14/05/2024 13:52
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España necesita una Revolución Política democrática. La Constitución, que aprobamos en 1978, con mucha esperanza y algunas dudas, necesita una profunda reconducción si queremos que se logre la Convivencia Democrática que ese texto propugna en su preámbulo.

Las tendencias rupturistas y la marginación de lo español tomaron carta de naturaleza en 2004 con el presidente Zapatero que, nada más llegar al poder, estableció un abismo entre los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, liquidando de un plumazo la Ley de Educación del PP, que aun no había entrado en vigor, y el tan necesario Plan Hidrológico Nacional que había aprobado e iniciado Aznar. Pero lo que es peor, su ley de Memoria Histórica se cargó el espíritu de reconciliación, de borrón y cuenta nueva, que fue el eje de la Transición a la Democracia.

El presidente González había cometido errores, en particular al poner la elección del Consejo General del Poder Judicial en manos del Legislativo, lo que fue un gravísimo golpe a la separación de poderes y que tampoco enmendaron los gobiernos de mayoría absoluta de los presidentes Aznar y Rajoy.

El presidente Aznar también cometió, en 1996, el grave error de acordar la transferencia de importantes competencias a Cataluña para conseguir ser investido en su primera legislatura.

No obstante, en conjunto, las presidencias tanto de González como de Aznar tuvieron resultados positivos y España creció en riqueza, igualdad y posición internacional. A toro pasado parece evidente que los grandes partidos nacionales deberían haber acordado que, en ningún caso harían concesiones rupturistas a los separatistas y que se ofrecerían, mutuamente, la abstención para permitir que el más votado pudiera ser investido presidente, aunque no tuviera mayoría absoluta. Este sigue siendo uno de los posibles contenidos de esa Revolución Política que España necesita, al igual que necesita derogar las leyes de Memoria Histórica para retomar el camino de Reconciliación que inspiró la Transición.

Pero, ¿quién puede hacer esa Revolución Política que España necesita hoy? ¿El PSOE, el PP, VOX?

Es obvio que el Partido “Sanchista” actual, que ha sustituido al PSOE, está muy lejos de los planteamientos españolistas que tenían sus dirigentes hasta ahora y que se han manifestado con mucha claridad contra las políticas de Sánchez. Entre ellos cabe citar a Leguina, Redondo y Guerra y, en menor medida, por Page y González.

Es innegable que Pedro Sánchez maneja su partido con firmeza y que ha comprometido en su línea a la mayoría de sus jefes de fila que, al igual que él, han asumido la mentira como conducta habitual (benditos sean los YouTubes) al decir unas cosas antes y totalmente lo contrario poco después, con la finalidad de obtener el apoyo de los separatistas para que Sánchez fuera investido. Por tanto, a corto plazo no cabe esperar nada de los líderes, diputados y senadores del PSOE, lo que traslada el peso de la necesaria Revolución Política al PP y a VOX.

Las elecciones autonómicas del 28 mayo dieron grandes esperanzas al otorgar la mayoría absoluta a la suma de ambos partidos en las Comunidades Autónomas de Valencia, Murcia, Aragón, Extremadura y Baleares (a las que se une también Castilla-León desde 2022); mayoría absoluta al PP en Madrid y La Rioja; a las de Cantabria y Canarias por el PP y partidos regionales y a Andalucía, ya gobernada por el PP desde 2022. En suma, el panorama se presentaba muy proclive a la derecha.

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Sin embargo, la inteligente jugada de Sánchez de anticipar las elecciones generales al 23 de julio y los errores del PP de marcar distancias con VOX, como si no fueran aliados naturales, dio lugar a que Sánchez con tan solo 121 diputados pudiera hacer un nuevo gobierno Frankenstein con Sumar, Podemos, y el apoyo de los independentistas a cambio de importantes cesiones a estos.

El 23J, el PP obtuvo 137 diputados (subió 48) mientras que VOX obtuvo 33 (bajó 19). En las recientes elecciones gallegas el PP ha vuelto a obtener la mayoría absoluta y VOX ningún diputado, con apenas un 2,19 % prácticamente lo mismo, 2,05%, que obtuvo en 2020.

