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Un día me llamó mi amigo»Don Torcuato» (mencionar a Torcuato Fernández Miranda durante la primera Transición era mencionar a Dios…¡y no era para menos») y me sugirió que reuniese a los distintos Líderes de las varias Derechas que había por aquellos días, pues estaba dispuesto a volver a la política si se formaba una gran coalición o un gran y único Partido. ( corría el año 1979 y Don Torcuato ya había roto con Suárez y se había alejado del Rey, su alumno). Naturalmente, me puse a ello y tras muchas entrevistas, mucho teléfono y algunos enfados conseguí sentar a una misma mesa a D. Manuel Fraga (AP), D. Blas Piñar (FN), D. Federico Silva (DDE), D.Gonzalo Fernández de la Mora UNE), D.Manuel Cantarero del  Castillo (RSE), D.Luis Jaúdenes (DRA), D. Jesús Barros de Lis (UDC), D.Cruz Martínez Esteruelas (UN), D. Pio Cabanillas Gallas (PL), D. José María de Areilza (RE)… y alguno más que se me queda en el baúl… ¡Un milagro!!. La flor y nata de la Derecha española (en realidad, con militantes dos, Piñar, el que más por entonces, y Fraga)… Y como el que invitaba era «El Imparcial» y yo era el Director del diario de moda, pues fui yo el que expuso el motivo de la comida, aunque de entrada tuve que pedir algunos perdones por haberles ocultado la presencia de otros comensales (normal, si no se hablaban)… Y aquello fue la guerra de Troya, ya que, de entrada, Don Blas tachó de traidores a los que habiendo sido Ministros o Altos cargos con Franco ahora se mostraran «demócratas de toda la vida»… ¿Traidor yo? ¡Traidor será el que usando como bandera al Dictador se está haciendo rico con su notaría! (era Fraga y de pie, desafiante, como siempre). Por contra el ambiente se tranquilizó cuando el gallego Don Pío contó la anécdota aquella del asturiano que después de llevar 5 años trabajando en un comercio de productos de la «Madre Patria» se presentó en el Consulado para arreglar sus papeles de vuelta a España… «Pero, coño, un asturiano como tú que lleva 5 años de empleado y no se ha hecho el amo del negocio…eso es muy raro»/ «Pues no, porque resulta que el amo es gallego»…

                  En resumen, que la comida para la Unión casi termina en Guerra Civil, pues cada vez que hablaba uno de los gallos se encendían hasta los tenedores y si hablaban el talleyrand Areilza o el fouché Cabanillas o Su Eminencia D. Federico daban ganas de irse a Roma. Así que cuando le rendí cuentas al «Cerebro» Miranda dio un portazo y se marchó a morir a Londres… y mejor es no hablar del resultado de las urnas del 79 donde fueron barridos. ¡¡La Unión Imposible !!.

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REDACCIÓN