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De la  mano de Ceferino  aparecía en  1964  la revista Sindicalismo que tuvo 7 números de vida y en el  3, 4 y 5  recogía las charlas que más cien sindicalistas tuvieron en la Ballena alegre del Café Lyon, a la vera de la Cibeles, los viernes por la noche. Aquel lugar en donde José Antonio Primo de Rivera había mantenido encuentros políticos y literarios servía nuevamente para reunir a españoles preocupados por los problemas de España. Entre otros un buen día aparecieron Marcelino Camacho y Julián Ariza que acudían a la tertulia para conocer a quienes reflejaban en la publicación los problemas sindicales del sector del metal.  La primera charla de la Ballena, a las 10,30 de la noche, marzo de 1963 la dio el falangista  Patricio González de Canales  sobre “Los Consejos nacionales de la Falange”.

Los números 3,4 y 5 de la revista Sindicalismo  quedan como resumen de  lo tratado en aquellas veladas, cuyo máximo ideólogo era Maestú:  Crítica al sistema vigente, al capitalismo, al  hombre convertido en máquina –crítica al taylorismo-Crítica  a la oligarquía española, a la minoría de potentados que controlaban la riqueza en España. cuantificando a los privilegiados: “124 señores controlaban el 50% del capital de las empresas españolas” . Elogio al modelo presentado por Primo de Rivera y por supuesto el recuerdo  a la proximidad de los planteamientos de Ángel Pestaña con el sindicalismo de la Falange (obsesión que acompañó a Ceferino hasta su muerte).  La vieja reivindicación, casi convertida en tópico, de la empresa para quien la trabaja, la supresión del asalariado y su sustitución por los trabajadores empresarios.  El mantenimiento de las tesis joseantonianas del sindicalismo horizontal, del sindicalismo de clases en tanto no llegara la revolución. Aquello suponía una crítica total al sindicalismo oficial, por si cabía alguna duda, una crítica a la Organización sindical que era demoledora. Se había establecido una dicotomía  entre lo que era una gigantesca estructura con poca vida y la labor vital que al margen desarrollaban otros elementos. “Hay-decía– que aceptar, por una parte la existencia de un aparatoso y visible gigante que es la Organización Sindical y por otra parte la de unos grupos, guerrilleros, los camuflados núcleos clandestinos de militantes obreros…Hay un sindicalismo oficial y legal que cumple las funciones específicas de participación, arbitraje, asesoramiento y diálogo; y otro sindicalismo de lucha, de enfrentamiento,  de reivindicación, de asistencia mutua, de formación ideológica, que se mueve guerrilleramente en la base de las estructuras y que podría ser considerado como el principal y directo responsable de parte de los movimientos de resistencia de los trabajadores en nuestro país”. Su apreciación se aproximaba a quienes veían que las dos Españas seguían siendo dos Españas; la una, la España quieta y la otra, la del hierro; la una, la del taller y la otra,  la del rezo como magistralmente compuso algún cantautor del tardofranquismo recientemente fallecido.

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La canónica crítica a la banca era también tema escogido y se continuaba con el reconocimiento único al capital de un  derecho de renta pero no de propiedad. La condena de las colectivizaciones del bando rojo en la guerra civil se amortiguaba con un pero significativo“ Pero aquella experiencia es válida en muchos aspectos como tal experiencia digna de ser considerada y estudiada.” La interpretación de que el Estado no es la síntesis de todos los valores del pueblo sino que debe subordinarse a los intereses del pueblo y a los ideales que históricamente este encarna. La creación de sindicatos cooperativas y municipios una vez liquidado el Estado capitalista burgués en el más puro estilo del sindicalismo revolucionario.  La crítica al aterrizaje de empresas privadas en el modelo elogiado del INI y cuya vida,  a la altura de 1963 se le adjetivaba de lánguida. La apuesta por una economía planificada, pero no por la economía planificada  del capitalismo, que naturalmente niega que sea tal, tampoco por la planificación burocrática del comunismo creador de una nueva clase. “nosotros los sindicalistas creemos en las virtudes de la planificación y tendremos que ser portavoces de ella, incluirlas en nuestros programas…sin duda alguna José Antonio intuía, cuando hablaba de “una garantía económica organizada”, la necesidad de la planificación económica en un orden sindicalista”. 

