22/11/2024 06:23
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Cuando los zapatos aprietan, puede ser que los cordones no se encuentren bien puestos, que los zapatos sean de una talla inferior a la nuestra o, simplemente, que su horma no sea la adecuada. Esto es lo que pasa cuando nos calzamos de forma apresurada o cuando elegimos lo que primero tenemos a la vista, siempre debido a las prisas y desoyendo el refrán de que las prisas nunca son buenas (y menos si afectan a asuntos de cierta trascendencia). No es el caso de los zapatos, que siempre estaremos a tiempo de cambiar o arreglar si resulta que nos aprietan, sino de cuestiones mucho más importantes. Porque resulta que, desde el comienzo mismo de la pandemia, no se ha hecho otra cosa que tomar decisiones apresuradas, que han dado como resultado el ir siempre por detrás de los acontecimientos y esa es la percepción que tienen buena parte de los ciudadanos (entre los que me encuentro).

La realidad manda a la hora de tomar decisiones, y cuanto mejor se conozca, mejores y más adecuadas serán las decisiones que se tomen para afrontar una determinada situación. Un problema es, por tanto, una realidad que actúa como causa, produciendo, a su vez, un efecto, y quien tiene que tomar una decisión (en este caso, el Gobierno), debe tomar, como punto de partida tanto la causa como el efecto, para que el mismo no sea nocivo o se minimicen sus consecuencias. Siguiendo con la descripción, la decisión que tome el Gobierno será, a su vez, la causa de los efectos que tal medida (o ausencia de medida) produzca, por el sencillo razonamiento de que el causante de la causa es el responsable de sus efectos, aunque pueda parecer un trabalenguas. Es un razonamiento que aparece ya en Tomás de Aquino bajo su formulación en latín: “causa causae causa causati[1] y es muy utilizada en la esfera jurídica (que es donde yo me desenvuelvo).

Pues bien, dicho lo anterior, el asunto comenzó con un estado de alarma tardío, cuando la pandemia ya estaba entre nosotros (así se ha sabido después), mientras se celebraba y propiciaba una manifestación feminista, así como toda una serie de acontecimientos multitudinarios. De esos lodos vino la ola de contagios -como efecto- que nos cogió desprevenidos, así como las primeras medidas tomadas en el seno de ese primer estado de alarma. Pasó el estado de alarma y con el verano vinieron nuevos contagios y fallecimientos, lo que -como efecto- obligó a declarar un segundo estado de alarma, del que hace poco acabamos de salir. Y pese a las múltiples solicitudes de las CCAA, pidiendo, bien la adecuación de las normas sanitarias, bien otro estado de alarma, el Gobierno decide que sean los TSJ y el Tribunal Supremo quienes decidan acerca de la legalidad de las medidas que se tomen para la prevención de la pandemia. 

Con esta medida, el Gobierno se ha precipitado (que es tan malo como llegar tarde), abdicando, además, de la función que le es propia, al trasladar a los jueces el control de medidas sanitarias, cosa que nada tiene que ver con su misión. Pero claro, no para aquí la cosa, porque, en cuestión de días, el Gobierno vuelve a las andadas y se mete en otras, casi sin solución de continuidad. La presentación de la autodenominada “Agenda 2050” se vio empañada por los graves incidentes en Ceuta y estos, a su vez, dejaron al descubierto las maniobras orquestales en la oscuridad para traer a España (de tapadillo) al Secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali.

Total, nuevamente el Gobierno se deja arrollar por los hechos, porque mientras se encuentra mirando al horizonte de 2050, se ve superado por los acontecimientos del día a día. Su reacción, ha sido torpe, porque ahora Marruecos (por boca de su embajadora) ha dejado claro que no va a tolerar una “salida en falso” del tal Brahim (que no es precisamente un santo). Veremos, por tanto, cómo sale de esto el Gobierno, porque me temo que se ha metido, él solito, en un lío de padre y muy señor mío, y nos ha metido en ese lío a todos nosotros. [2]

Pero claro, como el mundo sigue, mientras el Gobierno continúa mirando a las estrellas del horizonte 2015, hete aquí que tiene lugar la toma de posesión del nuevo Presidente de la Generalitat (Pere Aragonés), que proclama a los cuatro vientos su intención de independizarse de España. El Gobierno calla y, lo que es peor, anuncia los indultos de los procesados y condenados por el “procés”, siendo (o debiendo ser) consciente de que tal medida no puede ser aplicada a quienes, de forma pública, han proclamado a los cuatro vientos que no se arrepienten de su delito de sedición y que volverían a hacerlo.

