09/05/2024 15:13
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Lamentablemente, gracias a los pactos canallas del corrupto psoe con la maldita “podemía” y demás perroflautas a eso estamos llegando, a una puta dictadura al más rancio estilo bolchevique-bolivariana.

Aquí ya no se respeta nada, ni las decisiones de los jueces, ni las de los tribunales, ni nada, se trata de una dictadura sanchista aplaudida por toda esa bancada de lameculos y estómagos agradecidos izquierdosos que pueblan las cámaras legislativas.

España, está manejada y gobernada por toda la canalla antiespañola empezando por el psoe, el partido más corrupto de la historia de España -promotor de huelgas salvajes (1917); golpes de Estado (1934); elecciones fraudulentas (1936); guerra civil (1936-1939); todo aquello de Filesa y Malesa; los eres de Andalucía; etc.-, seguido de los golpistas catalonios que siguen exigiendo la independencia de un pedazo de tierra española; los comunistas bolivarianos con toda su corruptela, incluidos los cárteles de la coca, presente en Hispanoamérica; los filoetarras, incluso algún etarra que, con total impunidad, siguen homenajeando a los asesinos; los separatistas de cualquier pelaje; la miserable y canalla “podemía” del macho alfa y demás perroflautas. La anti-España en su más pura esencia.

Ya hemos visto como, sin recato alguno, el de los andares chulescos, antecede al Rey -el Jefe del Estado- a la hora de saludar a quien recibe a S.M., incluso, en un gesto de prepotencia, de mala educación e incluso saltándose todas las reglas que marca el protocolo, accede al interior de un tren precediendo al Monarca que es a quien, por derecho propio, le corresponde. ¿Pero quién se cree que es este chulo de barrio chino bajo, este tipo chulesco y despreciable?

Pero la culpa no es solo de él. A veces hay que jugarse el puesto por intereses superiores al personal y la Patria siempre debe constituir el interés supremo y mucho más el de los gobernantes. Y aquí ya no vale, aquello de “no podemos hacer nada”. Claro que se puede y, encima, se debe

Pero el mal viene de lejos ya que incluso esa derechona, acomodaticia y cobarde, ha permitido esos burdos juramentos y promesas de “por imperativo legal” y otras mamarrachadas por el estilo, cuando la cosa es bien sencilla: Esta es la fórmula, la reglamentaria, y si alguien no se ajusta a ella, se interrumpe el procedimiento, y el personaje o personaja en cuestión no se posesiona del acta de Diputado o Senador o lo que sea. Fin de la historia.

Volviendo al tema que nos ocupa, este gobierno vomitivo y asqueroso. Muchos de esos que llaman barones socialistas se rasgan las vestiduras por la deleznable política de este gobierno de risa floja. Lo tienen muy fácil, desmarcándose y obligando a los diputados y senadores que representan a su Región -que, por cierto, nombraron ellos- votar en contra de todas estas leyes miserables y sectarias ya que, al no hacerlo, se convierten en cómplices necesarios de un delito de lesa Patria y de alta traición por el que, algún día, deberán ser juzgados.

Igual que algún preboste de la prensa afín al gobierno, como fiel perro servidor del amo que le da de comer, ¿cómo se atreve a manifestarse ahora aduciendo que la maniobra social-comunista es un golpe de Estado a la Constitución, si es su periódico y sus emisoras de radio los principales responsables de lo que está sucediendo en España? Es el colmo de la desvergüenza y de la miseria humana más vil y de peor catadura moral.

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Vivimos en una auténtica dictadura, enmascarada tras el pomposo nombre de “democracia representativa”. ¿Cómo es posible que España, su integridad, su seguridad, su estructura como Nación dependa de tipejos y tipejas que la odian y que lo único que persiguen es su destrucción?

Y ahora, cuando el Tribunal Constitucional evita, por cierto, por los pelos, que se carguen la primera norma del Estado y esto se convierta en una dictadura no de hecho, que ya lo es, sino de derecho, toda esta pandilla de traidores hable de un golpe de Estado de la derecha. Es el colmo del cinismo y de la canallada. Es imposible ser más deleznable y más vil.

Vivimos en un país en el que los perros, los gatos, las ratas, las cucarachas y cualquier animal tienen más derechos que las personas. Un país dónde se puede matar a un niño, con total impunidad, en el claustro materno porque a la otrora “favorita” del harén del cherepudo ex coletas y a las feminazis, les sale del coño, con perdón, y, sin embargo, no se puede matar a un perro aunque esté sufriendo lo indecible; un país donde se limita nuestra producción agraria para engordar los bolsillos del gran moro y de todos los que tienen espurios intereses en Marruecos -llegó con ver lo sucedido en el Parlamento europeo, “uropeo” como dice esa que más que ministra parece una verdulera al más rancio estilo, protagonizado, por cierto, cómo no, por socialistas-. Una vergüenza que no tiene nombre.

