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Tarea pendiente de aquellos con una auténtica vocación periodística —de episteme, no de doxa— o que, sencillamente, buscan la verdad, es la de investigar toda una red internacional de financiación entre políticos y medios de comunicación con plutócratas y grandes grupos de poder como BlackRock detrás. Un caso evidente es el de Hillary Clinton con “Monsanto” o con “Planned Parenthood”, de cuya ex-directora, Cecile Richards es una íntima colaboradora. Otras ONGs como “Católicas por el derecho a decidir”, definida por la “Conferencia Episcopal” como “un brazo del lobby abortista en los Estados Unidos y alrededor del mundo”, recibe importantes donaciones de la “Fundación Ford” o de la “Fundación Packard”. Toda forma de Ingeniería Social es enemiga de la libre-voluntad del hombre: “no tendrás nada y serás feliz”, reza el primer mandato de la «nueva normalidad». Por eso conceptos como el de individuo, familia o soberanía destacan por su ausencia en una “Agenda 2030” en la que confluyen las peores ideologías del pasado y del presente, en conjunción con un poder económico y político incomparable a lo largo de la historia gracias a su capacidad global de alcance y a su influencia cultural libre de fronteras.
No se puede entender la historia contemporánea del mundo sin analizar la relevancia de la masonería. Desde una óptica favorable, Juan Velarde liga el proyecto de dicha organización secreta con el nacimiento del liberalismo en El libertino y el nacimiento del capitalismo. José Antonio Ullate Fabo explora a fondo su sistema ético con aspiraciones de validez universal y la similitud que presenta con la mayoría de filosofías de la modernidad en El secreto masónico desvelado. En la actualidad, según Alberto Bárcena, “el porcentaje de masones llegó al 66% en la ONU o la UNESCO en los años 75 y 76”; por su parte, Pío Moa apunta a “una mayoría de masones en el Parlamento Europeo”. Durante la II República española también se estima que hubo una mayoría parlamentaria masónica. Y en el plano internacional, el ex-masón Maurice Caillet ha reconocido la injerencia de los masones en la promulgación de algunas leyes como la del aborto en Francia. En palabras del profesor Bárcena, “La masonería es la religión perfecta del Nuevo Orden Mundial dictatorial que nos quiere imponer una religión única”. Para él, algunos grupos como “El club Bilderberg” son “organizaciones pantalla de la masonería”. Varios ex-miembros de la masonería han apuntado al satanismo que se encuentra detrás de dicha organización: “La cosmovisión masónica es eminentemente diabólica” (Albert Pike); “generalmente mencionan a Lucifer en lugar de a Satanás” (Serge Abad Gallardo). En Las confesiones del “iniciado” Aleister Crowley aparece su adoración a Lucifer, a cuyo nombre escribió un himno: “La Clave al Goce es la desobediencia”, dice en dicho poema. Los satanistas que dicen ser «humanistas ateos» reinvindican la actitud originaria del diablo: la rebeldía frente a Dios y todo lo que es sagrado. Por su parte, el historiador Ricardo de la Cierva afirmó que “todos los masones de grado 33 son satánicos”. Sin embargo, Manuel Guerra no es de la misma opinión: “En cuanto al contenido estoy convencido de que los masones se sentirán molestos por su vinculación con el satanismo. Y con razón, pues una cosa es el satanismo y otra el luciferismo”. En su lugar, habla de “un tronco con tres ramas” donde distingue entre “satanismo, luciferismo y brujería”. Según William Guy Carr, “De una manera general, la mayoría de estos Mundialistas eran satanistas”. Lo que parece innegable cuando se ven ciertos actos públicos:
La inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, sobre cuya simbología a la luz de la crisis sanitaria del coronavirus ha alertado José Luis Mendoza —quién ha hecho de la Universidad de Murcia un bastión contra el globalismo, defendiendo “la familia y la acción social”—, lo que le ha valido la censura de Youtube o Facebook. Más allá de esas palabras, es evidente la mención de autores literarios como John Dee, William Blake o John Milton muy relacionados con el ocultismo. En el caso del último, se mencionó a “Pandemonium” la capital del Infierno según el largo poema El paraíso perdido. Otra referencia fue la del niño gigante, en relación con la película de Stanley Kubrick —como es sabido, muy interesado por el esoterismo— y Arthur C. Clarke —en una de las secuelas de 2001 escribió lo siguiente: “Aunque Lucifer había acelerado el proceso, ha comenzado décadas antes, cuando la llegada de la era de los aviones a reacción desencadenó una explosión del turismo global”— 2001: Una odisea del espacio. También aparecieron las inevitables (tres) pirámides, los homenajes a deidades paganas de la mitología egipcia, el homenaje al sol como deidad y el final con el pebetero en el centro encendido por siete jóvenes (otro número con resonancias simbólicas evidentes) y dejando la imagen del ojo iluminado observándolo todo como colofón. Cabe añadir la extraña forma del logotipo de los Juegos, así como la impactante figura de las dos “mascotas”, Wenlock y Mandeville: dos muñecos con un solo ojo igual a la lente de una cámara.
