Corrupción e impunidad. Por José Antonio Ruiz de la Hermosa

Ahí sigue Griñán sin ingresar en la cárcel. Esta semana hemos conocido la sentencia de dos socialistas de la Comunidad de Andalucía a unos pocos años, seis en concreto, porque unos seiscientos millones de euros no están donde estaban. Por supuesto, de esos cientos de millones, quizás miles de millones no sabemos donde están. Griñán fotografiado en la playa, este mindundi último condenado a seis años, y sigamos con los faroles.

¿Han leído ustedes en algún digital, que no sea minoritario, algo sobre esos millones perdidos? No, no han leído nada de eso, ni de tarjetas de crédito usadas en prostíbulos, ni sobre rayitas de coca, mariscadas o sobre cualquier otra cosa. Porque los medios progresistas procuran no contarlo, mejor dicho ocultarlo. ¿Y la culpa de quién es?, pues de maricomplejines que en lugar de aprovechar todos los días para contarnos esto, son los propios valencianos, que hablan en bilduetarra, los que le ponen las pilas a quien se atreve a tirar del pico, no de la manta, simplemente del pico de la misma.

El verdadero problema está en la «supremacía moral» que se adjudican los golfos, que nos están esquilmando y que juegan a lo más básico de la propaganda social comunista: acusar a quien le puede parar los pies de precisamente lo que ellos hacen. Y así vemos a diario esto y peores cosas. Vemos a un tipejo que dice que él no miente, simplemente cambia de opinión. Y el pueblo llano feliz y contento. Casi once millones de paniaguados nos contemplan y seguirán votando y protegiendo a estos sinvergüenzas.

Porque no nos equivoquemos, muchos creen que hay «un pucherazo» en cada elección, y quizás lo haya, pero no en gran medida, porque de verdad: «no les hace falta». El número de tontos de pueblo ha crecido de uno por pueblo, hacia el infinito. Y es que es muy cómodo apuntarse a ganador, a lo de moro muerto, gran lanzada y a decir que es mentiroso el que tira del pico de la manta. Y doy fe de ello. En una conversación espontánea, con alguien recién conocido, me trata de convencer de que en la España de Franco él pasaba hambre, que todos pasaban hambre. El problema para este tonto, o quizás aprovechado, es que yo salía de la Universidad y ya estaba casado cuando murió el Generalísimo.

Pues si, yo que era hijo de un trabajador, que estudié gracias a mi esfuerzo, que terminé mi primera carrera mientras trabajaba de noche en un laboratorio, resulta que ni pase hambre, ni vi a nadie pasarla. Ya conté aquí que siendo niño, un día vi por primera vez a alguien que me identificaron como un pobre y que en el pueblo donde estaba iba de casa en casa pidiendo algo de comer. Y como los paisanos, gente del común de los trabajadores del campo le ayudaban en lo que podían. Pero claro, se pasaba hambre según este tipo, que antes de decir la tontería me hizo una relación de bares y tascas del centro de Madrid, a las que él iba en los años sesenta y setenta. Supongo que a mendigar un vinito y una tapa.

Estos chulitos de bar de barrio, no resisten una conversación con alguien que les haga frente y les lea la cartilla, porque argumentos solo tienen los de esos plumillas «bien pagaos» de la propaganda y la antigua prensa, que subvencionada de millones le hace la ola a los que con mis impuestos, sus impuestos, les hace llevar una excelente vida de mariscadas. Porque claro el problema fundamental es que yo con 20 añitos y llevando varios años trabajando, apenas pagaba impuestos como el ITE, una coña de impuesto y los indirectos que eran al lujo. No había IVA, ni me descontaban un veintitantos por ciento de mi nómina o de las pensiones, ni hacía declaración de la renta, ni la gasolina era un 75% de impuestos. De hecho con un precio en dólares casi similar al que había hace unos meses, del barril de petróleo, yo llenaba el depósito de mi Seat 850 con poco más de 500 pesetas. ¿Curioso no? Pero es lo que hay.

Y mientras uno de estos chulitos, que se pasan el día con el tema de la violencia de género, va y le falta al respeto a Ana Vega, senadora por VOX, de una forma totalmente desabrida y chulesca pasándose por ahí lo que él mismo y sus amigos, secuaces y periodistas de medio pelo se pasan el día proclamando. Porque sepan ustedes, que el tema es que los políticos de izquierdas están exentos de cumplir las leyes que nos imponen a los demás, bueno no solo eso, sino que nos bombardean con ellas desde los medios con la aquiescencia de los «bien pagaos». Y como muestra la Jenni y «su tonta», que al final acabará en algo como los 18.000 eurazos que la Montero va a tener que pagar a un hombre al que llamó maltratador, aunque «la Justicia» había proclamado como sufridor de una de sus amigas y secuaces.

¿Impunidad y Corrupción?, algo que habría que empezar a solucionar ya, porque sino me veo de pueblo en pueblo pidiendo como un pobre, aunque no se a quien, porque el resto de los mortales de esta Nación, va a estar en parecida situación. Tengan en cuenta que los políticos y sus secuaces no son mortales, o ellos lo creen así. Y ahí lo dejo…

Autor

Jose Antonio Ruiz de la Hermosa

José Antonio Ruiz de la Hermosa es oficial retirado del Ejército Español. Especialista en Estrategia, táctica y logística Aérea. Especialista en Salud Laboral, Prevención de Riesgos, Divulgador e Historiador.

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