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Considerando, que es del todo necesario informar a la opinión publica desconocedora por ignorancia unas veces, por desinterés otras y las más por “abducción” a través del mantra establecido y repetido hasta la extenuación “Golpe de Estado de 1936”; se hace necesario mostrar a luz pública, informaciones, datos, documentos etc., con la finalidad de que se conozca la verdad, sobre las causas y el desencadenante de la contienda española de 1936.

La “Causa Genera 1943 Ministerio de Justicia”, está al alcance de quien quiera leerla, escaneada, con las correspondientes imágenes y reseñas tipográficas, de números de documentos, acreditados todos ellos, tanto testifical como documentalmente.

Así pues, a lo largo de estas entregas, con la inestimable ayuda y apoyo de El Correo De España, pretendo dispensar, retazos, fracciones, escritos, lugares, fechas, direcciones etc.;  del mayor fondo documental existente aun a día de hoy que es la “Causa General de 1943, Ministerio De Justicia”; con el fin de facilitar una lectura más breve, progresiva y accesible; del que paso a reproducir su cuarta  parte  de manera textual en cursiva:

Patio del Cuartel de la Montaña tras la rendición de los sublevados. La disposición de los cadáveres y la sangre manando de sus cabezas no deja lugar a dudas. Menos aún el testimonio del autor de tal masacre, Enrique Castro Delgado, que lo confiesa en la primera parte de su autobiografía «Hombres made in Moscú»

En agosto de 1936; el Ministerio de la Gobernación, marxista, prevenido a tiempo por el jefe de la escolta, que pidió instrucciones, permite que las turbas del puente de Vallecas, (Madrid), exacerbadas por agitaciones extremistas, detengan un tren que transportaba dos centenares de presos, procedentes de la prisión de Jaén, y asesinasen en  masa a dichos presos, previamente despojados de cuantos objetos de valor llevaban encima. Por figurar entre estos mártires, el Sr Obispo de Jaén, y su hermana, se hace referencia más amplia a este hecho, en el capítulo dedicado a la persecución religiosa.

El 31 de julio de 1936, fue hallado en el término, de Colmenar (Madrid) sito en Valdeloshielos, el cadáver de la señorita, vecina de Madrid, P.Y.A, de treinta y un años soltera, perforación de pulmón y señales inconfundibles – según dictamen de autopsia practicada en el sumario 310 de 1936, seguido infructuosamente como todos, por la autoridad judicial roja-, de haber sido violada antes de su muerte.

Son numerosísimos los niños de catorce y quince años, y aun de menor edad, victimas, tanto en Madrid como en el resto de España, de la barbarie roja. Tan solo en la capital ascienden a un centenar las victimas comprobadas que no rebasan la edad de diecisiete años.

Entre otros, pueden citarse concretamente, además de los ya mencionados, los niños de quince años, Jaime de Borbón y Esteban, Luis Ceñal Lorente, (cuyos dos hermanos, Justo y José María, este ultimo de diecisiete años también fueron asesinados), Manuel Díaz Del Cerro, (cuyo cadáver apareció en la carretera de Andalucía junto con el cadáver de su adre, D Marcelo Diez García), German Ayala Cantón, José Luis Pérez Cremos, y Francisco Rodríguez Álvarez. Y en la provincia de Oviedo, son ciento cuarenta y ocho, los memores de dieciocho años, asesinados. En el pueblo de Torredelcampo, (Jaén), fueron asesinados dos niños de trece años, hermanos gemelos, llamados Manuel y José Quesada Jiménez, de cuya familia fueron asesinadas cinco personas más, entre ellas la madre y una hermana de los niños.

En el pueblo de Colmenar de Oreja, (Madrid), el cadáver de D Pedro García Salazar, fue desenterrado por las turbas marxistas, en 11 de marzo de 1938, sacado al campo y descuartizado, siendo finalmente rociado con gasolina y prendido fuego.

El Teniente de la Guardia Civil, D. Román de las Heras, fue conducido desde Madrid a Vallecas, el 12 de septiembre de 1936, por unos milicianos capitaneados por el tristemente célebre atracador, y ex presidiario Antonio Ariño; “El Catalán”, los cuales, después de una brece permanencia en la plaza de Vallecas, con el detenido, llevaron a este a un lugar llamado San Antón, donde después de golpear bárbaramente al Teniente Las Heras, le rociaron con gasolina y le prendieron fuego, habiendo presenciado este asesinato numerosas personas.