A la luz de todo ello ¿qué haría yo si fuera Abascal? ¿Me integraría en el PP? ¿Disolvería el partido? Obviamente VOX es el tercer partido del Congreso y además gobierna en coalición con el PP en las Comunidades antes citadas, pero también es cierto que parece que su progresión se haya estancado. Pero, ¿qué hacer?

El gran problema del PP es que no se sabe lo que habría hecho si hubiese ganado las elecciones generales, ya que durante su campaña electoral se cuidó muy mucho de concretar lo que estaría dispuesto a hacer en temas tan claves como recuperar la separación real de poderes, es decir el Estado de Derecho, o reafirmar que la soberanía corresponde al pueblo español en su conjunto y no a cada una de las Comunidades Autónomas.

Tampoco se manifestó claramente sobre cómo mantendría la unidad de España: ¿Aplicaría el 155? ¿Modificaría la Ley Electoral de forma que para obtener diputados para el Congreso hubiese que tener un porcentaje de voto mínimo de un 5% a nivel nacional?

Igualmente, su silencio fue clamoroso sobre el español como lengua vehicular en toda España. Y también sobre la derogación de la Ley de Memoria Histórica.

Por ello, si yo fuera Abascal, consideraría que hay razones más que suficientes para mantener el partido y para exigir que desde los Gobiernos de coalición (nacional o autonómicos) se camine hacia esa Revolución Política y enumeraría para evitar dudas, concisa y explícitamente, el contenido básico que lo que propone VOX a efectos de que los ciudadanos, estén informados de cara a las próximas elecciones europeas del próximo 9 de junio.

Por ejemplo, respecto al artículo 1.CE, propondría que para garantizar el Estado de Derecho se retornará a la elección de los miembros del CGPJ anterior a 1985, doce por los miembros del Poder Judicial, cuatro por el Congreso y cuatro por el Senado. Asimismo, propondría la eliminación de las puertas giratorias que permiten que miembros del Poder Judicial puedan pasar al Legislativo o Ejecutivo y después retornar al Poder Judicial. Igualmente, propondría que no se pueda modificar el Código Penal como contrapartida a obtención de apoyos para la investidura (como ha ocurrido al eliminar el delito de sedición y modificar el de malversación)

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Respecto al art.2 CE, propondría que, para garantizar la unidad de España, se aplicase el artículo 155 y el artículo 150.3 (leyes de Armonización aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de las Comunidades Autónomas). Exigiría el respeto a los signos nacionales (banderas e himno) y su presencia en todas las instituciones públicas. Propondría la creación de un Servicio Nacional Voluntario (civil o/y militar) para facilitar la integración de los ciudadanos de toda España. Añadiría que las representaciones autonómicas en el extranjero serán coordinadas por las embajadas de España y por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Propondría el fomento de actividades y estudios que muestren, con objetividad, la historia de España para contrarrestar la leyenda negra e impulsaría las relaciones e intercambios culturales con las naciones de la comunidad hispana. Asimismo, propondría que se garantice la unidad de mercado y un plan Hidrológico Nacional que integre y armonice el uso del agua.

Respecto al art.3 CE, propondría, como hacía la Constitución de la República de 1931, que el español sea lengua vehicular de la enseñanza y la comunicación en toda España, al igual que lo serán las lenguas regionales en sus respectivas regiones. Asimismo, promovería la armonización de todos los textos educativos, en particular los históricos, sin excluir por ello las peculiaridades regionales.

Etc. Etc.

Señor Santiago Abascal, presidente de VOX, creo que este tipo de declaraciones escritas, complementarían su valentía y seriedad, con la claridad que el ciudadano necesita a la hora de votar en las próximas europeas.

Sería asimismo una forma contundente de enfrentarse a los reiterados silencios que hacen respecto a VOX muchos medios de comunicación, no solo de izquierda sino también de derechas. Unas declaraciones así facilitarían el debate de temas claves que conlleva la Revolución Política necesaria, en aras de proponer acciones concretas de gobierno, pero también darían lugar a que VOX resalte las materias constitucionales urgentes en las desea se alcancen pactos de Estado, dejando en evidencia a aquellos partidos o dirigentes que nos los apoyen o no quieran debatirlos.

Con mi mejor voluntad, ¡Viva España!

Enrique Miguel Sánchez Motos

Administrador Civil del Estado

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