22/11/2024 00:05
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El lunes 20, en el programa Sálvame de la cadena Telecinco se emitieron unas imágenes que por su explícito contenido inmoral, claramente obsceno, deberían estar prohibidas, al menos, en horario de protección general. Siendo a este respecto la normativa muy clara, según la cual: “entre las 6 y las 22 horas no se podrán emitir contenidos que puedan resultar perjudiciales para el desarrollo físico, mental o moral de los menores”. Es decir, calificados como no recomendados para menores de 18 años.

    Ocurrió con ocasión de emitirse imágenes del programa Supervivientes que la misma cadena emite, donde un grupo de concursantes son abandonados en una región aislada, en la deben sobrevivir a las condiciones adversas propuestas por el programa por sus propios medios.

    Pues bien, la imagen emitida fue la masturbación que una concursante, Anabel Pantoja, le hacía a uno de los concursantes varones. Al tiempo que los dos presentadores: Jorge Javier Vázquez y Adela González hacían, junto al resto de los colaboradores allí presentes: Carmen Borrego, Lydia Lozano, Pipi Estrada, Rafa Mora, Laura Fa y Gema López, comentarios procaces sin el más mínimo de coro personal ni respeto ético a una audiencia, que en el caso del programa es variopinta. Compuesta, fundamentalmente, según estudios al respecto, por quienes menos pueden defenderse de sus contenidos e imágenes: mujeres mayores, generalmente semianalfabetas, y amas de casa aburridas.  

   Así pues, se incumplió la normativa televisiva sobre contenidos protegidos y alguien tendrá que responder por ello. Primeramente, se entiende, el prestador, ya que éste es quien ejerce el control efectivo sobre la selección de programas que se emiten y sobre la organización de los mismos. Por tanto, primeramente el prestador que es quien ostenta la responsabilidad editorial, y a renglón seguido los responsables del programa, presentadores y colaboradores, que lejos de mantener el respeto al público que había en plató y a la audiencia, se crecieron en comentarios acorde a su naturaleza, formación y conciencia.

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    Este programa debería estar prohibido hace mucho tiempo porque lesiona y pone en peligro determinados bienes jurídicos que atentan gravemente contra concepciones ético-sociales y jurídicas de la sociedad. Hablamos de delitos que por acción lesionan derechos que la sociedad ha pactado como fundamentales y que deben protegerse. Hablamos de una tribu encabezada por el director, presentadores y colaboradores, personas que no son un ejemplo para nadie, y una amenaza para muchos.

    Ahora bien, ¿dónde están los controles de contenidos televisivos? ¿Dónde el defensor de la audiencia? ¿A quién le interesa que señoras mayores semianalfabetas y amas de casa aburridas terminen con las mentes podridas?

Autor

Pablo Gasco de la Rocha