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La crisis del virus –al margen de que hay cosas que a estas alturas no cuadran–, ha traído consigo una prueba más, bien que especialmente penosa, triste e indignante, de cómo nuestras FFAA siguen batiéndose en vergonzosa retirada. Nos referimos a que en Cataluña y Vascongadas no han sido capaces de desplegarse ni siquiera en misión humanitaria. Bochorno nacional.
Fue Iglesias, ese impresentable y rancio comunista –tan rancio como su nefasta ideología, mil veces fracasada siempre entre ríos de sangre y toneladas de miseria–, quien, presentándose en la Moncloa –sin que nadie le haya impuesto, cuando menos, la multa debida–, el día en que se decidió utilizar las fuerzas de orden público y las FFAA para imponernos este arresto domiciliario general, quien intentó impedir que dichas FFAA desplegaran en las dos regiones citadas; intención en la que se vio secundado de inmediato, y coordinadamente, por el coro de traidores a la patria, la única, España, que sostienen con nuestro dinero su revolución secesionista totalitaria… porque se les viene permitiendo desde hace décadas.
A pesar de las declaraciones, falsas como ellos mismos, del infame Pedro Sánchez, de la insidiosa Margarita Robles y del Gral. Villarroya Vilalta, el JEMAD, el “bien pagao”, asegurando que las FFAA iban a desplegar en Cataluña y Vascongadas como en La Coruña, Játiva, Marbella o Toledo, la realidad les ha dejado en evidencia descalificándoles hasta la saciedad.
Ante la evidencia de la trola, los tres han ido matizando aquellas declaraciones categóricas con lo cual, pues antes se descubre a un mentiroso que a un palomo cojo, sus nuevas mentiras no han hecho sino dejarles aún más en evidencia. Y es que no sólo tenían decidido desde el principio no desplegar dichas fuerzas en tales regiones, sino que encima han sido tan torpes que les han dado a los deleznables secesionistas la oportunidad de sacar una vez más pecho dejando claro que han sido ellos quienes lo han impedido.
Si de Sánchez y Robles nada podíamos esperar a estas alturas, porque han demostrado hasta la saciedad de que ralea están hechos, y aunque de Villarroya tampoco, pues conocemos de primera mano la suya, en este último caso no deja por ello de ser especialmente hiriente y constituir una prueba más de su cobardía y traición permitiendo semejante desafuero y siguiendo en el cargo.
Las FFAA han sido expulsadas de dichas partes de España de manera definitiva porque ya no se atreven a actuar ni para asuntos humanitarios, imagínense para otros que todos conocemos, colofón de una retirada escalonada contumaz y cobarde que viene realizándose sin sucesión de continuidad desde hace décadas, con independencia del partido que haya pasado por el Gobierno, quedando en ellas una reducida y patética presencia testimonial por aquello del qué dirán, que no tardará en ser también retirada.
Mientras ocurre lo dicho, se llena la boca y el pecho de nuestros “valientes” militares de la gran “defensa de España” que realizan en… cualquier lugar del mundo cuanto más lejos de la patria mejor, es decir, cuanto más alejados del verdadero puesto de mayor riesgo y fatiga… eso sí, no para sus carreras y prebendas; misiones, por demás, en buena medida anticonstitucionales y en beneficio de intereses extranjeros.
Todo ello es el resultado de confundir, voluntaria e interesadamente, desde hace mucho, cuando menos: la disciplina y la obediencia, con la sumisión; la lealtad, con la complicidad y el silencio; la Patria y la Nación, con el Estado y la Administración; el servicio y el deber, con la carrera, y el compañerismo con el corporativismo.
Y es que para todo en la vida hay límites y por ello hay órdenes que no se pueden ni deben obedecer vengan de donde vengan, porque por encima de quien las dé está España y su defensa, tanto de sus enemigos externos como de los internos, de su unidad, independencia, soberanía, seguridad, paz, dignidad y… del ordenamiento constitucional, lo último también incluido en el artículo 8º de la actual Constitución por el que el pueblo soberano ordena directamente a sus FFAA que defienda lo dicho; Carta Magna sistemáticamente vulnerada por todos los Gobiernos hasta ahora existidos, gracias a que todos han contado con la aquiescencia del silencio cómplice de las FFAA, en su constante y repugnante cesión a los ataques de los sediciosos varios, a los cuales, además, todos ellos han alimentado por deleznables y espurios intereses partidistas.
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