
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. A vino nuevo, odres nuevos. (Lc 5, 36-39)
El inicio de este año que llega 2025 se vislumbra determinante y sorpresivo. Los acontecimientos se suceden con mayor sentido de urgencia, acuciando los problemas con un destino que parece dirigirse hacia un embudo de insoportable presión, tamizando la mala voluntad de una humanidad cada vez más dependiente de sus errores, indiferencias y maldades. Una maldad de influencia mayor que enquista al conjunto humano que no es capaz de despertar hacia la conciencia de una dignidad solidaria. Son tiempos en que depende la supervivencia de unas decisiones erráticas con el conflicto nuclear en perspectiva, no obstante las amenazas son tan serias como para preocuparse ante el cariz belicoso de una geoestrategia laberíntica y conforme con la expectativa de una confrontación a escala mundial.
En tanto pretende pasar inadvertida la epatante manifestación OVNI que prolifera por el mundo a pesar de la discreción de lo humano que está desbordada por la multiplicación de eso que se pretende confundir con drones-¿Proyecto Blue Beam?-, en España un diablo al descubierto sigue maniobrando para practicar una destrucción sin límites como la provocada en Valencia. Y digo bien que la sospecha de las víctimas y de los españoles que conocen el percal criminal de Sánchez y su gobierno conformado por desalmados, se acrecienta cuanto más se sabe de la ocultación antes y después de la debacle que fue todo menos natural. Los coches arrasados se cuentan muy por encima de los cien mil y la población afectada en número de ochocientos mil. Las peticiones de ayuda estatal por fallecimiento se contabilizan en un número de 28.000… La sospecha de que no se haya ayudado efectivamente en la búsqueda de víctimas enterradas bajo el barro, el oscurantismo perpetuo desde que se produce la devastación y la ausencia de ayuda efectiva incluso rechazando la ofrecida internacionalmente, corrobora que el número de fallecidos es tan inmensamente dantesco que después de la maniobra de apertura de las presas, cuyas salvajes aguas destrozaron setenta municipios, optaron los criminales por encubrir la dimensión apocalíptica que se les escapó de las manos aun mostrando impiedad, la frialdad psicopática de una manada carroñera, aprovechando la muerte masiva para culminar el asalto a RTVE y continuar con los atropellos de codicia enferma y demoníaca que se apodera de este aquelarre de parásitos sin conciencia.
Pedro Sánchez es aborrecido por donde pasa y su psicopática trascendencia en las tragedias de España apuntan directamente a su responsabilidad, cuando no disimula su carácter criminal ni la ausencia de sentimientos de un repugnante narcisista, todavía protegido por la camarilla de delincuentes que se se nutre de sus tropelías delictivas. Respaldado por cobardes con uniformes que con la excusa de cumplir las órdenes son cómplices monstruosos de unos demonios sin entrañas, cuyas iniquidades no serían posibles sin la cómoda sumisión de quienes visten con deshonra sus responsabilidades morales. Este año 2025 va ser año de batallas contra el Mal y en España un tiempo decisivo para atar a una Bestia que no dudará en atacar con todo el juego sucio propio de quien sólo pierde cuando está muerto.
Con todos los desastres que se multiplicarán, con toda la iniquidad desatada, este año será el tremendo inicio del vaciado de un odre viejo, del vino pútrido que todo lo infecta, y se irá preparando otro odre nuevo donde el vino nuevo tenga su provecho. Que el Demonio se lleve cuanto antes a sus demonios, Sánchez incluido.
Sea como sea, que los limpios de conciencia encuentren revulsivo en estos tiempos extraños y la oportunidad de retornar a la Luz de entre las sombras que cubren el mundo. La vida es sólo un espacio consciente inmerso en un infinito de certezas divinas. Loado sea quien no se confunda con la oscuridad de los hombres y mire inequívocamente hacia Dios: el Norte de eternidad así se extravié la humanidad sin rumbo.
Feliz 2025 a quien lo merezca por la limpieza de su corazón y que cada cuál recoja, selectas y merecidas, sus siembras.
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