17/05/2024 07:30
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En las anteriores elecciones corrió presta para que el corrupto Marlasca sumara a la treta de las balas de CETME,  la navaja con pintura roja que le envió un enajenado; a ver si colaba lo de las amenazas de la «ultraderecha», comodín de los fulleros, quienes intentan contra VOX  que funcione la falacia del dóberman antaño practicada contra el PP.  Tanto monta monta tanto VOX como PP en la demonización del adversario político, incapaz el socialismo que lastra a España de un juego limpio democrático, desde siempre.

Qué mejor candidata a la alcaldía de Madrid que una fracasada para las aspiraciones de Almeida y Smith. Reyes Maroto se soporta ante el espejo con esa cara ambigua que refleja la estupidez, la ignorancia y la mezquindad con un rictus de autoritarismo ridículo. Sus ladridos en el debate electoral se pretendían escuchar, interrumpiendo a los participantes, con ínfulas de superioridad repulsivas. Como señaló Ortega Smith, porque aún se cree al frente de un ministerio. Patética. Lo de «colecsará» en vez de colapsará la hundió en la miseria, entendiéndose porque a sus mítines acuden cuatro gatos mal contados.

Demostró ser una maleducada sin dignidad, un monigote del garabato Pedro Sánchez,  acometida del histrionismo de lo malvado que representa la payasada criminal sanchista a la que solo se le ríen las malditas gracias, electorales también, por la malversación encubierta que compra millones de devotos parásitos, potenciales votantes de sopa boba, para dar continuidad a los miles de chiringuitos que los alimentan.
A la Maroto le apestan las intenciones de mala perdedora auspiciada por el tramposo de La Moncloa. Es un fiasco de economista, y para colmo profesora universitaria, pues hay que ser muy indocta, y hasta idiota, para confundir impuestos como el IBI con el IVA sin un pestañeo en esa mirada de besugo que se gasta durante las intervenciones públicas, evidenciando el minúsculo cerebro cuyo patinazo de neuronas es latente cuando emite algún sonido pretendidamente racional. Y ni se inmuta la falaz con patas tan cortas.
Es la imagen pública y desgraciada e influyentemente política del estándar de la pandilla socialcomunista, compuesta de inútiles y sectarios mediocres que no esconden sus miserias morales y formativas. Diríase que le cuesta levantarse cada día con esa imagen de imbecilidad sobrevenida, propia de seres mentalmente débiles,  acomplejados por sus lastres de personalidad y apariencia pero impulsados por una voluntad que supera una realidad decepcionante para sí misma y el entorno que la rodea. Tiene esa cara marchita de yugo psicológico y deambulante, irrisoria y tiznada de fealdad, sucia el alma que se le traspasa a la cara con ese mohín de asco permanente que no oculta un conjunto de idiocia que se ratifica cuando abre la boca. La de la navaja, el IBI y el IVA, exministra de Industria en la línea de la «expertitud» Calvo Poyato.
Esta bicoca de sectarismo, candidata a la alcaldía de Madrid, es la que promete 21 puntos violetas de segregación como si el hombre fuera el enemigo generalista, con esas políticas impuestas por poligoneras que se proveen de opíparas partidas presupuestarias a costa del erario público.
Van a la desesperada ante el riesgo de dejar de mamar de la teta del Estado. Debe contrariarle en demasía las detenciones de socialistas con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tras la pista de la mafia que está comprando votos por correo. Abreviarían la investigación si entrasen directamente en la sede de Correos, germen de corrupción bajo instrucciones de La Moncloa. Descubrirían el grueso de la trama tras los muros monclovitas, pues no puede asomar más la punta del iceberg de la canalla sanchista, alta traición inclusive.
La candidata al Ayuntamiento de Madrid debería estar con sudores fríos por la autonomía policial que, si se explayara en la indagación, terminaría por pringar a todo ese grupúsculo de viles componendas tipo Tito Berni,  que se juega la continuidad del chollo malversador y gregario, latrocinio contra España. No se le cae la cara de vergüenza por exhibir su ignorancia, tampoco por mostrar la deficiencia moral y hasta mental. La tonta del bote, del IVA y del IBI está blindada ante el ridículo y mimetizada con lo sinvergüenza del que usa el Falcon para acudir a mítines electorales. Si pierden la ocasión de renovar la estafa de gobierno se tiran por un puente y a España con ellos. Ya están pensando cómo airar las calles si son derrotados en las urnas, pese al despliegue de juego sucio y ventajista en cada rincón donde se agazapan las ratas del fraude electoral. Son así de oportunistas, malintencionados, necios y socialistas, como la Maroto que no lo disimula.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
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Editor ÑTV ESPAÑA

Donde dice «entendiéndose porque a sus mítines acuden cuatro gatos mal contados», se quiso decir:» entendiéndose por qué a sus mítines acuden cuatro gatos mal contados».

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