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Y al Ministro de Justicia no se le ocurre otra cosa que pedir a los españoles que veamos con “naturalidad” estos indultos, en lo que parece ser una autentica representación teatral de difícil digestión. Por su parte, Sánchez insiste, frente al criterio de nuestro TS en que no se trata de venganza y revancha, como si indultar a quien no se ha arrepentido del delito fuese lo más normal del mundo.[3] Pero como los ciudadanos estamos ya escarmentados (y cada vez quedan menos tontos), nos damos perfecta cuenta de que lo que se persigue aquí es seguir contando con el apoyo parlamentario de los independistas catalanes, dando largas al asunto del referéndum. O sea, mantener vivo al actual Gobierno, a costa de lo que sea (que, para eso, no tienen muchos remilgos).

Por si fueran pocos los líos, Dª Begoña Gómez (o, sea, la mujer del Presidente) anuncia a bombo y platillo la creación de una patronal de PYMEs cuya finalidad no parece ser otra que la de canalizar hacia esta patronal los fondos europeos que tan celosamente pretende distribuir y controlar el Gobierno.[4] Naturalmente, los empresarios de las dos organizaciones empresariales más representativas del país no ocultan su enfado ante el espaldarazo explícito del Gobierno a la nueva Confederación Nacional de Pymes (Conpymes), en un intento de alzarse como alternativa a Cepyme, la organización presidida por Gerardo Cuerva y dependiente de la CEOE, que lidera Antonio Garamendi.[5]

Por resumir el panorama actual; nos encontramos con un Gobierno que ni ha sabido prevenir la pandemia, ni ha sabido gestionarla, y que, encima, nos miente de forma constante pretendiendo ocultar su ineptidud para resolver cualquier clase de problema. Eso sí, se pone el traje y los zapatos de Gobierno para subirnos los impuestos hasta cotas inadmisibles, cuando en el resto de los países de nuestro entorno los están bajando para no llevar a la ruina a muchas familias. Y se pone ese mismo traje y zapatos para fomentar lo que denomina políticas feministas (o sea, el lenguaje inclusivo) que no sirven para nada, o para diseñar una Agenda 2050, como si no existiesen, ahora mismo, problemas realmente acuciantes, delante de nuestras mismas narices.

La “invasión de Ceuta” (no creo que pueda ser llamada de otra forma) le ha pillado con el pie cambiado, y mientras estaba mirando al 2050, con ampulosidad, se nos colaban en Ceuta miles de marroquíes. De forma apresurada se bajó de las nubes y se puso unos zapatos que le venían pequeños, ya que el suceso es mucho más grave de lo que piensa el Gobierno (sobre todo si persiste en la idea de no entregar al líder Polisario a la Justicia) y de lo que están transmitiendo a los ciudadanos.

Casi a continuación, se volvió a calzar otro par de zapatos (esta vez, demasiado grandes) para la creación de una patronal ficticia, tras la cual se pretenden ocultar sus allegados, para desviar así los recursos de los Fondos europeos. Pero me temo que esos zapatos grandes se le saldrán de los pies, tarde o temprano, y se volverá a quedar descalzo, como ha estado durante todo el segundo estado de alarma. Y lo mismo sucederá con los independistas catalanes, porque tarde o temprano, le llegará el momento en que deba dejarlos plantados, ya que cualquier referéndum en Cataluña tendente a declarar su independencia es absolutamente inviable dentro del marco de nuestra Constitución.

