día de la espera junto a María de lo que se tenía que cumplir en Jesucristo:
¨Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.¨ (Juan 5,17-18)
Nada absolutamente puede impedir que Cristo trabaje. ¨Ayer¨ Jesús murió a la hora nona, al atardecer, entre dos luces:
¨El año segundo de la salida de Egipto, el mes primero, dijo el Señor a Moisés, en el desierto del Sinaí: «Los hijos de Israel han de celebrar la Pascua a su tiempo. La celebraréis el día catorce de este mes, entre dos luces, a su tiempo, y según todos sus ritos y ceremonias». Moisés mandó a los hijos de Israel celebrar la Pascua. Ellos la celebraron en el desierto del Sinaí el día catorce del mes primero, entre dos luces. Los hijos de Israel lo hicieron según había mandado el Señor a Moisés.¨ (Números 9,1-5)
Eso es entre dos días, como los días de la creación y así se hacía en Israel, el atardecer era ya parte del día siguiente:
¨Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto… Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto… Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto¨
¨Y habiendo concluido en el séptimo día la obra que había hecho, descansó en ese día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo el día séptimo y lo declaro santo.¨ (Gn 2,1-3)
Estamos acostumbrados a oír que Jesucristo murió como un maldito y un fracasado, y esto es solo la percepción de los discípulos y que es la muerte de los que no tienen la protección de Dios por así decirlo, pero ese día Dios lo declaró Santo. La obra profética de la Creación culminó aquel día, entre el día sexto y el día séptimo a la hora nona, las tres de la tarde, en la Cruz, al exhalar el Espíritu todo estaba cumplido. O estaría cumplido, de no ser, porque la revelación en Cristo y su nueva y eterna Alianza en su Cuerpo y su Sangre, actualiza en la Eucaristía ese día ¨séptimo¨, pero en realidad es el octavo lo que celebra, la Resurrección, día del Señor. En la liturgia eucarística esta todo, la eternidad del tiempo donde se juntan cielo y tierra.
Pasó una tarde y una mañana día sexto. En 6 días todo queda creado y finalizado, recordemos que se crea en ese último día: ¨Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó¨ y como fue: ¨Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán¨. Ese sexto día llega hasta hoy, aunque se nos ha revelado su culminación en Cristo y su Iglesia el significado del séptimo día: La creación de su iglesia la nueva Eva mientras ¨dormía¨. El octavo día es la resurrección del día final, cuando se glorifique nuestro cuerpo.
Jesús muere en la cruz, realmente Jesús (el Templo) es destruido durante todo el viernes entre dos luces, hasta la hora nona que empieza (según el génesis) el día siguiente y entra en el descanso de Dios y es a partir de esa hora el día séptimo. Aunque no contaban el principio de ese día hasta el atardecer, pues dos luces las entendían como la puesta del sol, pero fijaros que curioso que la Iglesia considera La eucaristía del sábado solo por la mañana y a partir de la hora nona ya solo se puede celebrar misa de Domingo.
Es muy difícil hacer coincidir un calendario lunar hebreo con uno solar actual, no había ni viernes ni jueves, estaban los días enumerados del 1 al 7. El 14 de Nisan a hora nona sería el sábado (aquí hay discusión, de que hora del atardecer sería el día siguiente, unos dicen las 18: otros las 20:00) y resucitó un 17 de Nisan. El Domingo no existía aún, y sería el octavo día eterno sin ocaso en la humanidad resucitada y glorificada de Jesucristo. Resucita un día que no existe, por eso se mantiene el Sabat día séptimo, pero se añade un octavo: el Domingo. El 1º día deja de existir o pasaría a llamarse Domingo, 2º,3º,4º,5º,6º, sábado. Hoy esos días tienen nombres paganos excepto el sábado y el domingo. Y por los relatos evangélicos parece como si se adelantara unas horas del octavo día para resucitar, tal vez desde que destruyeron el Templo a la hora sexta cuente, o tal vez en un día eterno no hay horas ni tiempo, la cuestión es que cumplió los 3 días y las 3 noches pues alba o albores son los comienzos: la nueva humanidad resucitada en Cristo. Esto lo celebramos hoy en la Vigilia Pascual, donde nos adelantamos más todavía y dependiendo del sitio la celebración acaba entre las 2 o 4 de la madrugada. Y nos felicitamos y proclamamos ¡ha Resucitado! Esto sucedió como primicia:
¨Hijo de hombre: ¿Podrán revivir estos huesos?». Yo respondí: «Señor, Dios mío, tú lo sabes». Él me dijo: «Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: “¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo mismo infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis. Pondré sobre vosotros los tendones, haré crecer la carne, extenderé sobre ella la piel, os infundiré espíritu y viviréis. Y comprenderéis que yo soy el Señor”». Yo profeticé como me había ordenado, y mientras hablaba se oyó un estruendo y los huesos se unieron entre sí. Vi sobre ellos los tendones, la carne había crecido y la piel la recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: «Conjura al espíritu, conjúralo, hijo de hombre, y di al espíritu: “Esto dice el Señor Dios: Ven de los cuatro vientos, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan”». Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable. Y me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: “Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, ha perecido, estamos perdidos”. Por eso profetiza y diles: “Esto dice el Señor Dios: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío, comprenderéis que soy el Señor. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestra tierra y comprenderéis que yo, el Señor, lo digo y lo hago” –oráculo del Señor–». (Ezequiel 37,3-14)
