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El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha recorrido en la mañana de ayer la nueva plaza de España y su entorno tras la reapertura de este emblemático espacio dos años y medio después de que comenzaran sus obras de reforma, que han supuesto una inversión de 74,4 millones de euros en la que es, junto a Madrid Río, una de las principales transformaciones de la ciudad en este siglo. La movilidad de la zona recupera así la normalidad tanto en la superficie como en el túnel, que también ha sido reabierto al tráfico tras su ampliación. Junto al alcalde, en la visita han estado presentes la vicealcaldesa, Begoña Villacís; la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, y varios miembros del Gobierno municipal y representantes de los grupos municipales, así como de vecinos, comercios, hoteles y colegios de la zona.
Durante la visita, Almeida ha definido la nueva plaza de España como un espacio que «nos pertenece a todos los madrileños». El alcalde ha señalado que «Madrid se ha construido a través de las sucesivas generaciones de madrileños, que se han visto acompañados por los sucesivos gobiernos que ha habido» algo que, según ha explicado, es una muestra de la continuidad institucional, «de la capacidad de los gobiernos de Madrid, con independencia de su signo ideológico, de ejecutar y seguir con los proyectos que son buenos para la ciudad».
En este sentido, Almeida ha destacado el esfuerzo conjunto de sociedad y Ayuntamiento para acometer actuaciones urbanas que redundan en la mejora de la calidad de vida de todos, con espacios públicos como la renovada plaza de España, que va a permitir seguir diseñando y disfrutando de una ciudad del siglo XXI, con las exigencias de calidad de vida y bienestar que los ciudadanos reclaman. Además, tal como ha explicado el alcalde, esta renovación permite compatibilizar la movilidad con la mejora del espacio público peatonal a través de la conexión con los grandes ejes de Madrid.
«Tenemos la capacidad de liderar grandes transformaciones urbanas y en plaza de España lo hemos demostrado», ha señalado Almeida, quien ha reiterado que esta actuación «nos deben de llenar de orgullo a todos, porque pertenece a la ciudad de Madrid, porque engrandece esta ciudad y hace honor al lema de que Madrid es la mejor ciudad para vivir y la mejor ciudad para venir».
A falta de algunos remates en los que se seguirá trabajando en enclaves puntuales de una obra de esta magnitud y complejidad, con esta apertura, el Ayuntamiento quiere primar la vuelta a una movilidad normalizada en este entorno, así como el fin de las molestias para los vecinos. Además, siendo estas fechas próximas a la Navidad, la apertura supondrá un importante impulso para el comercio, la restauración y la hostelería de la zona.
El peatón se convierte en protagonista
La nueva plaza de España, que está llamada a ser un nuevo polo turístico de la ciudad, da lugar a un entorno más verde, sostenible y accesible que cambia la fisonomía del centro de la capital, un espacio de más de 70.000 m2 que integra todos los modos de movilidad, pero que prioriza al peatón. En este sentido, uno de los objetivos fundamentales de la reforma ha sido la peatonalización del eje Bailén-Ferraz para materializar la conexión entre los valiosos espacios públicos de este entorno que hasta este momento habían estado segregados.
De esta manera, las infraestructuras subterráneas creadas permiten no solo la permeabilidad peatonal y ciclista desde la plaza de Oriente hasta la plaza de España y al Templo de Debod, sino también la conexión con los jardines de Sabatini, el Campo del Moro e incluso Madrid Río. La nueva plaza se convierte así en la puerta verde a una malla transversal que procede del río Manzanares y establece un punto de penetración medioambiental hacia el centro de la ciudad. Una calidad ambiental que se ve, además, potenciada con la plantación de más de 1.100 nuevos árboles.
Un túnel transformador
La gran transformación de este espacio ha sido posible gracias a la canalización de la circulación rodada a través de un túnel que permite trasladar el tráfico al nivel inferior del paso elevado construido en los años 60 y ganar el espacio en superficie para el peatón.
El túnel resultante de la reforma conecta el tráfico rodado desde la calle Bailén hasta la de Ferraz. La parte nueva de ese túnel es continuidad del ya existente y va desde el inicio de los jardines de Sabatini, en la calle Bailén, hasta la calle Ferraz, más allá de Ventura Rodríguez. La unión de ambos túneles genera una infraestructura subterránea de más de 1.150 metros desde su entrada en Bailén, a la altura de la calle Mayor, hasta la salida de Ferraz. Además, tiene conexión con la cuesta de San Vicente, lo que permite dirigirse tanto a la M-30 como hacia la Gran Vía.
Movilidad ciclista
La mejora de la movilidad ciclista es otro de los ejes del nuevo espacio, ya que conecta de manera segregada los ejes norte-sur y este-oeste del ámbito. La senda bici segregada, que discurre sobre un área a la que no tiene acceso el vehículo privado, conecta la calle Ferraz con la calle Bailén, cosiendo los ciclocarriles de la calle San Quintín con los de la calle Ferraz y el paseo del Pintor Rosales. Por su parte, el otro eje ciclista este-oeste conecta la cuesta de San Vicente con la Gran Vía a través de un carril segregado que se desarrolla junto a la calzada bajo la plataforma peatonal.
Esta configuración convierte la plaza de España en un conector de redes ciclistas capaz de unir los itinerarios que hasta ahora se encontraban desconectados. De esta manera, ningún movimiento queda desprovisto de la posibilidad de ser recorrido en bicicleta. En total, se han implementado más de tres kilómetros de vías ciclistas en calzadas y casi 400 metros de senda ciclista sobre espacios sin automóviles.
Una plaza accesible en la que se han integrado los hallazgos arqueológicos
Hasta ahora, la plaza carecía de medidas que posibilitaran los movimientos seguros de personas con movilidad o visión reducida, limitación cognitiva o cualquier otra discapacidad o diferencia. En este sentido, era un espacio obsoleto. La nueva plaza de España, sin embargo, cuenta con las condiciones necesarias para garantizar su uso integral por parte de todo tipo de personas, independientemente de sus capacidades.
Además, el proyecto integrará la mayor parte de los restos arqueológicos encontrados durante las excavaciones para la construcción del túnel Bailén-Ferraz, como las dos plantas del Palacio de Godoy y los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales junto a los actuales jardines de Sabatini, así como los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil. Estos restos no solo podrán ser visitados por ciudadanos y estudiosos, sino que además se implementará un itinerario arqueológico y se construirá un centro de interpretación de la cornisa monumental para explicar y ayudar a comprender la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento.
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