Misa Negra en Harvard en 2014. La quiso celebrar un grupo llamado“Templo Satánico”. Poco antes de iniciarse la Misa Negra, se tuvo que cancelar gracias a las protestas católicas, a pesar de que ninguna autoridad universitaria no hizo nada por evitarlo y fueron los propios organizadores quienes decidieron trasladar el evento a un lugar cercano. Iba a estar protagonizado por estudiantes de la propia universidad e iba a incluir la inevitable parodia de la misa católica: una profanación de una hostia consagrada y una orgía como culminación, entre otros elementos.
Final de Eurovisión de 2019, donde Madonna, cantante con vocación de sacerdotisa pagana (Ishtar), salió coronada y con un solo ojo visible —en el otro llevaba un parche con una X, en referencia a “Madame X”, un alter-ego de Madonna que define así: “Madame X es un agente secreto que viaja por todo el mundo, cambia de identidad, lucha por la libertad, lleva la luz a lugares oscuros”—, rodeada de encapuchados y donde pudimos ver a bailarines con máscaras de gas —fue el último festival de Eurovisión antes del COVID-19— que morían después de un soplo de Madonna, en una parodia clara de la religión católica cantando “Like a prayer” mientras aparecía más de una cruz invertida. Además, las alusiones al conflicto palestino-israelí durante el acto la llevaron a ser declarada persona “non grata” en Israel. La letra de la canción que interpretó decía literalmente “No todo el mundo está aprendiendo del pasado/ No todo el mundo puede venir al futuro/ No todos los de aquí van a perdurar (…)/ Veo las señales/ Bienvenido al futuro, es un paseo cultural (…)/ Nosotros podemos iluminar la oscuridad/ Tu futuro está iluminado/ Dile al sol que no brille/ Es del futuro de donde venimos”. Mientras los bailarines se dejaban caer hacia atrás, aparecía una gran pirámide iluminando y Madonna concluía con un susurro: “Despierta”, antes de dejarse caer también. Jesús Palacios, especialista en “el lado oscuro de la cultura pop” en la mejor tradición de Camille Paglia, dice que: “Las superstars del rock son magos también y como tales crean su propia leyenda, su propio camino del guerrero”. En el acto que cerró el festival, hubo un homenaje evidente a Baphomet sobre un tablero de ajedrez masónico (que, a su vez, hacía alusión a las escaleras rodeadas de pilares del principio de la gala). Todo esto prueba que la cultura pop que se le ha impuesto a las masas está en manos de las élites globalistas, que la utilizan para transmitir sus mensajes y para destruir la cultura popular, que detestan.
La ceremonia ritual satánica de 2016 con que se inauguró el “Túnel de San Gotardo”, en Suiza, ante la mirada de Angela Merkel, François Hollande y Matteo Renzi. Según Michelson Borges, se trata de una puesta en escena dedicada a Baphomet donde se representó la copulación de un macho cabrío con una virgen y el desfile de distintos personajes danzantes entre los que destacaba Satán. Ocurrida cerca de Lucerna —recordemos que Lucifer significa “el que lleva la luz”—. Como ha apuntado Enrique de Vicente, Lucerna fue, asimismo, la ciudad escogida por el gran masón y autor de Filosofía de la Masonería, Giuliano di Bernardo, para acoger allí la “Nueva Asamblea de los Illuminati”, también llamada ”Orden Dignidad”. Enrique de Vicente también ha advertido sobre la simbología numerológica de la triple w de la World Wide Web en hebreo (666); y la aparición de dicha cifra en los símbolos de Google Chrome o del CERN. Como también apunta Enrique de Vicente, el propio nombre del CERN, cercano a Lucerna, haría referencia al dios celta Cernunnos: un macho cabrío que representa la fertilidad; y la construcción del CERN se halla sobre un templo a Apollyon (griego), también conocido como Abaddon (hebreo) según el libro del Apocalipsis (versículos 9/11), un equivalente hebreo a Horus (egipcio) o a Shiva (hindú). Recordemos que 6 días después del acto se produjo delante de la estatua de Shiva regalada por Ananda Coomaraswamy al CERN se captaron unas imágenes de un rito satánico. Era un 06/06/2016.