¨Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.¨ (Mateo 27,51-53)
Dios está declarando a su Iglesia Santa. Hoy es sábado ¿qué hace tres días Cristo en el lugar de los muertos?¨:
¨Porque también Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios. Muerto en la carne pero vivificado en el Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia de Dios aguardaba, en los días de Noé¨ (1Pedro 3,18-20)
Hoy meditamos la infinita misericordia de Dios y su bondad, el precio que pagó por aquellas almas desobedientes y las futuras. No todos los que perecieron bajo el diluvio eran absolutamente culpables o si lo eran, no eran tan culpables, porque aún no se había derramado la sangre de Dios. Este es un apartado teológico con poco desarrollo, aunque está presente en el evangelio: ¨Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad.¨
Anunció el evangelio a los que habían muerto antes que Él, la Palabra de Dios no la calla ni la muerte. Un anuncio que es un misterio en el que no se puede profundizar ni comprender, pues no llevaría a ningún sitio, pero como digo, nos hace ver la misericordia de Dios que baja a por Adán y Eva y posiblemente le anuncia a Caín una última oportunidad. Eso ya no sucede hoy, porque Cristo no puede volver a crucificarse, no volverá a morir, no puede y si aún vive crucificado en la Eucaristía, es para que se ¨muera¨ ya, morir al pecado y vivir para Él; muerto ahora, tiene en cuenta tu debilidad y te predica en La Eucaristía. Eso significa Bautismo, muerte o sepultura bajo el agua de la limpieza y misericordia de Dios que brota de su costado. El volverá el día del juicio final. Hoy en el momento de la muerte ya las alegrías del cielo o las penas del infierno, gracias a Dios está el purgatorio, una situación que el alma puede aún purificarse, pero que realmente ha muerto en gracia de Dios. No podemos desaprovechar todas las oportunidades de la gracia ni perder el tiempo rechazando a Dios, no podemos ir contra la razón que Dios nos ha dado para reflexionar y pensar sobre la realidad y la ciencia, las leyes de la naturaleza, la antropología, no podremos decir que no teníamos ya todos los medios naturales para la salvación, nuestro corazón y la razón, la realidad y la ciencia. Él sigue trabajando. El sábado curaba enfermos y resucitaba muertos, porque:
¨Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado»¨ (Mateo 12,6-8)
Él ha bajado a dar vida a los inocentes, a los que habían sufrido un juicio falso y una falsa condena por ser sus mensajeros y voceros; ha bajado a por los suyos a por los que son de Dios y a él tenían que volver; ha bajado a por los justos al lugar de los muertos, a rescatar toda la sangre inocente desde Abel hasta Juan el bautista y Lázaro el último en ser asesinado. Quien diga ¿Dónde está Dios? esa es la respuesta, él está en la última palabra y en los últimos acontecimientos. Y que es Señor del sábado significa esto, es Señor de la Resurrección. Y la obra de Dios tenía que ser ejercida de manera profética el día séptimo, el día de paz, descanso, reconciliación, restauración y conversión que da paso al día octavo, día sin ocaso, el día eterno donde la humanidad entraría en su descanso, en el descanso de Dios. Por eso ¨les decía: El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado¨. El sábado se hizo para descansar en Dios, porque todo el trabajo de Dios y el ¨Hijo del Hombre¨ es para que el hombre entre en el descanso preparado. Por eso el hombre trabaja para su descanso para el día de su muerte, o lo que es lo mismo: el hombre no se hizo para su descanso sino para el descaso en Dios, a él todos nuestros afanes. Por eso ¨el Hijo del hombre es señor también del sábado¨ el entra y nos muestra el camino es Señor de la vida y la resurrección que se administraba bajo el Perdón, como así hizo de manera reiterada ¨yo perdono tus pecados¨ ¨moriréis en vuestros pecados¨, ¨Lázaro sal del sepulcro¨, ¨toma tu camilla y echa a andar¨, ¨vete y no peques más¨, ¨yo tampoco te condeno¨, ¨recobra la vista¨… todo esto en sábado día de la restauración universal. Como está en el génesis:
¨Y habiendo concluido en el séptimo día la obra que había hecho, descansó en ese día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo el día séptimo y lo declaro santo.¨ (Gn 2,1-3)
Allí esperaban la resurrección de los muertos en el último día:
¨Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección en el último día». Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre¨ (Juan 11,24-26)
¨Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.¨(Juan 5,19-29)
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