La fiesta de la harina. Por Julius Venner

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La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, se ha convertido en los últimos días en noticia por la filtración de un video privado en el que se la ve bailando con sus amigos mientras menciona la palabra “jauhojengi”, que literalmente significa la “pandilla de la harina”. La oposición política finlandesa ha aprovechado este “desliz” para arremeter contra ella solicitándola que se haga una test de drogas. Ella ha negado tajantemente haber consumido cualquier tipo de sustancias tóxicas. Y asegura que lo único que se puede ver en el video es a una joven de 32 años, como cualquier otra chica de sus años, bailando contenta con sus amigos.

Lo increíble es cómo han aprovechado este acontecimiento para incidir precisamente en aquello que cada día aleja más a occidente de sus ancestros, arremetiendo no sólo contra Rusia, sino contra todos los que opinamos que esto no es más que otro episodio de la decadencia de Europa.

Por supuesto, el vídeo en el que Sanna Marin, casada y con una hija, flirtea con un joven no ha causado tanto revuelo como el de las drogas… La primera ministra por supuesto que se someterá a la prueba de drogas, y como no podría ser de otra manera, saldrá negativo. Su imagen saldrá reforzada.

Recordemos que Finlandia “dicen las encuestas” es el país más feliz del mundo. Probablemente, mis queridos lectores, también hayan oído hablar del informe PISA (Programa internacional para la evaluación de estudiantes). Se trata de un estudio que evalúa el rendimiento académico de los jóvenes más de 80 países del mundo. Pues bien, Finlandia durante muchos años ha batido todos los records de PISA y su modelo educativo ha servido como ejemplo para otros países. Sin embargo, recientemente su puesto ha sido copado por los países asiáticos. Sí, China.

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Finlandia se encuentra además entre los tres países con mejor índice de democracia en el planeta, según el diario “The Economist”, los otros dos son Nueva Zelanda y Noruega. Y, por supuesto, encabeza también la lista de los países altamente digitalizados.

Que Finlandia llegue a convertirse en miembro de la OTAN es cuestión de tiempo. Sanna Marin es otro producto más de la factoría globalizada atlantista. Cuenta con el apoyo de las élites capitalistas y de los lobbies LGTBI. ¿Qué podría salir mal?