Hay que mencionar otro hecho importante: el número 33 en relación a los mineros chilenos rescatados en 2010: eran 33 y fueron rescatados el 13/10/10 (13+10+10), entre otras varias casualidades relacionadas con dicho número. El número 33 tiene distintos significados esotéricos: desde aquellos relacionados con Jesús al más alto grado de la masonería, pasando por las 33 secciones que aparecen en la bandera de la ONU, entre muchos otros ejemplos a lo largo de la historia. Pero la palma se la llevan las “piedras guías de Georgia”, cuyo supuesto autor es un tal R.C. Christian (cristiano, en la traducción) y que contiene máximas como “no ser un cáncer para la tierra” (superpoblación), “unir a la humanidad con una nueva lengua” (Gobierno Mundial), “mantener la humanidad en menos de 500.000.000” (malthusianismo) o “guiar sanamente la reproducción” (esterilización, aborto, planificación e ingeniería social), entre otros, y cuyo resumen es “avanzar hacia una edad de la razón” (iluminación). En realidad, el dios pagano que más se asemeja a dichos propósitos es Baal, también conocido como Moloch, en nombre del cual se sacrificaban niños en la antigua Cartago. O ciertos premios, como el Premio Princesa de Asturias de 2021, concedido a Marina Abramović quien ha sido acusada de satanismo en numerosas ocasiones, aunque los medios han salido en su defensa. Porque llevar una cruz invertida al cuello, sostener un cráneo de cabra, posar delante de un cuadro dedicado a Satán, organizar cenas que imitan el canibalismo o crear pócimas con “semen y orina”, es el arte que merece ser premiado por estas élites. No olvidemos el escándalo que unió a John Podesta con una performance de Abramović: aquello no sería satanismo, pero era espiritualidad new age californiana con algunos elementos obscuros. Esta información no es baladí: personajes como Stanisław Przybyszewski o Anton LaVey han defendido un “humanismo ateo” que pretende “liberar” al hombre del cristianismo que resulta problemático frente a un paganismo —principalmente egipcio— que se ha convertido en fetiche de “la cultura pop” donde, desde el disco Sgt.Pepper’s hasta la actualidad, pasando por “Led Zeppelin” o los “Rolling Stones”, e incluso Madonna o Lady Gaga, entre otros, gustan de revestir sus discos o actuaciones con dicha simbología (fetichismo). La moda también es prolífica en satanismo: por eso se está tratando de imponer la moda unisex o “sin género”, que remite al ideal luciferino del andrógino (ángel caído).
En España, la izquierda ha aprobado o se encuentra trámites para aprobar medidas de auténtica Ingeniería Social: son las distintas leyes de “Memoria histórica”, contra “la Violencia de Género”, contra “el Cambio Climático” o a favor del “colectivo LGBI+”. Quien hable contra alguna de estas leyes es reo de ser condenado por “delito de odio”. Tal y como ha investigado Juan Antonio de Castro, Soros ha financiado el independentismo catalán con la intención clara de “romper España”. Según Manuel Cerdán, el periodista de investigación más importante de nuestro país, Pedro Sánchez se ha reunido en numerosas ocasiones con George Soros, con quien tiene una relación “especial”, o con alguien de su círculo íntimo (el hijo de Soros). En palabras de Joaquín Abad: “Pedro Sánchez le debe a Soros la presidencia del Gobierno”. Y según Manuel Bonilla Sauras, “El Partido socialista es el partido de la masonería”. Así avanza España hacia la consecución de la Ingeniería Social: con el pin de la Agenda 2030 siempre puesto en la solapa. Pero no nos engañemos: los mayores tiburones se mueven a mayor profundidad en el mar. Sus nombres nos resultan ajenos aunque sus decisiones cambian nuestras vidas. Son parte del «Estado profundo» (Deep State) o entre bambalinas (Back Office), controlado por Logias masónicas internacionales de distinto signo y pretensión que Gioele Magaldi ha desvelado en su condición de converso a la democracia. Por ejemplo, sobre la infiltración de la masonería en la Iglesia, ha escrito: “El masón y rosacruz Ángelo Roncalli alias papa Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y el sueño de una moderna armonía entre el esoterismo religioso y el esoterismo masónico en función de una renovada temporada de igualdad, fraternidad y libertad”. Hace poco podíamos leer en el boletín «El Oriente» de «La Gran Logia de España» como «Todos los masones del mundo se unen a la petición del Papa por la fraternidad entre personas de distintas religiones. El mensaje que los masones españoles han enviado a Francisco está realmente lleno de entusiasmo y agradecimiento» en un artículo titulado «El Papa abraza la Fraternidad Universal, el gran principio de la Masonería«.
