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Lucio Lentulo, legado romano dijo que no le parecía oportuno rehusar cualquier medio de salvar la patria, y que, como la vida de Roma dependía de su ejército, era preciso salvarlo del modo que fuese, y que la patria está bien defendida de cualquier manera que se la defienda, con ignominia o con gloria, pues si aquel ejército se salvaba, Roma tendría la oportunidad de vengar la ignominia, mientras que si moría gloriosamente, Roma y su libertad estarían perdidas. (…) En las deliberaciones en las que está en juego la salvación de la patria, no se debe guardar ninguna consideración a lo justo o injusto, lo piadoso o lo cruel, lo laudable o lo vergonzoso, sino que dejando de lado cualquier otro respeto, se ha de seguir aquel camino que salve la vida de la patria y mantenga su libertad.

Estas palabras pertenecen a Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, o simplemente Maquiavelo, extraídas de su obra “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, Libro III, capítulo 41, y que tituló ese capítulo “Que la patria se debe defender siempre, con ignominia o con gloria, y de cualquier manera estará bien defendida

Maquiavelo -el “Galileo de la política”, como lo llamó el gran escritor Giuseppe Prezzolini, el reconocido autor del “Manifiesto de los conservadores”-, relata aquí el episodio en el que Lucio Lentulo, asediado por sus enemigos samnitas, no aceptó las condiciones deshonrosas para su ejército, luchando hasta el fin sin reparo, ya que hacerlo era humillar a Roma, poner de rodillas a la patria y perder la libertad, algo inaceptable para un buen romano, soldado y ciudadano. Lo que evidencia el texto es que cuando está en juego la supervivencia de la patria no hay otra prioridad más que la lucha por su salvación a cualquier precio. La patria es lo más importante a ser preservado, defendido y conservado por encima de todo, ya que sin patria no hay bien común, ni instituciones que velen por ello, ni seguridad ni libertad.  

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Nacido en la República de Florencia en 1469, Nicolás Maquiavelo fue filósofo, político, diplomático, un hombre del Renacimiento. Benedetto Croce lo consideró como el hombre que concedió un estatuto autónomo a la política, el auténtico padre de esa ciencia. Fue el autor de “El Príncipe”, el tratado fundamental y esencial para quien quiera entender lo que significa el poder y el Estado.

El florentino, contemporáneo de los Reyes Católicos, del poeta Garcilaso y del genio de Leonardo, fue un apasionado de los clásicos y sobre todo un patriota italiano adelantado a su tiempo. En el centro de su obra están la idea del amor patrio y el concepto de Estado como objetivo de la política y las instituciones, haciendo hincapié en que el individuo es pasajero en el tiempo, ya sean súbditos como soberanos, pero la Patria permanece.

Maquiavelo sufre aún su propia leyenda negra. El término maquiavélico hoy es empleado para referirse a alguien malvado, siniestro, perverso, amoral, un manipulador maligno amante del poder. La famosa frase “El fin justifica los medios” que se le atribuye, en realidad nunca la pronunció. ¿Cuál es entonces el origen y motivo de su demonización? Fue consecuencia de su amor patrio y su sueño de ver una Italia soberana con su capital en Florencia. Maquiavelo encarnó esa voluntad irrenunciable en la construcción de un Estado inspirado en la Antigua República Romana y por ello a enfrentarse de lleno con los intereses del papado, enemigo acérrimo de la unidad de la península. Así la Iglesia comenzó a llamar maquiavélico a quien se opusiese a su poder político, y el calificativo fue considerado desde entonces como algo malvado y pecaminoso. Maquiavelo es sin duda un gigante del pensamiento, y deberíamos subir a sus hombros para ver más allá de los límites del cómodo enanismo intelectual de estos tiempos.

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Es oportuno recordar un párrafo de “El Príncipe” que es una recomendación más que oportuna en tiempos donde esta en juego la supervivencia de la patria e incluso de la Civilización: “Por consiguiente, puesto que el príncipe necesita saber utilizar provechosamente al animal, tiene que elegir de entre todos los animales al zorro y al león, porque el león no se sabe defender de las redes, y el zorro no se puede defender de los lobos.

Seamos como Maquiavelo, defendamos la libertad de la patria como prioridad, seamos astutos como el zorro y fuertes como el león para liberarnos de las trampas y defendernos de los lobos. Seamos libres, pero de verdad.

 

Autor

José Papparelli