VII
Una verdad única en la intención existencial
Humildad y Despertar
Argumentar la existencia de una verdad única en un mundo donde hay tantas verdades y bestias capaces de defenderlas con violencia para imponer un criterio social o mesiánico, es un desvarío temerario.
La realidad es que cuando se ha anunciado una verdad que hace libres, ha permanecido divulgado en el tiempo este secreto mensaje contrariando a cuantos creen saber y estar en posesión de su verdad. Tantas verdades como caprichos airados posee el hombre para imponerlas.
Sin embargo, una verdad única no sería referente a una creencia o un dogma denominando un dios con nombre propio y siendo excluyente. La verdad que quizá se le escape a la ignorancia ensoberbecida de muchos guías ciegos y millones de prosélitos guiados por la ceguera de una fe mal entendida, es la de la intención que subsiste tras la apariencia de una existencia que parece gobernada por un caos y un desconocimiento implícito acompañando toda la historia de la humanidad sobre el destino universal. No es por azar que sea así. Por algo debió de ser la existencia de los profetas o los maestros que llegaron para mostrar un camino, no siendo casualidades en un mundo donde todo parece estar atado y bien atado, incluso después de la muerte aunque solo se intuya pese a la ignorancia humana que desconoce el porqué de su existencia.
No es la definición de una verdad la que puede aglutinar millones de pseudo verdades, sino la comprensión de que existe una intencionalidad en la existencia, en el ir y venir de los individuos que nacen sobre la Tierra para un fin concreto aunque los protagonistas de esas historias terrenales lo desconozcan.
¿Una intención oculta?, evidente. Esa sí sería una verdad única pues alumbra una actitud antes que una razón. Actitud divina en todo caso. La intención alrededor de lo que gira todo y que pasa inadvertida hasta que se capta el mensaje oculto que durante miles de años ha permanecido protegido, en tanto el libre albedrío ha coexistido con el deseo de conocer cuál es el sentido verdadero de nuestro paso terrenal. La intención de una Sabiduría infinita que mantiene ocultamente, y a propósito, el fin primero y último de la razón de existir durante miles de años.
Una verdad única como intención que aglutinara todas las creencias, porque todos son llamados a interpretar y descubrir ese misterio intencionado por el que se explica la marcha por este valle de sombras y de lágrimas. La clave está en la intencionalidad, no en la definición del infinito sino en la voluntad que subyace tras las cortinas de la confusión donde todos son llamados a entender cuando estén preparados para hacerlo. Eso es lo que parece esconderse tras las enigmáticas prédicas en forma de parábolas, como si fluyera un mensaje secreto solo inteligible para quienes están preparados para entenderlo, quizá con la lucidez de unas emociones alejadas de lo mundanal.
Entender una verdad unívoca que reúna todas las verdades, es la esencia de una Fe como certeza donde confluyen todas las creencias. ¿Pero entender qué? Pues la intención en sí; y una vez entendida esa intención de una Sabiduría infinita, alejarse del espejismo terreno para regresar al origen de todo conocimiento, y por añadidura, como premio, recibir todo aquello de lo que se sabe que hay necesidad. No en el hipotético más allá, sino en la funcionalidad de una Fe como certeza donde todo es posible cuando la verdad hace libres a los hombres de las cadenas mundanales. Fe práctica que sirve en bandeja, una vez se conoce, todo lo que el mundo niega con la carencia mientras se pertenece a él, desconociendo los secretos del espíritu que ya fueron revelados a los pequeñuelos dispuestos para recibirlo todo desde sí mismos. Porque el infinito se manifiesta desde dentro cuando se toma consciencia de la propia divinidad de nuestro ser. Eso parece significar lo que se habla con secretismo y donde desemboca el entendimiento cuando se logra ver lo oculto.
La ley de atracción no es una casualidad como tampoco los estudios de física cuántica que explican cómo somos transmisores de energía en un mundo energético donde el propio pensamiento puede moldearlo por nuestra propia influencia a voluntad.
