En mi despedida en Adviento, sólo deciros: ¡ Despertad del sueño, velad en la noche y sed vigilantes en todo tiempo! Por Daniel Ponce Alegre

Desde que se me comunicó el cierre de este Diario Digital, El Correo de España (exponer en estos momentos las razones de esa decisión nos desviaría de la razón de ser este artículo) estuve reflexionando sobre la idoneidad de mi último artículo.

La decisión, Dios mediante, ha sido determinada por el mismo motivo de mi primer artículo hace más de tres años, es decir, por mi formación teológica y por mi militancia política hispánica: Oficio Hispánico.

A querido la Divina Providencia, Nuestro Señor y Rey, Jesucristo (al que nada escapa, el que endereza lo torcido y al que las mentes pérfidas no pueden manipular) que el momento de esta despedida fuera el Tiempo de Adviento, Tiempo que da comienzo tras el último día del Calendario Litúrgico, la Festividad Solemne de Jesucristo, Rey del Universo.

Además de lo hasta ahora señalado, este último artículo en El Correo de España se va a publicar, Dios mediante, con vistas al 8 de Diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, Festividad también Solemne en toda la Iglesia Católica y, de manera muy especial, para la Hispanidad, Tierra de María Inmaculada, Patrona de la Infantería y de los Tercios Hispanos:

»Toda hermosa eres, amiga mía, y mancilla no hay en ti» leemos en El Cantar de los Cantares.  En Lc 1, 28 el ángel del Señor le dice a María: »Dios te salve llena de gracia».

Nunca olvide el lector, mi hermano y camarada, a la hora de entender el Nuevo Testamento, que los hechos que tuvieron

lugar en el Antiguo Testamento son figura del Nuevo.

El Sal 45:5, respecto a la Santificación del  Tabernáculo de Dios, se interpreta (desde la Tradición y el Magisterio de los Padres) como la santificación de la Iglesia y de la Madre de Dios,

Esposa y Cuerpo Místico de Cristo,

llamada Tabernáculo de Dios:

»En el Sol

puso su Tabernáculo». El Sol es Jesucristo y Él estuvo en Ella, María.

La

Bienaventurada Virgen María no recibió la Gracia de Dios, hasta que no fueron cumplidas

y concluidas las cosas oportunas, así las gozosas como las dolorosas, y tras ellas vinieron las gloriosas:

Tenga el lector muy presente este punto ahora y en este Tiempo.

Dios prepara y dispone a quienes elige para

algo, de modo que se hallen idóneos para lo que son elegidos:

Nos ha hecho

ministros idóneos y capacitados del Nuevo Testamento.

Si la

Bienaventurada Virgen María fue elegida por Dios para que fuese Madre de Dios,

y también  nosotros por Jesucristo en Ella, no debemos dudar de Dios cuando se nos cierran puertas y el mundo bajo Satanás nos repudia.

Recordemos lo

que el ángel le dice a María, nuestra Madre y Patrona en la Milicia: »Has hallado gracia delante de Dios; he aquí que

concebirás». El Hijo de Dios, que es la Sabiduría de Dios,

habitó en María de modo singular, no solamente en su alma, sino también en

su seno, por este motivo Ella fue protegida para Justificación en Cristo Jesús por el pecado de Adán y Eva.

Como conclusión, a modo de despedida, en este Tiempo de Adviento y en esta noche oscura hasta el Retorno del Rey, recordad:

La noche pasó, y el Día se acerca. Desechemos, pues, las obras de las

tinieblas, y vistámonos con las armas de la luz. Caminemos, como de día, honorablemente y no pérfidamente. Tomemos lo que conviene al día y vistámonos de las armas de la luz.

Las virtudes son las armas por cuanto nos defienden; y son las

armas de luz, porque son fortificadas y perfeccionadas por la Luz al exigir el examen de la Luz, y la prueba del fuego.

Nosotros tenemos la Luz y somos hijos de la Luz, no de las Tinieblas como los pérfidos hijos del Engaño.

¡¡¡ Vuelve pronto Señor Jesús… Ave Maria Purissima !!!.