Según el masón mexicano Carlos Vázquez Rangel: “Fue en París donde los profanos Angello Roncalli y Giovani Montini fueron iniciados, el mismo día, en los augustos misterios de la hermandad. Por eso no es extraño que mucho de lo logrado en el Concilio Vaticano II, de Juan XXIII, se fundamente en los principios y postulados francmasónicos. En las ocho cuadras que forman el territorio del Vaticano funcionan cuatro logias masónicas. Algunos de los altos funcionarios de El Vaticano son masones. Pertenecen, como nosotros, al Rito Escocés, pero en forma independiente. Inclusive en países donde la Iglesia no puede actuar, ellos realizan sus labores a través de las logias, secretamente”. Según atestiguan numerosas noticias, Soros ha destinado más de dos millones de dólares a la Compañía de Jesús (jesuitas, como el Papa Bergoglio) y diversas Universidades de Estados Unidos y de Hispanoamérica. Según Candela Sande, “las informaciones revelan que en las fases de preparación de la visita papal, el grupo planeaba influir a través de uno de los asesores del Pontífice, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, a quien se nombra específicamente en el documento. Los pagos se harían a dos organizaciones, una de ellas confesional, PICO, en la que se confiaba para llamar la atención del Papa sobre cuestiones de justicia racial y económica”. El fin de estas contribuciones de la Open Society de Soros eran paliar la opción “anti-matrimonio homosexual” y atacar así el concepto de familia tradicional desde la institución que siempre lo ha defendido. No hace falta irse tan lejos para encontrar casos de aproximación de Iglesia y masonería, o incluso de infiltración directa. En la Universidad Pontificia de Comillas encontramos el “Instituto de Investigación sobre Liberalismo, Krausismo y Masonería”, dirigido por el jesuita Pedro F. Álvarez Lázaro, autor del libro La Masonería, escuela de formación del ciudadano. Este jesuita fue entrevistado para la agencia EFE hace un tiempo, como apareció publicado en el boletín de la Gran Logia (masónica) de España, junto al Gran Maestro de la Gran Logia de España. Entre otras declaraciones, Álvarez Lázaro afirmaba que “La masonería ha sido crucial en el desarrollo del pensamiento ilustrado y de la modernidad de Occidente”. Tal y como recoge Francisco Serrano Oceja en un artículo, Álvarez Lázaro es un discípulo aventajado de otro sacerdote jesuita experto en krausismo y favorable a la masonería: Enrique Menéndez Ureña, quien también fue profesor en Comillas…
La idea es la de refundir Iglesia y Masonería, como señaló Juan Claudio Sanahuja: “En 1993, en el Parlamento de las religiones del mundo, Hans Küng (ese teólogo que no quiere ser Papa para no perder el don de la infalibilidad) presentó el Proyecto de Ética Planetaria”. Sin embargo, Iglesia y Masonería son conceptos irreconciliables, como ha señalado el historiador Alberto Bárcena en su libro Iglesia y Masonería. Las dos ciudades. Se tratan de los dos bandos fundamentales del hombre: el bien y el mal; una batalla visible en el exterior pero que también sucede en el interior de cada hombre, cada día. Se trata de aquello que ya alertó José María Escrivá de Balaguer en su carta La tercera campanada, que he descubierto recientemente gracias a Enrique de Diego, y donde Escrivá de Balaguer habla de “la dura prueba que soporta la Iglesia”, a pesar de que hablaba un año antes de la muerte de Franco. Añadiendo como solución: “Cuando escritores embusteros, que se atreven en su soberbia y en su ignorancia —quizá en su mala fe— a calificarse como teólogos, perturban y oscurecen las conciencias, cada uno de nosotros ha de anunciar con mayor fuerza la doctrina segura, a través de un proselitismo incesante. Estamos en continuo contacto con la realidad eterna y con la terrena, realidad que sólo admite una postura: vivir en la Iglesia de siempre”. En su atrevido libro Masones, Magaldi hace pública la existencia secreta de unas logias internacionales que controlan el mundo y donde figuran algunos de los mayores políticos de nuestro tiempo. Dichas logias se llaman «Ur-Lodges» y Magaldi las ha definido con estas palabras: «Es un network de superlogias que nacen constitutivamente sobre base cosmopolita y con una vocación identitaria y operativa supranacional. Estas superlogias, desde que nacieron, han afiliado siempre solo a los más eminentes y notables miembros de la masonería ordinaria, que se encontraron de este modo en la valiosa condición de poder moverse con soltura en ambos contextos y de poder disponer de los mejores instrumentos de uno y otro circuito para lograr sus metas. Sumemosle a esto la iniciación ex novo de mujeres y hombres profanos pero de especial prestigio político, económico-financiero, mediático, eclesiástico, intelectual, artístico, etcétera, cuya única condición era que en ellos se manifestaran signos indudables de un auténtico deseo de perfeccionarse sapiencial y esotéricamente«.
