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Esta es la décima parte del repaso al libro Pilar Primo de Rivera: Recuerdos de una vida. Las partes anteriores están aquí.
Capítulo XXV – Tiempos difíciles
Entre tanto, se iba desarrollando la Segunda Guerra europea, y en medio de ella, algo para nosotras muy entrañable: la División Azul…
Con la División Azul fue también un cuerpo de enfermeras nuestras, todas mandadas por el general Muñoz Grandes.
Más adelante, el 17 de julio del 42, Franco anunció la convocatoria de unas Cortes. Los procuradores todavía no eran elegidos por los cauces naturales, sino nombrados directamente por el mismo Caudillo o por los municipios. Yo fui nombrada por el Caudillo.
En España había paz, pero en la sombra antiguos monárquicos como socialistas, liberales, no dejaban de conspirar para cambiar nuestro régimen; quizás esto hizo pensar a Franco en buscar una continuidad, y una junta presidida por él nos planteó la conveniencia de traer la monarquía. Los que allí estábamos nos quedamos al principio sorprendidos, y después fuimos dando nuestra opinión. Raimundo, Arrese, el obispo de Madrid – Alcalá, Eijo y Garay; José Antonio Elola Olazo y yo dimos nuestro parecer sobre los inconvenientes que esto podía representar…
Así llegó el año 45, en que la guerra entre aliados y los regímenes fascistas (Italia y Alemania) fue perdida por el Eje. Esto indudablemente supuso una tremenda dificultad para España… A impulsos de la URSS, en 1946, se propuso en la ONU, a través de Polonia, la retirada de los embajadores de todos los países en España y el cierre de las fronteras; esto, al contrario de lo que el mundo preveía, dio lugar a la primera grandiosa manifestación en la Plaza de Oriente, de Madrid, en diciembre de 1946, en apoyo de Franco y del régimen que había ganado nuestra guerra…. Pero el país que nos ayudó de verdad en estos momentos fue Argentina, que nos envió varios barcos de trigo y carne congelada….
Por entonces, como sucede ahora, empezaron algunos a cambiar de chaqueta para no comprometerse con lo que el mundo entendía por fascismo, Y dónde, sin ninguna razón, incluían a la Falange. Lo cierto es que en una emisión de Radio Nacional para celebrar la conmemoración de la fecha del Primero de Abril, Día de la Victoria, en 1946, se habló de todas las aportaciones personales y colectivas a la guerra y a la España Nacional, menos la de José Antonio y de la Falange… Al día siguiente dirigí una carta al entonces director de Radio Nacional, que fue la que transcribo a continuación. En la carta se lee esto:
… unas listas que conservo de cuando la Sección Femenina mandaba el aguinaldo a los camaradas, y en las que figuran encuadrados en unidades de Falange, aparte de los miles de falangistas que había en el ejército, más de 200,000. Hechos destacados en estas unidades: el Alto de los Leones, con los falangistas de Castilla mandados por Onésimo Redondo y por Girón. La Sierra de Alcubierre, posición defendida por los falangistas, que fueron muertos todos ellos antes de entregarla, y cuya acción heroica fue mencionada en el parte oficial de guerra… En el Baleares como en toda la escuadra española, había falangistas voluntarios, y se hundió aquel barco cantando El cara al sol. Pues bien, en la famosa emisión del sábado se habló de todos los que aportaron su esfuerzo a la guerra, de la salida de los requetés de Navarra; se enumeraron uno por uno los tercios de los tradicionalistas, heroicos y gloriosos, no lo dudo, pero ni más heroicos ni más gloriosos que los falangistas, de los cuales, ni como colectivo ni como individualidades, se dijo ni una sola palabra en Radio Nacional de España.
No se indica quién era el director de Radio Nacional de España en aquel momento. Una consulta en la wiki, muestra que la patata está entre Lucio del Álamo Urrutia (1943-1946) y Ginés de Albareda Herrera (1944-1952). El primero era una falangista convencido…
Capítulo XXVI – La Sección Femenina en el Régimen
Todo este ajetreo diario me daba un inmenso trabajo, pues yo quería cumplir lo mejor posible mi misión. La mayor parte de nuestros hombres tenían hacia nosotras, y yo me daba muy bien cuenta, una cierta ternura, una cordialidad especial, quizás como un sentido de protección, porque veían en la Sección Femenina una entrega total que hacía más patente nuestra juventud, sin ningún deseo personal y una gran fidelidad a José Antonio.
En dos palabras lo que hoy llaman heteropatriarcado las femilocas de cuota y subvención.
Y si en esos hombres políticos encontré hacia mí un efecto especial, fue aún más marcado y en mayor grado el que siempre me demostró el Generalísimo. Constantemente nos prestó su ayuda, su colaboración…
Insisto, puro heteropatriarcado. Y lo mismo dice de los ministros con los que tenían que tratar punto siempre les ayudaban.
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