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El día 19 de julio en Zaragoza, la Territorial de la Falange, aprovechando la presencia en la ciudad del leonés Reverendo Padre Calvo (perseguido por su propia Iglesia y por la Fiscalía de Odio por hablar sin tapujos desde su atalaya de sacerdote patriota) encargó una misa en la Iglesia de Santiago por los Caídos de la Cruzada.

Posteriormente, los asistentes, previamente convocados, nos desplazamos a la sede oficiosa de la Falange en Zaragoza, en un céntrico edifico de la ciudad que nos ofrece una espectacular terraza donde, una treintena de militantes, simpatizantes, y patriotas pudimos disertar con el Padre Calvo que nos explicó cuál es la situación y la posición de la iglesia ante la descomposición social, cultural, y religiosa de España y de Europa. Sus palabras fueron desalentadoras, pero nos animó, como últimos defensores de los valores eternos, a no desfallecer en esta encomienda que voluntariamente, con nuestra militancia, hemos aceptado.

Habló de la Masonería imperante desde el Vaticano hasta el último reducto jerárquico de la actual Iglesia, de la cobardía de los sacerdotes de parroquias, de la connivencia con las políticas de brazos abiertos al islam y a sus practicantes en claro perjuicio de nuestra cultura y en una inmolación frente al eterno enemigo de la cristiandad. En definitiva, todas aquellas cuestiones tan obvias para nosotros pero que le han llevado a sufrir persecución junto a otro sacerdote y estar pendientes de un próximo Juicio por Delito de Odio por el que se le solicita la condena de Tres años de prisión. (En su campechanía y compromiso con su vocación se mostraba mas preocupado por sus feligreses que por él mismo para el caso de que tuviera que ingresar en prisión.)

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Finalizado el conversatorio, la Falange obsequió a los presentes con un Vino Español.

Y, ya con la luna en el cielo, en un emotivo acto lleno de misticismo, el Padre Calvo bendijo con la fórmula de campaña las distintas banderas que los asistentes trajeron al efecto. Banderas de combate y de amor, banderas de gloriosas gestas de tiempos pretéritos que seguirán alzadas eternamente por los falangistas.

Con esta jornada, la Falange de Aragón, todavía incendiada de ardor tras los recientes campamentos nacionales celebrados, pone fin al curso político, quedando todos emplazados con renovados bríos a la vuelta del verano para continuar con la labor que se nos ha encomendado.