10/05/2024 05:55
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La exhumación y traslado forzoso de los restos de José Antonio Primo de Rivera de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática auspiciada por los socios de gobierno y amigos de ETA, pasará a la historia de la humanidad como una de las peores infamias cometidas por un gobierno en todos los tiempos.

En la estrategia de reescribir la historia a su antojo, tratar de eliminar el recuerdo y homenaje a José Antonio del templo erigido y consagrado por Francisco Franco a la reconciliación entre los españoles, era un objetivo prioritario, porque, precisamente, su vida y su muerte fueron un ejemplo limpio de reconciliación. José Antonio representaba la antítesis de la vileza que adorna a nuestro gobierno, era la negación del sectarismo, la perfecta síntesis de la revolución y la tradición y, en definitiva, un modelo de nobleza en lo político y en lo personal, incompatible con un gobierno enclenque que ha hecho de la mentira y la traición sus señas de identidad.  José Antonio antepuso, por encima de todo, a España, precisamente lo contrario de lo que ha hecho este gobierno, siempre dispuesto a ponerla en almoneda para permanecer en el poder.

Resulta imposible imaginar mayor refinamiento en la vileza; y triste asumir que el odio que mueve a este gobierno sea una serpiente de cabeza tan afilada. Profanar los restos mortales de quien cayó asesinado a los 33 años por tus propios correligionarios convierte a Pedro Sánchez en el indiscutible campeón mundial de la infamia y a quienes le amparan, a los que cobardemente callan, y a quienes han contribuido negándose a dotar de protección integral el Valle de los Caídos, en cómplices de una actuación miserable.

Pero se equivocan el gobierno y sus secuaces si piensan que con esta nueva profanación (no puede calificarse de otra forma el desahucio forzoso de sus restos mortales) podrá borrar de la memoria colectiva el nombre de José Antonio, eterno capitán de juventudes y espejo de nobleza, de fe y de patriotismo que en sus últimas horas de vida tuvo la generosidad y la templanza de escribir el que para siempre sería su epitafio: Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia“

Desde la FUNDACIÓN NACIONAL FRANCISCO FRANCO queremos manifestar nuestra más enérgica repulsa por esta nueva actuación ruin y guerracivilista del gobierno, al tiempo que nos conjuramos para mantener viva y presente la memoria y la obra de José Antonio Primo de Rivera, cuya heroica defensa de la dignidad del hombre, de la justicia social y de la unidad de las tierras de España, inspiraron el glorioso  Régimen del 18 de julio bajo el que se logró el espectacular resurgir de España.

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Y hacemos nuestras, en este nuevo día de la infamia, las palabras que el mismo Francisco Franco, hoy más presente que nunca, pronunció ante la tumba del primer caído:

José Antonio: que Dios te de su eterno descanso y a nosotros nos lo niegue hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte.

¡Arriba España!

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Geppetto

Este rollo de la justicia divina esta muy bien sino fuera que es el que cobija a todo cobarde que se precie y que se mete detras para esconder que no hace nada.

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