04/05/2024 04:03
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Sé manipula mediante la emoción, no mediante la lógica ni la verdad.Mediante la lógica, lo que se pretende, es convencer.
Son dos términos antagónicos. El convencimiento mediante argumentos y lógica, atañe a personas inteligentes. La manipulación siempre se ejerce desde una posición de liderazgo o superioridad e implica abuso psicológico.
Cuando alguien aplica la retórica y los datos, esta argumentando con respeto hacia su interlocutor, mientras que los que aplican mantras lacrimógenos y dogmas melodramáticos, están tratando a sus interlocutores como deficientes mentales.
Normalmente, lo que se utiliza es el miedo o el temor como herramienta facilitadora de la aceptación de dicha idea o situación. Lo más habitual es que se emplee desde organismos, gobiernos, entes e instituciones con ávidas intenciones.
Palabras como emergencia, o crisis, o urgente o negacionista, o cualquiera de estas trilladas palabras utilizadas por los «capataces de la granja»,  se emplean para trasladar al lado mas emocional a la ignorante e incauta plebe.
Dudar, cuestionar, ponerlo en tela de juicio, es algo que tan solo lo pueden articular las personas preparadas que no aceptan que esos «satrapillas de medio pelo», los gobiernen mediante cuentos y falsedades ridículas.
Los Herejes actuales,  somos los que discrepamos de la oficialidad y de su aparato de lobotomización social masivo.
Los medios de comunicación no informan en absoluto, sino que directamente manipulan con el descaro mas esperpéntico.
En estos tiempos donde se tiene la posibilidad de buscar información de todo tipo de la manera mas fácil, es precisamente cuando reina la mas absoluta imbecilidad en la sociedad.
Acabamos de presenciar no hace mucho tiempo, como han ejercido una campaña brutal de psicosis colectiva a través de todo el aparato de programación al servicio del sistema.
Payasos descerebraos y títeres bien pagados, actorcillos ridiculos de alquiler, cupletistas y vedettes bobaliconas, tontos a las tres y a las cuatro y a todas las horas y mamertos muertos de hambre con afán de fama, nos han intentado hacer creer el guión que nos avisaba de un monstruo extravagante que pululaba en el éter.
El objetivo era lavar el cerebro mediante una acción psicológica programada y amparada por un enorme capital.
Se repetía y se imponía en todas partes del mundo desde todos los medios a su alcance.
Incitando al odio y a la segregación de manera reiterativa para imponer una especie de salvoconducto que impartían los amos de la verdad absoluta.
Cualquier disidencia era censurada de inmediato y con todo el peso de su indigencia intelectual e inmoralidad.
El hereje actual, éramos y somos, y seguiremos siendo nosotros. Los que nos atrevíamos a pensar por nosotros mismos, los que no nos asustamos ni nos creemos los cuentos de pangolines y murciélagos maléficos.
Pero nosotros somos pocos, y  como ya dijo El filósofo alemán Friedrich Nietzsche , en su obra «Así habló Zaratustra» : «La mayoría es siempre estupidez y nada más».
Y hemos sido testigos de una metamorfosis de la sociedad.
Hemos podido ver como criaturas asustadas, corrían a sus madrigueras y se insertaban un bozal de trapo creyendo que estaban a salvo.
Hemos visionado, como los televidentes y seguidores de los expertos de la «secta del saber», se metían en sus agujeros de ignorancia y estupidez colectiva; y cerraban con la llave del estupor, y se quedaban sumidos en sus pobres cualidades intelectuales.
No solo permanecían ahí, cuales hámsters bien amaestrados, sino que estaban contentos dando vueltas en la rueda de la jaula. Contentos en su miseria, comiendo las pipas que su dueño les facilitaba en forma de alimento espiritual.
E hicieron lo que se quería que hicieran, como un perrito de Paulov entrenado con «electroshocks», ellos movían la cola o aplaudían desde sus ignominiosos barrotes con sus zarpitas rosas de roedores enanos.
Y tras el demonio volador minúsculo y terrorífico, llego el mesias en forma de inyección.
Los dioses de la pantalla, les facilitaron la esperanza y la salvación de manera «gratuita y altruista».
Desde las alturas de los laboratorios farmacéuticos – que todos sabemos lo hacen todo por amor – les ofrecieron el liquido de la inmortalidad, la pócima infalible, la poción creada en el Olimpo para la libertad y la salud.
Nosotros que lo vimos todo desde el planeta de los escépticos, no dimos crédito a semejante «flautada de Hamelin» en forma de aguja, ni de ese mensaje con lírica de ARNm, ni de como había tanto majadero y mamusti en la viña del señor…
Los otros, los de corazón – y sesera – sencilla,  y los confiados, corrieron a ser héroes y a cantar su victoria.
«La metamorfosis» es una novela corta escrita por Franz Kafka en 1915. Cuenta la historia de Gregorio Samsa, un comerciante que un día se despierta convertido en un insecto gigante.
La transformación de Gregorio es el punto de partida para explorar temas como la alienación, el aislamiento, la incomunicación, la soledad y la deshumanización en la sociedad moderna.
Exactamente es lo que ha ocurrido, pero no le ha sucedido al pobre Gregorio, sino a una inmensa parte de la humanidad.
Ellos se han convertido en cucarachas ante nuestros ojos.
Y para más cachondeo, ahora les van a dar de comer, lombrices.
El egregor gregario había cumplido.
La metamorfosis había sido efectuada.

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