21/11/2024 13:13

Tradicionalmente se ha considerado como traición a la patria la deserción de los militares en campaña. Eso es correcto, si partimos del supuesto de que las autoridades que mandan a esos militares velan por el interés de la patria.

Pero cuando, como vemos a diario, las autoridades de la inmensa mayoría de los países se empeñan en adoptar las decisiones más perjudiciales para los pueblos que desgobiernan, las cosas cambian.

Si la intención de un gobernante al meter a su país en una guerra, obedece a intereses bastardos, ajenos si no frontalmente contrarios a los del pueblo, la obligación de un buen patriota es desobedecer esa orden, y desertar, si fuese necesario. Además deberá hacer todo lo que esté en su mano para impedir la felonía de sus gobernantes. Pero si su margen es muy estrecho, como ocurre con la inmensa mayoría de los militares, como mínimo deben negarse a colaborar.

Porque cuando un gobernante se puede reconocer claramente como enemigo, obedecer al enemigo es la auténtica traición.

Es lo que está ocurriendo ahora mismo en Francia, donde el canalla abyecto de Macron pretende enviar a sus soldados a la trituradora de carne de Ucrania.

En Ucrania, los varones de entre 18 y 40 años son una especie al borde de la extinción. El criminal Zelenski, para sostener lo insostenible, ya ha llamado incluso a mayores de 60 años a filas, junto con tullidos y dementes.

Ahora, como esa carnicería no es suficiente para ganar una guerra perdida, varios gobernantes europeos quieren generosamente sumar a sus compatriotas a la masacre. Y de rebote, con suerte, Putin aprieta el botón atómico y acaba con toda Europa, que es lo que verdaderamente pretenden.

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Cuando las cosas están tan claras, no quedan excusas para que los militares eludan cumplir con su deber, por duro que les resulte.

El enemigo está dentro, y hacia dentro hay que disparar.

Hoy es Francia, pero mañana puede ser España. Si llega ese caso, este artículo debe leerse sustituyendo “Francia” por “España”, y Macron por el tirano que pulule por la Moncloa en ese momento.

Autor

Galo Dabouza
Galo Dabouza
Guerrillero insurgente. El sistema lo describe como negacionista, conspiranoico, anticientífico, egoísta e insolidario. Él se cisca en el sistema y no ceja esfuerzos para derribarlo. No usa trabuco, pero a su ordenador lo llama “La MG-42”.
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Ramón

A mí, y creo que a la mayoría de ustedes, no se me ha perdido nada en Ucrania.
Que ponga USA los muertos encima de la mesa, que hasta ahora SOLO HA OBTENIDO GRANDES BENEFICIOS CON LA GUERRA, que ellos mismos han provocado.

Aliena

S´, el «tirano de la Moncloa» pero, ¿y los supuestos combatientes contra el «tirano de la Moncloa»? Porque en las cadenas peperas tipo TRECETV no paran de dar la matraca con si los jóvenes harían la mili para prepararse porque «Si Putin gana, tiene las manos libres para invadir otros países de Europa», hala. En ESTE mismo periódico, añadiendo a Putin en la plomiza letanía de «Cuba y Venezuela» Por no hablar de tipos o tipas o tipejos y tipejas como esa Rosa Díaz ( qué bien la definió Pablo de la Rocha ) que no se fue del PSOE hasta que Zapatero decidió no volver a mandarla al Parlamento europeo, que habla en el programa de Losantos y que va por ahí barritando que «vamos» ( ¿quiénes? ) a luchar contra Sánchez, Puigdemont y Putin; y los peperos y voxeros aplaudiendo con las orejas a la señora que disfrutó de lo lindo en la negrísima época de Felipe González y que fue capaz de ponerle una querella a Antonio Mingote. Con esta población perruna, lacayuna, ovejuna, borreguil y con vocación de esclava, ¿cómo va España a salir a flote?

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