21/11/2024 16:57
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Más de 100 van destruidos ya por este gobierno comunista 

Pues no, increíble no, porque de estos sujetos y sujetas y sujetes que nos gobiernan se puede esperar cualquier cosa, hasta que estemos en el país de Las Maravillas y con los 7 enanitos… O en el milagro de los panes y los peces.

Porque increíble parecía que se cargasen las Universidades Laborales… y se las cargaron.

Porque increíble parecía que se apoderaran del Pazo de Meirás… y se apoderaron.

Porque increíble parecía que se atrevieran con los restos de Franco, el Caudillo más vitoreado de toda la Historia de España, y se atrevieron y hasta los arrastraron por las calles de Madrid.

Porque increíble parecía ser que se atrevieran con José Antonio Primo de Rivera, un hombre que había sido asesinado vilmente por los suyos, los Rojos, y no les ha dado ni vergüenza hacerlo.

Y no contentos, ahora ya van en busca del Arco del Triunfo de la Moncloa, del balcón del Palacio de Oriente donde Franco recibía el aplauso de los millones de españoles que le vitoreaban («¡Franco, Franco, Franco!») y quieren barrerse todo lo que huela a Franco. Franco es el demonio. Stalin es el Espíritu Santo.

Pero lo que no sabíamos, al menos yo no lo he sabido hasta ayer, es que también se han atrevido ya con la obra física ejemplar y fundamental para España, que fueron los PANTANOS (la otra, la social, la Clase Media, no sólo se la han cargado sino que la están rematando). Pues, por el buen informe y el gran artículo que ayer publicaba «La Razón», con la firma de José Antonio Vera, el insensato derribo ya ha comenzado, y ya se han cargado más de cien (108 y alguno más). Es cierto que hasta ahora lo están haciendo a la chita callando, o por cobardía o por vergüenza o por miedo a las urnas, pues bien saben ellos que LOS PANTANOS DE FRANCO SON SAGRADOS para el pueblo español (que ya lo dicen las pancartas en Extremadura: ¡¡CABRONES, EL AGUA NO SE TOCA¡¡¡)

Pues pasen y lean el artículo de J. A. Vera y se llevarán las manos a la cabeza.

Destructores de presas 

 

Solo en 2021, el Gobierno dinamitó 108 embalses construidos para atenuar el cíclico impacto de la sequía en la población española 

 

José Antonio Vera («La Razón»)

Alemania optó por dejar en stand-by sus centrales térmicas, y ahora con motivo de la crisis energética ha decidido reactivarlas siquiera temporalmente para ayudar a sortear la escasez de gas natural derivada de las sanciones de Europa a Rusia con motivo de la guerra de Ucrania. En España, por el contrario, se optó por dinamitar la mayoría de nuestras centrales de carbón, y ahora nos está siendo imposible hacer lo mismo que los alemanes. En materia de embalses la política que está siguiendo el Gobierno de Sánchez es similar a la de las térmicas. Sólo en 2021, la señora Teresa Ribera destruyó 108 de las presas construidas por diferentes gobiernos, desde la época de Franco, como fórmula para combatir la pertinaz lucha que España mantiene desde toda la vida contra la sequía. Lo curioso del dato anterior, es que sólo España destruyó casi la mitad de los 239 pantanos desmantelados en la UE en el mismo periodo. Es decir, que somos líderes absolutos en lo que a aniquilar presas se refiere, dudosa corona de la que Sánchez, Ribera y sus talibanes de la ecología hacen gala pese a la oposición de agricultores, gobiernos locales, poblaciones rurales y defensores en general de que es mucho más importante garantizar el abastecimiento de agua a los ciudadanos en época seca que liberar los ríos para disfrute de anguilas y salmones. El comisario de aguas de la Confederación Hidrográfica del Duero, Ignacio Rodríguez, es uno de los que lo tiene claro, cuando afirma con contundencia que «somos una serie de personas a las que nos gustan los ríos, y no los cacharros, y lo tenemos todo lleno de cacharros».

Los dos siguientes «cacharros» que el gobierno se propone derribar son los del Valdecaballeros y Castilblanco, en la provincia de Badajoz. Los van a destruir pese a la oposición no sólo de los pobladores, agricultores y municipios, sino hasta de la mismísima Junta de Extremadura. Pero nada hay que hacer. En esto la señora Ribera es tan terca como Irene Montero con su «ley del solo sí es si». Ribera no quiere presas, y está dispuesta en ser la primera de Europa en destrucción de embalses. Ya lo ha conseguido, de hecho, pues nuestras cifras de 2021 son claras en relación a cualquier otro país del entorno. Y eso que también somos líderes históricos en materia de sequía. Cabría preguntar a Ribera por cuál es su alternativa o plan para impedir que la sequía arruine a España. No hace falta preguntarle nada, en realidad, porque no tiene plan alguno. Su único plan es que los peces disfruten de los ríos, porque también está claramente en contra de los trasvases de agua entre confederaciones hidrográficas e igualmente parece que no le apasionan las desaladoras. Luego sin proyecto alguno contra la sequía, es previsible que tengamos pronto un problema mayúsculo de escasez de agua, con lo que ello supone de aumento de su precio.

Y ahora lean también al invencible Federico Jiménez Losantos en su «pastoral» de los domingos.

La exhumación de presas y pantanos 

(Federico Jiménez Losantos)

España, como todos los países del Mediterráneo, ha vivido del cultivo de la tierra, sea como agricultura, ganadería, silvicultura o cualquier otra forma de extraer beneficio nutritivo y, de ser posible, comercial. Dada la sequedad del suelo y las pocas lluvias a que nuestra latitud nos condena, más lo abrupto de nuestra orografía, el agua siempre ha sido bien escaso, sujeto a las arbitrariedades del clima y a la capacidad del humano para procurarse la que necesitaba para beber y regar, que era sembrar alimento. Nada distinto de Sumer o Egipto, salvo que aquí los ríos son más pequeños.

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El recurso tradicional en todas partes ha sido represar los ríos para evitar que se pierda en invierno el agua escasa en los meses de calor. De ahí que siempre ha habido grandes proyectos para garantizar el agua potable y el regadío de zonas lo más extensas posible. Ahí están el Canal de Castilla y el de Aragón, o el Acueducto de Segovia, o el precioso pozo romano de Cella, en Teruel, que trae el agua desde el monte del Tremedal y que cita el mismísimo Cantar de Mío Cid como «Celfa la del canal». Las tejas moras en embudo eran, como todo, las de los romanos, incomparables ingenieros.

Por eso me ha llamado la atención un breve vídeo, aunque sea del maldito TikTok chino. Un minuto de imágenes de la destrucción de presas muy modestas, que a nadie pueden dañar salvo al río, con los números del fenómeno: 2021:108 presas destruidas. 2022: 148 presas destruidas. 2023: 43 presas destruidas (mes de abril). ¡Trescientas en sólo dos años y medio!
Por la transcripción JULIO MERINO

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Ramiro

¿Y qué testimonio va a dejar Sánchez, de su paso por el poder…?
¿Los pisos que sólo ha construido…en su imaginación calenturienta?

Aliena

Cuénteselo usted a VOX, que seguro, seguro, que ninguno de sus miembros se ha enterado; en cuanto los nunca suficientemente ponderados dirigentes lo sepan, salen disparados a reconstruirlos.

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