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Nada hay más democrático que la constatación de hechos históricos relevantes plasmados en imágenes y gráficos de las crónicas en la prensa de la época. Veremos si contra ello puede la Ley de Memoria Democrática. La incongruencia de una ley, se convierte en grosera ocultación, cuando se pretende prohibir -el pretexto de la exaltación no es creíble- lo ocurrido antes de que naciera la mayoría de la población. Así la memoria solo sirve al doctrinarismo de lo conveniente y la democracia queda pervertida en todo su significado de libertad, transparencia y ejemplaridad.
Como mejor regalo de un entrañable amigo, desde la juventud, Fernando González, llegó a mis manos un libro sobre “Franco en Guipúzcoa”, que todos los vascos han vivido, pueden recordar o se pueden ilustrar, pero que nadie quiere reconocer; como si una especie de amnesia colectiva sobrevenida impidiera a la sociedad reconocerse en su inmediato pasado. Y así cercenamos el futuro que siempre será imperfecto o irreconocible desde el presente, de seguir esas pautas de conducta tan suicidas.
El libro que va por la segunda edición, consta de 373 páginas, con innumerables ilustraciones fotográficas y titulado: FRANCO EN SAN SEBASTIÁN (a través de la prensa Guipuzcoana), es todo un atentado contra la Ley de Memoria, ya sea histórica o democrática; pues su autor, Javier Sada, tuvo la osadía de recopilar y publicar los días que Franco estuvo en Guipúzcoa, de modo y manera incontrovertibles, y las razones de su estancia. Así sabemos que estuvo, en los treinta y seis años de su mandato (1939 a 1975), la descomunal cifra de 699 días. Su primera visita fue del 10 al 17 de Julio de 1939, y la última del 9 al 17 de septiembre de 1973, en la que, por primera vez, se va de San Sebastián en avión. Su estancia más larga –34 días– fue la del año 1960 y la más corta –sólo 2 días– la de su segundo viaje, en 1940.
No se hagan la pregunta, ni hagan cuentas, ni acudan a su memoria, ni establezcan comparaciones, siempre odiosas, sobre las veces que ha ido el Jefe de Estado o del Gobierno de la Nación al, mal llamado, “País Vasco”, desde 1975 hasta hoy. Tampoco el medio de transporte empleado. Resulta ocioso e inútil decir que habría que descontar seiscientos días y extenderlo, como hice, a las dos más altas magistraturas de la nación y a las cuatro provincias vascas para obtener 99 días. Y creo que ni aún así. Esa es la cruda realidad histórica que desnuda la impostada memoria histórico/democrática.
¿Y que hizo Franco en Guipúzcoa, en nada menos que 699 días y las mismas noches, en una sola de las provincias vascas?, ¿no eran Cataluña y País Vasco las provincias menos favorecidas por el franquismo, por su hostilidad al régimen, tanto en la guerra como en la paz? La mejor respuesta viene en el libro con la disciplina de los hechos y los gráficos, sin un sólo juicio de valor o adjetivación. ¡Palmario! Intentaré extractarlo en este artículo, e invito a la lectura del libro hasta agotar la edición; en el convencimiento de que no se editarán más, pero cundirá el ejemplo en Galicia, Cataluña y otras autonomías que siguen la senda de la grosera manipulación memorialista.
Así analiza y constata el libro que: Acudió a la Salve del 14 de agosto en Santa María en dieciséis ocasiones, concretamente en los años 1946, 1947, 1949, 1950, 1952, 1953, 1954, 1955, 1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1961, 1962, 1963 y 1964. Se celebraron en San Sebastián 28 Consejos de Ministros, repartidos anualmente desde 1946 hasta 1973, ambos inclusive.
Franco visitó las siguientes localidades de Guipúzcoa y en los siguientes años: Andoain, 1958. Aránzazu, Virgen de, 1943. Aya, 1945. Azpeitia, 1946. Beasain, 1943,1945 y 1965. Eibar,1949,1965.Fuenterrabía(Jaizkibel),1954.Fuenterrabía,1939,1943,1955,1957,1961,1968 y 1969. Guadalupe, Virgen de, 1939. Guetaria, 1941, 1957. Hernani (Epeleko), 1943. Irún (Ventas), 1954. Irún, 1939 y 1943. Isasondo, 1955. Lezo, 1941. Loyola (basílica), 1939, 1946, 1954, 1955 y 1956. Mondragón, 1949. Motrico, 1946. Oñate, 1943. Oyarzun (Peñas de Aya) 1949. Pasajes, 1939,1956 y 1957. Pasajes de San Pedro, 1952. Placencia de Armas, 1941. Rentería, 1965. Tolosa, 1941, 1943, 1948 y 1952. Vergara, 1939. Villafranca, 1943. Zarauz, 1948. Zumaya, 1943 y 1953.