Vivimos en un país en el que, quien no tenga dinero para comprarse un coche nuevo, tendrá que ir a pie por ese canalla y ramplón ecologismo que tanto se pavonea de velar por la salud del planeta, cuando en realidad lo que está velando es por los intereses de los prebostes globalitarios que los financian y alimentan.

Un país en el que no se prima la sabiduría ni los conocimientos, se prima el sexo y de esta suerte se convocan plazas donde, por el hecho de ser mujer, parte ya con ventaja. ¿No quedamos en qué éramos todos iguales?

Un país en el que, por una ley de educación perversa y tendenciosa, se la pregunta a un niño de doce años si se considera “niño”, “niña” u “otro”. ¿Qué es ese “otro”?, ¿helicóptero, como respondió un chaval no hace muchos días? Estamos gobernados por incultos de la peor calaña.

Y aquí, todo el mundo, como buen rebaño de borregos, sigue callando y permitiendo no solo estas barbaridades, sino la corruptela socialista en las Instituciones a todos los niveles.

Si queremos mantener la democracia y no convertirnos en otra Venezuela, con paguitas miserables y cartillas de racionamiento, es imprescindible crear un Alto Tribunal, formado por juristas de prestigio, ajenos a cualquier ideología política y mucho más a simpatías o afinidades partidistas, cuyos sueldos no importa que sean astronómicos con tal de eliminar cualquier posible tentación de corruptela e incluso elegidos por el pueblo o por los propios Jueces, pero nunca por el poder político. Un Alto Tribunal cuya única misión sea velar de verdad y sin que la mano les tiemble por el estricto cumplimiento de la Constitución, poseyendo capacidad de veto para evitar cualquier desvarío o tentativa de cambio de rumbo por parte del poder político.

En cualquier caso, ahora es imprescindible pararle los pies a Sánchez y a sus secuaces y repito lo que he dicho muchas veces: el que se considere socialista de verdad, el que comulgue con esas ideas que merecen tanto respeto como cualquier otra, que rompan de inmediato el carné del miserable partido que financian y echen a patadas a todos esos que los representan.

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Por mi parte, aquellos amigos que tengo que profesen esa idea, pero sigan manteniendo la filiación al partido, han dejado de serlo y no merecen otra cosa que mi desprecio y ya no me sirven excusas.

Salvemos a España entre todos y echemos a toda esta canalla de las Instituciones.

Autor

Eugenio Fernández Barallobre
Eugenio Fernández Barallobre
José Eugenio Fernández Barallobre, español, nacido en La Coruña. Se formó en las filas de la Organización Juvenil Española, en la que se mantuvo hasta su pase a la Guardia de Franco. En 1973 fue elegido Consejero Local del Movimiento de La Coruña, por el tercio de cabezas de familia, y tras la legalización de los partidos políticos, militó en Falange Española y de las J.O.N.S.

Abandonó la actividad política para ingresar, en 1978, en el entonces Cuerpo General de Policía, recibiendo el despacho de Inspector del Cuerpo Superior de Policía en 1979, prestando servicios en la Policía Española hasta su pase a la situación de retirado.

Es Alférez R.H. del Cuerpo de Infantería de Marina y Diplomado en Criminología por la Universidad de Santiago de Compostela.Está en posesión de varias condecoraciones policiales, militares y civiles y de la "F" roja al mérito en el servicio de la Organización Juvenil Española.

Fundador de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña, del Museo Policial de la J.S. de Policía de Galicia y de la Orden de la Placa y el Mérito de Estudios Históricos de la Policía Española.

Premio de narrativa "Fernando Arenas Quintela" 2022

Publicaciones:
"El Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII. 1908-1931" (Fundación Policía Española)

"La uniformidad del Cuerpo de Seguridad en el reinado de Alfonso XIII 1887-1931 (LC Ediciones 2019)

"Catálogo del Museo Policial de La Coruña". Tres ediciones (2008, 2014 y 2022)

"Historia de la Policía Nacional" (La Esfera de los Libros 2021).

"El Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico 1941-1959" (SND Editores. Madrid 2022).

"Policía y ciudad. La Policía Gubernativa en La Coruña (1908-1931)" (en preparación).


Otras publicaciones:

"Tiempos de amor y muerte. El Infierno de Igueriben". LC Ediciones (2018)

"Historias de Marineda. Aquella Coruña que yo conocí". Publicaciones Librería Arenas (2019).

"El sueño de nuestra noche de San Juan. Historia de la Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña". Asociación de Meigas (2019).

"Las Meigas. Leyendas y tradiciones de la noche de San Juan". Comisión Promotora de las Hogueras de San Juan de La Coruña (2011).

"Nuevas historias de Marineda. Mi Coruña en el recuerdo". Publicaciones Arenas (2022). Ganadora del premio de ensayo y narrativa "Fernando Arenas Quintela 2022".
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