O sea, que, bien porque se empeña en calzarse unos zapatos pequeños o unos zapatos demasiado grandes, el hecho cierto es no atina con su número adecuado y así pretende gobernarnos, sin querer enterarse de los problemas y sin llegar a ver las soluciones adecuadas, para desgracia de todos nosotros. Los zapatos (esto es la realidad) aprietan y el Gobierno pretende seguir con ellos puestos hasta donde pueda, sin llegar a admitir que ya no está en condiciones de gobernar ni de contarnos, de una vez, lo que realmente pasa. Lo de la segunda vacuna de Astrazeneca es ya también el colmo de los colmos, pretendiendo que sean los propios ciudadanos quienes asuman por escrito la responsabilidad por aplicarse la segunda dosis y lavándose las manos como si el problema fuese algo ajeno al Gobierno. Por tanto, conviene que Sánchez se entere, de una vez, de que ha perdido la confianza de los ciudadanos, incluso de aquellos que le apoyaron al comienzo de su mandato, y que, por tanto, ha llegado el momento de convocar nuevas elecciones para que podamos decidir, libremente, quien o quienes deben gobernarnos.

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Con este vivo deseo de poner fin a la pesadilla en la que nos está haciendo vivir este desgobierno absoluto, y sin perder mi sonrisa etrusca, me despido de todos sin dejar de recordar que uno debe desear realmente algo para seguir vivo …

 

 

[1] Aparece en Quaestiones disputatae”, 3.1. Y Se admite sin discusión que «cabe en el terreno jurídico estimar como eficiente la causa que, de modo indubitado, prepare, condicione o complete la acción de la causa última, actuando tales concausas, respectivamente como mediata o inmediatamente originadoras del evento dañoso, que por su acción conjunta se produjo» (vid. STS 1ª de 18 de marzo de 1997), entre otras muchas

 

[2] Otra de las hazañas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, puede costarnos muy cara: el jefe del Ejecutivo ha dinamitado las buenas relaciones entre los servicios secretos hispano-marroquíes en un momento en que la fase de alerta en la lucha antiterrorista se encuentra en el nivel «cuatro reforzado» en una escala de cinco. Dicho de otro modo: la información que provenía de Marruecos en materia antiterrorista ha quedado reducida a la nada, lo que supone un riesgo evidente. Esa relación ya venía muy deteriorada, pero el traslado a un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario, ocultándoselo a Rabat, ha terminado por agravar aún más una situación que deja expuesto a nuestro país y a la UE.

Según fuentes de los servicios secretos, si el apagón informativo sobre las células yihadistas y el seguimiento a sus activistas más radicales perdurara de manera indefinida, entraríamos en un escenario de altísimo riesgo. Marruecos es el segundo país musulmán que más jóvenes aportó al Estado Islámico y algunos de los atentados más cruentos han sido perpetrados, precisamente, por terroristas procedentes de la zona de Tetuán.

En suma, que el culebrón del líder del Frente Polisario no se ha saldado sólo con la invasión de Ceuta por parte de miles de seres humanos instrumentalizados por Rabat, sino que la grave situación que atraviesan las relaciones entre Marruecos y España puede provocar un auténtico agujero en materia de seguridad. Es verdad que la normalidad ha vuelto a Ceuta, pero no lo es menos que el desenlace del caso Ghali puede complicar todavía más la situación y que si el líder del Polisario abandona España desafiando a la Audiencia Nacional entraríamos en una fase de imprevisibles consecuencias, sin que se pueda descartar la ruptura plena de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Es lo que ha conseguido Pedro Sánchez: ya no es sólo Ceuta -y también Melilla- quienes se ven amenazadas, sino España entera. 

Fuente: https://okdiario.com/opinion/sanchez-pone-peligro-seguridad-nacional-7272853

 

[3] Otra cosa es querer resolver el problema de cómo permanecer en La Moncloa con el apoyo de un partido independentista como ERC, que le pide unas condiciones inasumibles: indulto a los condenados por sedición y un nuevo estatuto que recupere aspectos que ponen en duda la soberanía nacional. La historia nos dicta que el nacionalismo busca imponerse a la mitad de los catalanes, con lo que no se resolvería ningún problema. Vid https://www.larazon.es/opinion/20210526/cmapxedwifelrh2io57sqw5vpm.html

[4] De esto se hace eco este artículo publicado en El Mundo  en donde se dice, claramente, que “Begoña Gómez pide fondos europeos para las pymes al arropar a su nueva patronal: «Tienen que recibir parte». Vid: https://www.elmundo.es/economia/2021/05/22/60a802defc6c83e4688b45bc.html

[5] Vid: https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/el_chivato/como-llaman-ceoe-nueva-patronal-begona-gomez-compinches/20210524184755244759.html

 

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REDACCIÓN