El Teniente retirado de la Guardia Civil, D. Juan Herranz, y su esposa Doña Isabel Blanco González, fueron detenidos por una cuadrilla de milicianos, del puente de Vallecas, conocidos como “Los cinco diablos rojos”, que acribillaron a balazos al matrimonio detenido; al tratar de dar sepultura a los cuerpos de ambas víctimas, el enterrador se dio cuenta de que la mujer aún estaba viva, y la remato en aquel momento de un tiro de pistola.

El día 22 de julio de 1936, un tropel de mujeres, del mismo puente de Vallecas, sacaron violentamente de su domicilio violentamente a la Srta. Gumersinda Toledo, y habiéndose unido a la manifestación formada, las turbas marxistas de la localidad, la detenida fue paseada con la ropa desgarrada, por el pueblo, llegando a ser mordida por una mujer llamada Isabel García; finalmente, al llegar al control de milicias establecido, en el lugar denominado “Pajar del Roux” la detenida, asi como dos hermanos de la misma, llamados, Dionisio y Fernando Toledo Hortelano, que trataron de amparar a su hermana, fueron asesinados.

La “checa” de Alcalá de Henares, asesino a Doña Leovigilda Surga, que había sido acusada por su propio marido, -deseoso de disponer de ciertos bienes de su esposa- de ser hija de un Comandante de la Guardia Civil y de tener arraigadas ideas religiosas.

Las milicias de la “checa” establecida en la Iglesia  de San Felipe, de Alcalá de Henares, entre otros muchos crímenes, cometió el relatado ante la Causa General, o un superviviente, llamado D Antonio Moya Rodríguez, que en julio de 1936, residía en el pueblo de Camarma, próximo a Alcalá: Del referido pueblo de Camarma, fueron sacados por las milicias rojas, numerosos vecinos, que en calidad de detenidos fueron trasladados a la “checa” de Alcalá, y cruelmente maltratados a vergajazos por los milicianos de la “checa”. A las dos de la mañana de uno de los primeros días de noviembre de 1936, fue extraído de la “checa”, el declarante  en unión de Enrique y Antonio Moya, Alberto Cubillo, Agustín Mendieta, y Máximo Galindo y llevados junto a las tapias del cementerio, donde los milicianos dispararon varios tiros sobre cada una de las víctimas, apuntándoles a la nuca. D Antonio Moya cayó herido de suma gravedad, aunque no mortalmente, no llego a perder el conocimiento y se fingió cadáver; dando lugar a que los asesinos se alejasen del sitio de la ejecución; el Sr Moya pudo levantarse y después de besar los cadáveres de su hijo y de su hermano se alejó de aquel lugar, conteniéndose con un pañuelo la hemorragia y evitando las carreteras concurridas por milicianos rojos que le hubieran rematado; tras grandes penalidades, logro llegar a lugar seguro donde se ocultó.

Al tiempo de abandonar los milicianos el lugar, de los asesinatos, creyendo muertas a todas sus víctimas, el Sr Moya, oyó decir a uno de ellos refiriéndose al propio declarante; “Bien muerto esta y vamos deprisa a por los otros de Camarma”.

Efectivamente, aquella misma noche y en término municipal de Villalvilla, fueron asesinados quince más de los que estuvieron detenidos con el declarante, en la “checa” de San Felipe. Son estas víctimas: D. Eusebio Galindez González, D. José María Galindez González, D. Ramón Galindez Diez, D. Máximo Galindez Diez, D. Gregorio Díaz Lorenzo, D. Rafael Calvo Pérez, D. Maximiliano Calvo Pérez, D. Tadeo Pérez Almira, D. Tomas Mendieta García, D. Ángel Mendieta García, D. Jesús Mendieta García, D. Teodoro Mendieta García, D. Agustín Mendieta García, D. Florencio Mendieta López, y D. Emilio Martin Pascual. Anteriormente habían sido asesinados por elementos de la misma “checa”, de San Felipe, en la carreta de Daganzo, el que fue Alcalde del pueblo de Camarma, D. Pedro Calvo Pérez, y D. Elías Merino López.