En esas Ur-Lodges ha tenido lugar, según Magaldi, la construcción de nuestro mundo: «El mundo moderno y contemporáneo ha sido construido por la masonería, derrotando a las antiguas aristocracias eclesiásticas y de sangre. Y hoy sus miembros más eminentes controlan y gestionan su funcionamiento con fines beneméritos (democráticos, liberales, libertarios, laicos, igualitarios y filantrópicos) o execrables, como la constitución de nuevas oligarquías de espíritu y financieras supraordenadas respecto a la soberanía popular, que de hecho queda así vaciada de sustancia» en un proceso «programado y dirigido hasta sus últimos detalles. Se trata de un circuito que alimentó, combatió y venció a los grandes desafíos de la modernidad, pero que ahora se encuentra en un grave estado de crisis y de declive a causa de su conservadurismo, de la esclerotización de sus estructuras, de su dogmatismo pseudoeclesiástico, de su tendencia a excomulgar a cualquier instancia herética dentro de sus filas, de su actitud no inclusiva y acogedora hacia comuniones masónicas menores, y de su inclinación culpable a «desunir lo que está unido» en vez de «reunir lo que está disperso», típica locución y típico deber iniciático de los auténticos masones«. Incluso un masón habría llegado a la luna, como es el caso de Buzz Aldrin (recordemos las innegables conexiones entre organismos como la NASA o El Pentágono con la masonería). Todo esto concuerda, desde el otro extremo, con lo revelado en una entrevista por el ya citado Giuliano di Bernardo, que afirmó lo siguiente: “La sociedad global no se puede gobernar con democracia ya que el recurso a la democracia por sí sola, en un mundo globalizado, crearía muchos de esos conflictos que, al final, resultarían en el estado de guerra de todos contra todo de lo que habló Locke. Creo que el futuro de la humanidad, que ve la realización de la sociedad global debe ser gobernado por una comunidad de sabios que expresen al Uno, el tirano ilustrado. Un pensamiento probablemente no muy lejos del de los propios arquitectos de la globalización, el sistema-mundo rediseñado por los diversos Rockefeller y Rothschild, Kissinger y Brzezinski”. Lo que coincide con las palabras de hace décadas del banquero Paul Warburg: “Tendremos un Gobierno Mundial, te guste o no. Por conquista o por consenso”.
El máximo experto global en narcotráfico, Roberto Saviano, alertó del poder del narcotráfico sobre algunos sectores clave como el inmobiliario: “Hoy invierten en los ciclos del cemento, en la distribución de productos alimenticios, en la usura, en el mercado inmobiliario y en el sector de la restauración”. Recordemos el poder de la Mafia, que fue capaz de matar a un presidente de los Estados Unidos como fue a John Fitzgerald Kennedy —ayudados por Lyndon Johnson y algunos sectores del ejército y de la CIA— o a un personaje público tan conocido como lo era Jimmy Hoffa. Además, el narcotráfico ayudó a financiar ETA con la venta de droga, según Saviano, y hoy en día se ha convertido en parte de ese “Estado profundo global” que gobierna el mundo. En este sentido, son reveladoras las palabras de Giuliano di Bernardo sobre la relación entre narcos y masones: “No solo hay infiltración de la ‘Ndrangheta en las logias, sino que incluso la’ Ndrangheta controla las logias. La masonería y la ‘Ndrangheta son dos organizaciones que tienen algunos aspectos en común. Es decir, el procedimiento, el modo de iniciación. En Calabria la ‘Ndrangheta entra en toda la masonería, pero en la práctica siguen teniendo estas reuniones precisamente para poder llevar a cabo proyectos, que ya no son de ética, principios éticos, universales, sino de organizaciones criminales”. En los 70 se filmaron dos películas clave sobre sociedades secretas: El Padrino (1972) y El exorcista (1973), como bien apunta Ángel Faretta. A pesar de la avalancha de información, muy pocos reconocen la evidencia: nuestro mundo se decide en las sombras y en el silencio del secreto.
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