22/11/2024 07:37
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«Y no esperéis que os salve, una vez más,
 el Ejército: el general Franco ha dicho que  
 hay que respetar lo que salga de las urnas» 
            «O ESPAÑA O RUSIA»
            «La Nación» fue un periódico que nació en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, promovido por los monárquicos y con un lema político: «Justicia, Paz y Trabajo». Bajo la dirección de Manuel Delgado Barreto llegó a ser uno de los periódicos de aquella España convulsa, sobre todo cuando caída la Monarquía y proclamada la Segunda República se declaró oficialmente como órgano de la Unión Monárquica Nacional. Tanto, que muchos de los lectores de ABC se fueron pasando pasando a sus filas y tuvo como colaboradores importantes a Ramiro de Maeztu, José Antonio Primo de Rivera, Pemán, Calvo Sotelo, Alonso Quijano, César de Alda (César González Ruano), Francisco Gaudin (Pérez de Ayala), Gonzalo Latorre y otros más.
             Y a partir de 1934 se convirtió en el arma propagandista del Bloque Nacionalya liderado por Calvo Sotelo. Desde ese año, y más desde la Revolución marxista de 1934, sus contenidos se radicalizaron contra el avance comunista y luego contra el Frente Popular. Aunque su objetivo principal, desde el año 35 y hasta las elecciones del 36 fue despertar y movilizar a los grupos derechistas con el objetivo de frenar el avance «rojo» y fueron numerosos dedicados a la necesidad de salvar a España de la hecatombe y estar en sitio con la esperanza puesta en Dios y en la Patria.
                    Las muertes, asesinatos, quema de iglesias y persecuciones se convirtieron para el diario en su principal arma política y de propaganda, llegando a ser el tema preferido durante la campaña electoral de febrero del 36, con una obsesión: despertar a la España dormida, comodona y cobarde y hacerles que reaccionaran y se echaran a la calle para defenderse contra lo que ya se veía triunfante: la Dictadura del Proletariado. Naturalmente, el 18 de julio, tanto la Redacción como los talleres donde se imprimía el periódico fueron incenadas y destruídas. «La Nación» no volvió a salir.
                      Precisamente fue en unas páginas especiales que sacó días antes de las elecciones que le dieron el triunfo al «Frente Popular», donde encontré una entrevista que le hacía el colaborador César de Alda (que no era otro que el famoso ya por entonces César González Ruano) a D. José Calvo Sotelo, que se presentaba como candidato del Bloque Nacional, y yo tomé notas en la Hemeroteca Municipal de Madrid el año 1963… entrevista que cuando hace unos años quise recuperarla íntegra para mi libro «Los socialistas rompen las urnas» había desaparecido.
                Por tanto, hoy, sólo puedo reproducir las notas que entonces tomé.
         —  Señor Calvo Sotelo  –pregunta el periodista– el próximo día se celebran, por fin, las elecciones ¿qué espera usted de las urnas?
         — Desgraciadamente, nada bueno
     — ¿Y eso?  ¿tan mal ve las cosas?.
         —  Mire usted, amigo César, qué podemos esperar si el socialista Largo Caballero ha dicho, y está diciendo durante la campaña electoral, que si ganan implantarán la Dictadura del Proletariado y si pierden provocarán la Guerra Civil.
               — Bueno, Don José, también el  Sr. Gil Robles está diciendo que contra la violencia sólo cabe violencia.
               —  Sí, eso es verdad, y yo también lo digo, pero hay una gran diferencia entre ellos y nosotros: ellos cumplen lo que dicenporque están obsesionados con Rusia y dirigidos, aunque sea a distancia, por Stalin, y a nosotros, las Derechas, se nos va la fuerza por la bocaEllos sueñan con la Dictadura del Proletariado y nosotros sólo aspiramos a que España siga siendo España, que haya paz y ttrabajo para todos, orden y seguridad, justicia y Gobiernos serios.
               — No me va usted a decir, Sr. Calvo Sotelo, que ellos son los malos y ustedes los buenos.
               —  Pues no, no se lo voy a decir porque eso no es lo que pienso. Mire, César, usted sabe bien que parte de mi exilio la  he pasado en Londres y ese sí es mi objetivo, o al menos mi deseo, vivir como viven los ingleses, con una Monarquía seria, con una Democracia, con trabajo, con orden y lo más valioso, con libertad.y derechos fundamentales.
 
                    — ¿Monarquía?…¡¡ Ú, ú, ú…!!  ¿Monarquía, aquí y ahora?… Si lo dice pierde las elecciones.
                   —  Por supuesto, que no lo voy a decir, ni lo pienso… Sé que la Monarquía se fue para no volver, al menos en muchos o muchísimos años… No, lo decía como mirando a un espejo.
                  — ¿Y usted cree, Sr. Calvo Sotelo, que Gil Robles va a conseguir los 300 que quiere?
                 — No, pero si le digo una cosa. Mejor dicho, y no se lo digo a usted, se lo digo a las Derechas, a esas gentes que sólo aspiran a vivir traquilos y en paz, y a la Iglesia y a los militares españoles…si no acuden a votar y le dejan al Frente Popular el triunfo se enterarán de lo que es el comunismo en el Poder…y más claro aún: aquí no hay ya más que: O calle hoy O paredón mañana. O España O Rusia.
                 — Hombre, por fín ha mencionado usted a los militares…
                 — ¿Es que los militares no son también españoles?
                —  Por favor, Sr. Calvo Sotelo, usted sabe muy bien a lo que me refiero, usted sabe que hablo
 de ese ruído de sables del que tanto se habla…
                 —  Pues, Don César de Alda, yo solo le voy a decir lo que ayer mismo me decía el genreal Franco.
                 — ¿Y qué le decía el Jefe del Alto Estado Mayor del Ejército?
                 —  Amigo Calvo Sotelo, las urnas, hay que vencer en las urnas.
                Y, desgraciadamente, no copíe más. Así que acaba la entrevista. Aunque recuerdo que era mucho más larga y que se hablaba de otras muchas cosas.
                       Sin embargo, yo sí quiero añadir algo. Porque lo que está pasando estos días con el Rey es lo más grave que ha pasado desde la muerte de Franco, incluso más grave qu el «23-F». La decisión del Presidente del Gobierno de prohibirle al Rey acudir a un acto institucional, las declaraciones de varios Ministros del Gobierno, el anuncio de los indultos a los golpistas catalanes,  la entrega de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado y…  todo ello demuestra que los socialistas,los comunistas y los separatistas ya han tomado la decisión de cargarse al Rey y la Monarquía, a la Constitución del 78 y a todo y todos los que no se pongan a su lado. Lo que quiere decir que estamos ante un verdadero golpe de Estado y que ha llegado la hora de que los que no estén de acuerdo (incluyenfo las Fuerzas Armadas y la Iglesia) se echen a la calle a defender el Régimen del 78 que tenemos y la España democrática que deseamos. O calle o Paredón. o España o Rusia. Esto es lo que hay… y recordad todos lo de la madre de Boabdil: «Llora, hijo mío, como mujer lo que no supiste defender como hombre»

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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