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¿Son necesarias las Relaciones Públicas?  ¡Sí!, y además, absolutamente imprescindibles. Tanto como la grasa al eje de las ruedas en los carros. Sin la lubricación, la rueda no habría tenido gran utilidad para el hombre, habría sido un invento casi inútil,  cuando es uno de los fundamentos de la civilización. Esa función de engrase para que la sociedad humana no cruja, se llena con  las Relaciones Públicas.

En la Sociedad, desde la  primitiva, hasta la era industrial, era imperceptible su necesidad pero, cuando aumentó la velocidad del roce  y los pueblos se masificaron impuso la creación de  la nueva profesión.

Fue los Estados Unidos, -donde los abusos de las poderosas empresas como los ferrocarriles crearon más odios—quienes buscaron la solución, mediante la “información transparente”. Entendieron que trasmitir una buen “información en doble sentido dirección”: de la empresa al usuario y del usuario a la empresacon  verdad y lealtad era la única manera de eliminar el odio acumulado hacia las corporaciones omnipotentes.

Como ven, las Relaciones Públicas no tienen nada que ver con la propagan y la publicidad, porque son sencillamente, un servicio a la Verdad –loque tiene muy poco en común con ellas–.

Precisamente, el meollo de la verdad exige a la empresa rectificar las políticas equivocadas pues,  si no enmiendas los errores,  la información será falsa, e,  igualmente,  lo serán las Relaciones Públicas yen consecuencia,  dejarán de serlo para convertirse en un instrumento de propaganda o de publicidad.

Mi labor en esos once años en “Roca” sirvió para cambiar las políticas erróneas de una empresa que había hecho siempre cosas dignas del éxito conseguido, La más destacable: los fundadores fueron gente muy seria,  empeñados en obtener la mejor calidad de los productos fabricados, cosa que reconocían gustosos sus grandes enemigos, -los arquitectos, cuando yo empecé a tratarlos personalmente-. Efectivamente, cuando pocas semanas después de iniciar mi proyecto, pude conocer perfectamente las causas de semejante inquina y los argumentos en los que la apoyaban, de tal modo que,  en las visitas posteriores, -cuando ellos terminaban de explicarme todo lo que les disgustaba en “Roca”-  yo solía añadir lo que habían olvidado… y,  ellos,  asentían diciendo: –¡Sí, sí, se me había pasado eso…!”

Generalmente, al ver que les daba la razón, quedaban desarmados y me permitía defender a los fundadores, arguyendo que eran  gente de su tiempo, obsesionados por la calidad…  Entonces, cambiaban de actitud y confirmaban mi defensa diciendo: “Es cierto, lo hemos comprobado, –incluso rompiendo piezas extranjeras- la calidad de “Roca” es  superior; por eso no entendemos su diseño,  de hace treinta años…” Y así me fui haciendo amigos.

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Por mi parte, actué en consecuencia e inmediatamente conseguí que los dueños se convencieran de la urgencia de ciertos cambios. Y el .principal de todos era “diseñar nuevos modelos, especialmente en sanitario”. Y propuse la creación del “Departamento de Diseño”,  que no existía. Por supuesto, aceptaron crearla…

Así pasó todo el año 1962 durante el cual terminé de conocer personalmente a todos los arquitectos con estudio abierto. A principios de 1963 ya había iniciado la creación del Departamento de Relaciones Públicas y el primer delegado de R. P. formado por mí se ocuparía de esas visitas a los arquitectos para recibir información de ellos y trasmitirles la que nos interesaba hacerles llegar.

Sin embargo, la Sección de Diseño seguía sin crearse, y sin ningún movimiento práctico por parte de “Roca”. Yo se lo había recordado en diversas ocasiones. Y, ocurrió que, visitando nuevamente a uno de los arquitectos importantes y ya amigo, me recibió con este saludo: “Veo que “Roca” cumple lo prometido… ya admiro los nuevos diseños de fregadero…”,  (teníamos un fregadero llamado “Leman” de proyecto obligado –no había otro—que tenía bordes  circulares, cuando es evidente que,  si van a ir enmarcados en la cocina,  tienen que ser de ángulos rectos. Eso cabreaba a los arquitectos y yo les había prometido que sería lo primero que arreglaríamos…).

Cuando regresé a Gavá, me presente a mi Jefe, – sobre todo,  amigo Jorge Oriol, yerno de D. José Roca Soler – y le dije: “Di que me preparan la cuenta, porque me despido”

. Su respuesta fue:

-“No me vengas con chistes a las ocho de la mañana”.

— “¡No es ningún chiste, es una decisión!”

Convencido de que hablaba en serio: 

–Hablemos me dijo. ¿Qué te hemos hecho para que te vayas?

– A mí, nada, estoy encantado con vosotros, pero nunca en  la vida  me ha gustado hacer el ridículo. Me habéis encomendado conseguir unos objetivos, y me estáis haciendo quedar como un charlatán. Llevó un año advirtiéndoos que es urgentísimo y fundamental crear la Sección de Diseño,  y no habéis movido un dedo para hacerlo. A sabiendas nunca  he engañado a nadie, y estáis haciéndolo con los arquitectos. Les  prometí, un  cambio inmediato en la política de diseño y me creyeron…. Para este papel, encontraréis pronto quien lo haga sin problemas. Así que buscad a otro para organizar las Relaciones Públicas de la empresa.

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Su reacción fue inmediata, tomó lo que llamábamos el “teléfono rojo”—negro como todos los demás–, que les servía a los dueños para hablar directamente con los ingenieros directores de fábrica y los Jefes y  llamó a tres a su despacho para decirles: A partir de ahora, haced lo que os diga Gil, y montad, de inmediato el DEPARTAMENTEO DE DISEÑO.

Gracias a mi dimisión,-que por supuesto  no aceptó—se creó en marzo de 1963, –¡hace sesenta años!–, el diseño industrial de “Roca”, hoy modélico.. .Yo seguí,  aun  ocho años más en “Roca”, pero mi relación con la empresa siguió inmejorable, tanto con los dueños,  como con los ingenieros y jefes. Cuarenta años después  me contó el ingeniero Sanfeliu, eterno jefe del Diseño “Roca”,  que tenía ciento cincuenta diseñadores trabajando con él.

Seguiré en otro momento con LAS RELACIONES PÚBLICAS…

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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