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Los madrileños no debemos dejarnos entretener por lo que diariamente, el desagradable rojerío madrileño, pueda inventarse para raptar nuestra atención, distrayéndonos de lo que es en estos momentos, además de lo sanitario, la economía, lo más importante, y es eso precisamente, nuestra economía, la general de los madrileños y nuestra economía personal y familiar, lo que nos vamos a jugar el próximo día 4 de mayo. Para lo que es necesario que todos ayudemos a alcanzar un buen resultado en las urnas -para eso yo votaré a VOX el próximo 4 de mayo-.
No es necesario gozar de un gran inteligencia -os lo aseguro, que de eso ando algo falto- para comprender que las propuestas -por cierto, muy pocas y siempre dañinas- del rojerío autóctono, están muy alejadas de las propuestas que esta región necesita para remontar los resultados de esta profunda crisis que nos ha traído el virus en conjunción con el actual gobierno. Y es por ese origen por lo que aquella tribu de indocumentados cerebrales, solamente preocupados por sus intereses, jamás podría llevarnos al éxito. Eso nunca ha sido su empeño -por eso yo votaré a VOX el próximo 4 de mayo-.
Nadie que se encuentre en buenas condiciones podrá tener excusa si por su abstención los rojos toman Madrid. Que anden con sumo cuidado porque ellos también sufrirían las lesivas consecuencias de lo que semejante tropa sería capaz de hacer, teniendo como cabecillas del casposo ejército a «el soso» exfraile desertor del Sagrado Ara; la doctora «pistolera», versión ridícula de la Pasionaria; y del profesor escrachista y mamporrero del gorila venezolano. Si, ya sabéis; el gilipollas ese al que recientemente se le ha ocurrido, en un mitin -ante un puñaíto de gilipollas como él- de los que va haciendo el ridículo por ahí, la infeliz -por no usar «la cabronada», palabrota que mi educación me impide- de reprocharle al Rey, como si él, Pablo Iglesias, fuera una razón de Estado, y tuviera obligación de interesarse por su persona.
A este zafio, de nada le ha valido pasar por la universidad. Eso parece porque Pablo Iglesias, no es capaz de entender que no es solamente la estatura física lo que le hace ser pequeño, ante los 197 centímetros de don Felipe; lo que le determina su pequeñez es su estatura moral y ética. Él, en su exagerada autovaloración, no ha entendido que SM el Rey, tiene cosas más importantes por las que velar, que condenar la carta con las cuatro inofensivas balas que dice haber recibido.
Pues mire usted por donde, Pablo Iglesias -pensionista del Estado con más de 5.000 euros; la señora del cartel de VOX, solo 426-, en todo el territorio madrileño incluido ¡cómo no!, Vallecas, ya es un clamor que esas balas anduvieron un oscuro trayecto de ida y vuelta.
Precisamente por lo que está ocurriendo en Correos con el «Iglesias watergate», la determinación de muchos de los cerca de 250.000, madrileños que ha «entregado voluntariamente su voto» a Correos, ha cometido una gravísima imprudencia. Pero ¡cómo se puede ser tan descuidados! Quizás es que no saben en qué manos está ese servicio -por eso yo votaré a VOX el próximo 4 de mayo-.
Y no sólo es la dirección -logro alcanzado por amistad, no por calidad- que también hay rojos en todas las escalas profesionales; durmientes brigadistas, especialistas en hacer «juegos malabares» con sobres «balitizados» para que lleven a dónde y cómo quieren los que les mandan y, si de eso son capaces ¿qué no serán capaces de hacer con sobres sospechosos de ser vehículo de votos?. ¡Hay que asistir y ver con absoluta claridad cómo el sobre dónde va nuestro voto, cae al fondo de la urna, junto a los que allí se encuentran. Si nuestro sobre lo ha de introducir alguien de la mesa electoral, solicitar que nos muestre la mano después de que haya hecho el ademán de introducir nuestro voto, no sea que se hubiera escondido en la mano, haciéndonos el truco del birlibirloque -por eso yo votaré a VOX el próximo 4 de mayo-.
Autor
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Mi currículum es corto e intranscendente. El académico empezó a mis 7 años y terminó a mis 11 años y 4 meses.
El político empezó en Fuerza Nueva: subjefe de los distritos de C. Lineal-San Blas; siguió en Falange Española y terminó en las extintas Juntas Españolas, donde llegué a ser presidente de Madrid.