23/11/2024 10:57
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Me hubiera gusta estar hoy sábado y mañana  domingo en Alfajarin  –a  diez minutos de Zaragoza—donde tienen lugar las Jornadas por la Unidad Católica de España.  Algo que seguramente a más de uno le sonará a rancio, ¿Es posible que aun haya españoles convencidos de la necesidad de la Unidad Católica de España? Y no les faltan razones… Empezando porque ya, ni siquiera la cúpula de nuestra Santa Religión, –es decir al Vaticano–, tiene semejante aspiración entre los proyectos posibles. Por lo tanto,  ¿cómo puede tener sentido la aspiración de unos españoles a esperar que pueda ser realidad?

Evidentemente hablando humanamente habría que darles la razón. Si precisamente fue Roma quien sugirió – ¿u “ordenó”?—borrar de las constituciones de los países oficialmente católicos como España y las naciones hispanas, la “confesionalidad del estado”. Cobardía –o traición al magisterio tradicional de la Iglesia hasta el último tercio del siglo XX—sin sentido ni necesidad. Todas las naciones de confesionalidad protestante la han seguido manteniendo sin que nadie les haya exigido tocar sus carta magna. ¿Por qué esa diferencia? Seguramente alguien podría tener otra explicación, pero para mí la válida es la que explica toda la política mundial y que yo abordo en el libro “La piedra roseta de la Ciencia Política” y que resumiría en una frase: Porque el Gobierno mundial está en manos de la Sinagoga de Satanás.

Y, ese “Amo del mundo” tiene sus tentáculos ya metidos en el Vaticano desde hace al menos seis décadas.

Entiendo que nos tengan por gente incapaz de asimilar el “progreso” que va corroyendo todos los valores de la Sociedad cristiana que hasta ahora había sido la espina dorsal de la civilización, a quienes aún creemos que España volverá a ser un país católico como lo fue durante casi milenio y medio o acabará desapareciendo en la futura EURABIA después de varios lustros  de ruina y caos.

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Los pobladores de la piel de toro  siempre fueron gente “especial” difícil de dominar y solo el cristianismo los calmó e hizo de ellos civilizadores de pueblos y creadores de un Imperio modélico y universal donde no se ponía el sol y era dueño de las tierras y los mares. Ahora a medida que se aparta de la Fe de sus mayores se va convirtiendo en el hazmerreír de pueblos que estuvieron bajo su yugo. ¿Qué significa hoy España en Europa donde pesa menos que Luxemburgo?

Ya que como consecuencia de mis años no puedo estar en esas Jornadas como lo hice mientras pude quisiera que quienes me lean sepan que todavía quedan españoles que aman a su Patria tal como fue siempre: la nación católica por antonomasia.

Y al mismo tiempo será una forma de unirme a los que están reunidos para mantener la lumbre de esa Unidad Católica que España necesita para no perecer.

 

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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