Inauguraciones presididas por Franco: 1943 Sala de Banderas del Palacio Provincial (San Sebastián). 1948 Certamen Agropecuario Provincial (Tolosa); Albergue Monte Albertía (Zarauz). 1949 Grupo de viviendas Carlos Larrañaga (Eibar). 1952 Polígono Francisco Franco (Pasajes San Pedro), Centro Secundario Sanitario (Tolosa); Clínica Maternal (Tolosa). 1953 Pabellón Sanatorio Antituberculoso (Amara-San Sebastián). 1954 Seminario Diocesano (San Sebastián). 1955 Variante de Isasondo; Fundación Goyeneche (Ibaeta-San Sebastián). 1956 Escuela Peritos Industriales (Amara-San Sebastián); Instituto Peñaflorida (Amara-San Sebastián); Gobierno Civil (Amara-San Sebastián). 1957 1ª Feria del Mar (San Sebastián). 1960 Traída de aguas en Mons (Inchaurrondo-San Sebastián). Ciudad laboral Don Biosco (Pasajes); Residencia Sanitaria nuestra Sra. De Aránzazu (Amara-San Sebastián); Hospital Provincial (Amara-San Sebastián). 1965 Acería Eléctrica en Horno (Beasain). 1966 Instituto de Enseñanza Media Peñaflorida (Amara-San Sebastián); Escuela Formación Profesional Juan XXIII (Alza-San Sebastián); Instituto Enseñanza Media (Alza-San Sebastián). 1967 Polígono La Paz (Bidebieta-San Sebastián); Parroquia de la Sagrada Familia (Amara-San Sebastián). 1968 Parador Emperador (Fuenterrabía). 1969 Urbanización Jaizkibel (Fuenterrabía). 1970 VII Campeonatos del Mundo de Pelota Vasca (San Sebastián). 1972 Variante de San Sebastián.
Franco en el Frontón: Acudió en nueve ocasiones al Frontón Urumea (años 1948, 1949, 1952, 1953, 1961, 1964, 1965, 1966 y 1967) y una al Frontón Anoeta (año 1970).
Franco en el Teatro Victoria Eugenia: Acudió en siete ocasiones (años 1943, 1946, 1947, 1948, 1949, 1950 y 1962.
Franco en el Gran Kursaal: Acudió en dos ocasiones, los años 1939 y 1950.
Modos de transporte: Conviene señalarlos para que veamos y pueda compararse el uso que se hacía de los bienes públicos y el interés general. En veintidós ocasiones Franco llegó a San Sebastián en coche; dos años lo hizo en tren (1940 y 1964); una a bordo del Crucero Almirante Cervera (1952), y el resto, diez veces, en el yate Azor (1962 y 1965 a 1973.
Franco salió en coche de San Sebastián en diez y ocho ocasiones (dos en 1939 y en 1940, 1941, 1943, 1945, 1946, 1947, 1958, 1961 y desde 1965 hasta 1972; trece veces, en el Azor (1950 a 1957, 1959 a 1961, 1963 y 1964; una en tren (1940); una a bordo del Crucero Galicia (1948); una a bordo del Crucero Cervantes (1949), y una en avión, la última (1973).
Insólito testimonio de una época que se nos quiere hurtar, manipular o subvertir. Una crónica precisa y reveladora de las treinta y cinco veces que Franco visitó San Sebastián, donde el autor, Javier Sada, respeta hasta la terminología de la época, como si hubiera sido uno de los numerosísimos periodistas que cubrieron su estancia a píe de obra. Esa etapa sin politizar, sin azuzar el odio y el resentimiento memorialista de los nuevos amos del viejo nacionalismo vasco, ha sido y será la más fecunda de la historia de España y también de Vascongadas. Contra esa verdad intrínseca y el valor de la verdad que nos hace libres, nada podrán las leyes memorialistas de suprema falsedad.
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