En el resto de las provincias, y por vía de  ejemplo limitadísimo, pueden señalarse entre una multitud de crímenes monstruosos los siguientes:

En Almería, los Pozos de la Lagarta (del término municipal de tabernas) y el Pozo de Cantavieja (del término municipal de Tahal) quedaron abarrotados hasta la boca de cadáveres de las víctimas de la actividad criminal marxista. Exhumados estos restos después de la total liberación de España, han sido encontrados multitud de cadáveres destrozados, y entre ellos el de un armador de buques de pesca del pueblo de Adra, llamado D. José Moreno Fernández, que apareció con evidentes síntomas de muerte por asfixia, rodeado su cuello por la soga que sirvió para estrangularlo, conforme puede apreciarse en una de las fotografías, dedicadas a las referidas inhumaciones, y que se insertan a continuación.

En el pueblo de Villacañas, (provincia de Toledo), fueron sacados de la Hermita del Santo Cristo, donde se encontraban detenidos, D. Antonio, D. Ángel, D. Calixto, D. José y D. Moisés Marín López, D. Francisco y D. Jesús Granada Marín, D. Francisco Maquedo López, D. Francisco Martin Pérez, D. León Montes Alcázar, D. Casto Montes Roldan, D. Julio Pérez García, D. Francisco Primedos García y D. Aureliano Romero Carretero, quienes después de haber sido tratados bárbaramente, hasta el punto haberles sido arrancado los ojos, fueron conducidos en camiones t asados a cuchillo por los milicianos que los custodiaban; antes de la consumación del asesinato, como D. Ángel Martin a causa de su ceguera pisase a un miliciano que iba en el coche, este le mutilo de un hachazo el pie con que le había pisado.

El pistolero genocida Largo Caballero

El 27 de febrero fueron juzgados en Alicante por el Tribunal Especial Popular, d. Javier González Avellan, de cuarenta y nueve años, D .Ramón Calpena Cañizares, de setenta y dos años, D. Luis Calpena Pastor de treinta y tres años, siendo condenados D Javier González y D. Luis Calpena a dos  años de internamiento. Los motivos de la condena de dichos señores, -ningún delito habían cometido- son los mismos que figuran en el informe de la Alcaldía roja de Aspe, que se unió al sumario y sirvió de base a la sentencia y cuya fotocopia se inserta en el correspondiente anexo, documental. Encontrándose ya los mencionados señores, en el campo de trabajo de Totana (Murcia), cumpliendo pena que les había sido impuesta el 28 de junio de 1937, – y precisamente a instancia de los mismos obreros, de la fábrica “Ramón Calpena Cañizares” que estimaban indispensables los servicios técnicos de dichos señores, para la buena marcha de la explotación- son indultados por el Tribunal Supremo que actuaba en Valencia, y puestos en libertad el 6 de julio del mismo año, se trasladaron a Novelda, a cuyo Juez expusieron el temor que sentían de presentarse en el pueblo de Aspe, siendo tranquilizados por aquella autoridad, ante cuyas seguridades, se presentaron en el pueblo cuyo alcalde también prometió que no les ocurriría nada. En la madrugada del 7, las tubas inducidas por los dirigentes de las organizaciones sindicales afectas al Gobierno del Frente Popular, violentaron las puertas de los domicilios de los tres liberados, sacándolos violentamente a la calle y martirizándolos a palos hasta que en la calle del Ayuntamiento cayeron al suelo, falleciendo en aquel mismo lugar; D. Ramón Calpena y su hijo y quedando gravísimamente herido D. Javier González. El relato de estos hechos en términos de elogio para los asesinos, fue publicado en el periódico anarquista, Frente Libertario de Madrid, según fotocopia adjunta.

En Barcelona, el matrimonio integrado por D. Placido Armengol Celanova y doña Emilia Serra Saura, de profesión, panaderos y sin filiación política asi como tres hijos del matrimonio en unión del obrero de la panadería D. Francisco Rivas, fueron detenidos por el comité de la Bonanova el 24 de septiembre de 1936, y conducidos a la carretera de la Rabasada, donde aparecieron los seis cadáveres con heridas de arma de fuego; el comité obrero de la panadería se incautó de la industria  de las víctimas.

