13/05/2024 08:35
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Terminaba mi último artículo recordando como en la película “ Sólo ante el peligro”, el sheriff Kane, magníficamente interpretado por Gary Cooper, tras dar buena cuenta del matón Miller y sus secuaces, avergonzado y resentido con la cobardía de aquellos a quienes defendió, y que habían permanecido escondidos durante la refriega, se quitó la placa y la arrojó al suelo para a continuación abandonar ese pueblo. Al observar , lo vemos a diario, los efectos de la vigente Ley de Memoria Histórica no puedo evitar acordarme del sheriff Kane otra vez. Así, hemos visto como en Cádiz se retira una placa recordatoria de José María Pemán o como en Murcia se pretende obviar al ingeniero De La Cierva afectados al parecer, ambos, por lo que dispone la citada Ley. Surgen ahora voces por doquier clamando contra lo que consideran una barbaridad histórica en ambos casos. Tertulianos y comentaristas de prestigio – lean el ABC, el Mundo o la Razón u oigan la COPE –  se hacen eco de ello y se declaran asombrados. Lo siento. Hace falta ser lerdos para darse cuenta ahora de lo que significa una Ley que lleva vigente desde hace más de diez años. En este tiempo se han cambiado callejeros, eliminado plazas, derribado cruces, profanada la tumba del Generalísimo Franco, erigido monumentos a personajes de oscuro pasado con sangre en sus manos y un sinfín de “desfeitos” cuya relación haría interminable estas líneas. Bien que se han callado y escondido.  Y encima además veo ahora como familiares directos de De la Cierva o Pemán defienden a su padre o abuelo – lógico – con argumentos tales como que ellos apenas tuvieron algo que ver con Franco y  por lo tanto que no están afectados por la LMH. Hace falta ser del género tonto para atender estas intenciones y soy suave en mi calificación de estas personas que reniegan de la verdad de su padre y de abuelo.

La LMH se descalifica por sí sola por su carácter totalitario y distorsionador de la historia. Ataca los fundamentos de la democracia actual y desde luego también de la monarquía. ¿ Ahora se dan cuenta de todo esto quienes callaron y, aún más, votaron a su favor en su día como hizo el Partido Popular ? Y en estas estamos cuando en una vuelta de tuerca más el Gobierno social comunista liderado por Pedro Sanchez – la Sra Calvo no es más que una mandada obediente – coloca a SM. El Rey en la tesitura o dilema de firmar o no unos indultos contra el criterio de lo que en su día este expresó el día 3 de octubre de 2017. Aquella intervención que la mayoría del pueblo español aplaudió quedan hoy si los firmara en papel mojado. Es obvio que no soy experto en derecho constitucional pero “haberlos haylos” que en unos dictámenes de hondo calado apuntan con seriedad a que esa firma no es del todo constitucionalmente preceptiva. Da igual en cualquier caso. El ninguneo al que se les somete es total. Tengo la impresión de que sí los firmará al igual que Don Juan Carlos I sancionó en 2007 la citada Ley de Memoria Histórica que de alguna forma y en opinión de muchos expertos constitucionalistas – no afectos al rodillo marxista – supuso la propia deslegitimación de la propia monarquía puesto que no olvidemos que la transición se hizo de la ley a la ley. De todas formas en la situación presente no queda otra que apoyar al Rey y al Estado de Derecho puesto que si se enfrentara al Gobierno con una mayoría parlamentaria, mediática y social detrás, sería seguramente el fin de la propia monarquía objetivo buscado por el proceso revolucionario en el que nos encontramos y del que la Ley de Memoria Histórica es herramienta fundamental. Es muy preocupante lo que estamos viendo : un Gobierno obligando al Rey a sancionar con su firma lo que no es más que la antesala de un flagrante quebranto de la Constitución atentando directamente contra el Título Preliminar, Articulo 2 que es lo que será el objeto de la mesa de diálogo en la que de igual a igual se sentará el Sr. Sánchez con Pedro Aragones. Ciertamente el Gobierno socialista comunista está jugando bien sus cartas ante el desconcierto de quienes tienen la obligación de impedir la ruptura de la vieja nación española.

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Sabido es que las fuentes del derecho no son solo las leyes vigentes ni la jurisprudencia. También lo son las provenientes del derecho natural como la historia, la moral o las costumbres. Y es aquí donde me temo que la salvaguarda de la unidad nacional tendrá que buscar su legitimidad por una vía que también es legal. Y mientras tanto todos felices por el anuncio de la retirada obligatoria de las mascarillas en espacios abierto.

Cada vez comprendo mejor a quien es ya casi mi amigo : el sheriff Kane.