Nada de esto es nuevo, acerca del gran poder creador que existe en los hombres pero se comunicó en parábolas para que el que pudiera entender de corazón la verdad oculta, se regocijara sabiendo que todo es posible con la conciencia cierta de que es real. La Fe práctica que todo lo consigue saciando toda carencia. Pero hay que ser como niños para comprender. Esa es la primordial dificultad en un mundo engañado por la vanidad humana en que se entiende como sofisma que la Fe es una certeza por cuanto se interpreta como la creencia en lo que no ha sucedido. Una transformación consistente para convertir la Fe en una realidad consciente antes de que se produzcan los hechos. Una sutil diferencia que marca la practicidad del camino espiritual frente a la razón limitada de una lógica que engaña hasta que se traspasan los límites impuestos durante siglos de ignorante sabiduría y divagación terrenal.
¿Qué sucedería si la existencia fuera solo un simulador donde lo más importante pasa inadvertido por pertenecer a la evolución individual de cada alma? ¿Una infinita lección de humildad para un hijo pródigo extraviado que mareado por el infinito, su destino final es advertir que no va a ninguna parte si no regresa a la casa de un padre donde será bien recibido cuando despierte de su sueño de ambición? Cuesta creer que toda la inmensa historia de la humanidad sea solo un espejismo con todas sus grandes obras sumadas… pero toda esa grandeza sucede en una minúscula mota de polvo llamada Tierra inmersa en un infinito Universo en expansión. Un simulador, solo eso, un gran simulador con una herencia divina utilizada imperfectamente por un hijo pródigo conjunto llamado humanidad. Hijos de hombres, caprichosos, llamados a ser Hijos de Dios cuando puedan ver la realidad y comprender la razón real de sus existencias terrenas.
Polvo somos y en polvo nos convertiremos, advierten. El orgullo de millones de nadie frente a un plan oculto de evolución donde todo es dado a quien despierta de su pesadilla de carencias. ¿Un simulador la vida con una herencia divina infinita para advertir con humildad que existe una intención en toda esta Creación de la que formamos parte? Seguro que sí, pero entender como niños en un mundo tan importante no es tarea fácil. No importa quiénes somos sino lo que llegamos a ser cuando despertamos y advertimos que todo es un espejismo, un escenario donde la meta de todas nuestras evoluciones está en regresar al origen y recibirlo todo como compensación. ¿Ser como niños para acceder a un reino de los cielos que todo lo otorga en esta vida despertando y regresando? Absurdo, seguro, porque no todo el mundo puede entender una “jugarreta” divina de un Dios todopoderosamente amoroso que espera de cada uno la humildad para comprender una lección que conlleva el premio de tenerlo todo de lo divino ¿precisamente por renunciar al espejismo de las ambiciones mundanales? Pues una vez alcanzado ese reino interior que es una demostración de inocencia para salir de la rueda de la existencia hay premio seguro siendo bienaventurados todos los que lo alcanzan. No en un más allá sino más cerca del propio aliento y de los propios pies donde Dios nos habita siendo de su poder creador.
El regreso después de ese largo viaje existencial hacia ninguna parte que no sea el despertar; resucitar de entre los muertos que no entienden esos muy sencillos secretos misterios del espíritu que solo los que llegan a ser como niños comprenden. La inmensa lección de humildad entendida porque eso es el aparente e infinito propósito de la existencia para todos, sea uno rey o mendigo. La Biblia tiene innúmeras referencias a la reencarnación, clave sin la cual es imposible explicar el propósito de la evolución espiritual, no obstante ya se dijo que se dejase a los guías ciegos guiar a los ciegos. Nada queda al azar.
¿Absurdo ante la inconmensurable grandeza humana que ya es advertida que polvo es y en polvo se convertirá… evolucionando en una mota de polvo galáctico? HUMILDAD Y DESPERTAR.
Autor
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Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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