En los pueblos de la provincia de Ciudad Real, la criminalidad revistió modalidades de terrible ensañamiento. Asi el sacerdote de Torrenueva D. Felipe Campos Rodríguez, detenido el 2 de agosto de 1936, fue martirizado destrozándole los dientes y sacándole los ojos. En el mismo pueblo el vecino D, Máximo Vivar Barriga, fue muerto a palos en loa “checa”, y traspasado su cadáver repetidas  veces con un estoque. Al vecino del mismo pueblo D. Alicio León Descalzo, le amputaron en vivo los órganos genitales poniéndoselos en la boca y al también vecino de la misma localidad D. Venancio Moreno Pérez le saco los ojos en vivo una mujer marxista llamada Inés Torres Marco.

Análogos martirios y mutilaciones fueron realizados en otros pueblos de la misma provincia de Ciudad Real: al vecino de Alcázar de San Juan D. Antonio Santos Montes, joven que se había distinguido por su piedad religiosa, se le arrancaron los ojos en vida. Y el Diputado D. Luis Ruiz Valdepeñas, fue uncido a una noria en unión de varios detenidos apaleado brutalmente y finalmente asesinado.

En Carrión de Calatrava, (pueblo de la referida provincia de Ciudad Real), fueron arrojados a un pozo de mina, los cadáveres de unas ochocientas personas de diversos pueblos de la provincia que eran llevados a aquel lugar para su ejecución.

En el pueblo de Caspe (Zaragoza) fue detenido  el 27 de julio de 1936 D. Antonio Giu Giral, por una turba de milicianos que lo condujeron en tumulto obligándole a caminar descalzo y sin camisa por las calles de la población y al llegar la comitiva a la calle de la Hilarza, la madre de la victima de ochenta años de edad, fue obligada  a asomarse al balcón para presenciar el martirio de su hijo que fe arrastrado con cuerdas hasta las tapias del cementerio donde las turbas le acribillaron a tiros mientras gritaban: “¡Por la libertad y contra el fascismo!”.

En el pueblo de Alcañiz, provincia de Teruel, fue enterrado en vida, D. Pascual Bardavio sábado echando los milicianos cal viva en la sepultura, según declaraciones testificales fehaciente. En Herrera de los Navarros, fueron fusilados el alguacil del Ayuntamiento, D. Domingo Cardo Iberni, su esposa Doña Leoncia, Lobera Guillen, y los hijos del matrimonio, Araceli Carod Lobera, de diecinueve años, modista y Delfín Cardo Lobera, niño de trece años, habiéndose cometido el crimen, el 17 de septiembre de 1936.En Málaga, fue detenido y conducido al Comité Rojo de Investigación  y Vigilancia, sito en la Alameda el 18 de octubre del año 1936, D. Salvador Alcalá Del Olmo, que a presencia de las turbas, fue arrojado por el balcón y rematado en el suelo.

En la misma ciudad, fueron asesinados el 23 de octubre de 1936, D. Roberto Aremberg Gil y su madre Doña María Gil González de Junquito, de setenta y seis años, no sin antes que la expresada anciana fuese cruelmente martirizada al mismo tiempo que su hijo hasta el punto de serle clavada una caña en un ojo por una mujer llamada Teresa Núñez Ortiz “La Teresona”  (de infausta memoria en los anales de la época rija de Málaga) los cadáveres de las víctimas mencionadas fueron arrastrados y el de Doña María resulto carbonizado.

La vecina de Alfarras (Lérida) Antonia Pau Lloch de setenta años de edad, madre de los religiosos de la Compañía de Jesús, fue llamada a declarar el 26 de febrero de 1937, al ayuntamiento donde funcionaba el comité revolucionario y al negarse a hacer las revelaciones que se le exigían, fue maltratada y golpeada en la boca con un crucifijo de su pertenencia y seguidamente conducida al lugar denominado “Plana de Magi” donde murió estrangulada  siendo enterrada en la cuneta de la carretera y cubierta la fosa con un montón  de piedras.

                                              

“Dales Señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua”

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REDACCIÓN
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