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Se está viviendo en estos meses algo que parecía que nunca iba a ocurrir: la quiebra del turismo español. Un turismo que ha convertido a España nada más y nada menos en la segunda potencia mundial en llegadas y la primera en competitividad turística. Pero desde luego ha llegado a su fin, pues ya se está lejos de la aportación que hizo en 2009, en no tan lejana crisis, ya que la situación ahora es totalmente distinta. Aun así, en 2009 el turismo aportó 35.000 mil millones de euros más, que en 2020. Esta emergencia nacional se le podría dar un tratamiento de crisis, pues se define crisis turística según varios autores del sector como aquella “Situación no deseada que exige una respuesta inmediata y profesional a la causa que la ha generado y a sus efectos”.
Pero hay más. La contribución del turismo a la formación del PIB de España durante el pasado año (2019) fue del 12,5 %. Último dato positivo a deducir por los que se publicarán del 2020. Este dato es real y está verificado por diferentes métodos. Hay otras valoraciones como la de WTTC, de la CAIXA, EXCELTUR y del INE. Solo el cálculo del INE se aproxima a este último dato. Y lo que es cierto es que el turismo es desde hace mucho tiempo el sector secundario por detrás del primario: el agropecuario.
Con este casi 13% del PIB no es descabellado pensar que se podría llegar hasta el 15% con algunos cambios estratégicos como apuntan otros expertos, creando así miles de puestos de trabajo. Pero la situación actual con el COVID19 trasmite una amenazante proyección de futuro previendo que la producción turística (directa e indirecta, interna e internacional) caiga hasta un 40% durante este año que ha pasado. Es decir, al menos, unos 60.000 millones de euros.
Sin embargo históricamente en España no ha habido de verdad interés por el turismo como motor económico, herramienta de conservación y motivador del patriotismo. Un patriotismo que podría surgir si se consigue que se viaje en España. Pero…. ¿Qué tipo de movimiento político puede conseguir que se viaje en España? ¿Quién podría conseguir un fenómeno de reencuentro, conexión, conservación y enriquecimiento de los españoles con el turismo?
¿Qué tipo de movimiento político puede conseguir que se viaje en España? ¿Quién podría conseguir un fenómeno de reencuentro, conexión, conservación y enriquecimiento de los españoles con el turismo?
No ha habido interés en la política turística y quizás se podría decir que ha sido maltratado. Maltratado en todos los niveles del estado: nacional (sin ministerio exclusivo de turismo, desde aquel ministerio de Fraga Iribarne, donde solo existe un partido político que lo tiene entre sus medidas), regional (donde las consejerías que gestionan el turismo lo van parcheando con ayudas escasas y pocas políticas) y ya a nivel local es un verdadero desastre excepto en casos totalmente evidentes. El turismo siempre se ha gestionado como algo que ha funcionado solo como en el caso de 2009 en adelante, que como ya se ha dicho, “saneo” la economía por la elasticidad económica de la que hablan los expertos economistas en turismo y la inducción en otros sectores, dando como resultado el llamado efecto multiplicador del turismo: se sabe que 1 euro es convertido aproximadamente en un resultado de 5 euros.
El llamado efecto multiplicador del turismo: se sabe que 1 euro es convertido aproximadamente en un resultado de 5 euros
Se ha pasado en España de la masificación incontrolada, a la emergencia turística, pasando evidentemente por la anarquía administrativa: enredo administrativo de las autonomías, diputaciones, destinos en comarcas o grupos de municipios, consorcios, mancomunidades, empresas mixtas, fundaciones o grupos de desarrollo rural. Esto al final ha perjudicado como no, al principal protagonista de esta historia: el municipio. Un municipio que por faltas de políticas solo ingresa liquidez por el turismo en IRPF e IVA. Y la emergencia turística nacional se ha llevado por delante no solo al mastodonte de la costa, sino también al turismo de interior. Y no olvidemos que hay comarcas enteras que tienen como único estímulo económico el turismo y sus servicios paralelos: las actividades extra- escolares, de ocio y la gestión del patrimonio, entre la que se encuentra la conservación, la dinamización, la vigilancia y las explotaciones complementarias sean privadas, mixtas o públicas.
Pero aun así, desde la vida política pública aún hoy se oyen falacias como que se considera a la actividad turística algo extraño. Por supuesto, no como un sector creador de riqueza. Al no incorporar su desarrollo como uno de los sectores productivos más importantes de España. Auténtica aberración con los datos aportados anteriormente que contribuyen a la población ocupada con 2,7 millones de trabajadores. Desde el punto de vista político y de que tratamiento se le está haciendo en los confinamientos, no es solo injusto desde un punto de vista administrativo, sino que es desproporcionado y quizás, ilegal. Tratar así a todo un tejido industrial a un sistema económico es cuanto menos, una prevaricación gravísima, mientras en esta emergencia turística nacional, fondos de inversiones compran hoteles o cadenas de esos hoteles. Un verdadero saqueo del PIB nacional.
En esta emergencia turística nacional, fondos de inversiones compran hoteles o cadenas de esos hoteles. Un verdadero saqueo del PIB nacional
Aun así hay una gran oportunidad para la economía si se sabe tratar políticamente al turismo como algo prioritario. Según la organización de las naciones unidas hay dos factores sumamente importantes según los derechos internacionales, que son la capacidad de poder desplazarse en su tiempo libre, y la capacidad de los seres humanos o los ciudadanos de poder gastar dinero en esos viajes. Y en el caso de España más aun, pues se podría decir que hay un factor identitario: nuestra forma de vida se ha fraguado alrededor de los viajes, de los bares, restaurantes y hoteles y asesinar esa industria es acabar con gran parte de nuestra forma de vida.
Nuestra forma de vida se ha fraguado alrededor de los viajes, de los bares, restaurantes y hoteles y asesinar esa industria es acabar con gran parte de nuestra forma de vida
Esta acción bidireccional, beneficia tanto a la generación de ingresos e impuestos, como a la satisfacción del turista y por tanto del crecimiento del turismo, a través de, por ejemplo, la intensidad de uso del destino. De una conservación proactiva y de un turismo proactivo. Por lo tanto España aún tiene una oportunidad si sabe crear ese modelo de turismo tan deseado basándolo en su patrimonio natural y cultural que, estando a la cabeza mundial (solo después de EEUU) tiene más reservas de la biosfera que ningún país en el mundo. Este apunte es sin duda alguna una respuesta a la ya tan mencionada España vaciada, dispersión demográfica o reto demográfico, nuevos yacimientos de empleo, uso sostenible de la energía, teletrabajo y etc., etc.
Con una sencilla fórmula de 15+15= 30, tendríamos un gran modelo piloto. Pues hay pocas naciones en el mundo que puedan decir que tienen 15 parques nacionales y 15 ciudades patrimonio de la humanidad.
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