 

Pero había más, allí se realizó una especie de metasindicalismo falangista. Las elucubraciones doctrinales sobre los creadores del sindicalismo nacional –Ledesma Ramos y Primo de Rivera- también se vieron reflejadas. Algo muy del gusto del falangismo y que suele acabar de no buena manera. Efectivamente, para Ceferino Maestú en la cuestión sindical el discurso de  Ramiro fue el primero pero José Antonio lo superó. Los dos hablaban de nacional sindicalismo pero tenían dos concepciones radicalmente distintas. Para Ledesma los sindicatos eran instrumentos para la política económica del Estado, horma que se colocaba sobre el mundo económico  para supeditar o armonizar, por las buenas o por las malas, los intereses particulares de la producción económica a los superiores representados por el Estado (así se manifestaba en el mundo de los fascismos sin alterar el sistema capitalista);  sin embargo para Primo de Rivera, empapado de los sindicalistas a los que había leído con fruición, de los comunitaristas, de los guildistas, y que en 1935  se había radicalizado, todas las funciones económicas del Estado pasarían a los sindicatos y el  Estado actuaría como mero coordinador.

 

 Como puede colegirse aquella publicación era para el poder un disparate. “la policía nos montó una alteración teatral del orden público que utilizaron para justificar la prohibición de las reuniones pacíficas en las que se hablaba de la revolución”,.  El general Franco opinaba que “esta revista, que intenta presumir de falangista y sindicalista de izquierdas, está muy cercana al comunismo, al que ataca muy débilmente para disimular. Todo esto me hace pensar con pena y con rabia en la poca ecuanimidad que existe para defender ideas sin el ataque desenfrenado y violento al que tiene las contrarias”. Manuel Fraga, en base a las presiones del Ministro de Gobernación Camilo Alonso Vega, acabaría prohibiendo la publicación.

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De forma coetánea y complementaria a lo que se acaba de exponer, jóvenes falangistas como  Sigfredo Hillers,  Carmena e Izquierdo habían  firmado en 1963  unas cartas de reflexión y de crítica  dirigidas a mandos juveniles y que constituyeron la primera trama escrita del futuro Frente de Estudiantes Sindicalistas, primera organización falangista aparecida al margen del Movimiento nacional-FET y de las JONS-. Se había  creado un ambiente que cuajaría pocos meses después con la creación del denominado Frente de Estudiantes Sindicalistasnombre que eligieron Ceferino Maestú y Nicolas Poveda mediante un “Manifiesto a los estudiantes españoles” considerado como el documento fundacional del FES. Una organización que creará hasta cuatro estructuras (FES, Juventudes Falangistas, Círculo Ruiz de Alda y Asociación Juvenil Octubre) dirigida de forma “vitalicia” por Sigfredo Hillers quien en los primerísimos tiempos se apoyó en Ceferino (aunque éste no se integró en la organización) y fue él precisamente quien le puso en contacto con falangistas de la Vieja Guardia a los que ya se ha hecho referencia.  El retorno a la pureza (otra revisión más) se reconocía desde el principio:

Nuestra universidad refleja la vida que arrastra España desde hace décadas. La odiosa disyuntiva entre  las derechas reaccionarias y egoístas, afanadas solo por mantener un orden injusto que les favorece y las izquierdas que por ser apaleadas y perseguidas almacenan el rencor y solo aspiran con derribar, preferiblemente con estrépito”…

Como José Antonio Primo de Rivera, como Ramiro Ledesma Ramos y sus hombres os convocamos para una magna tarea: por un nuevo Sindicato-por una nueva universidad-. Por la hermandad cerrada de los estudiantes, unidos por los mismos ideales de servicio, de Justicia, de Libertad.

Estudiante: incorpórate al Frente de Estudiantes Sindicalistas”    

CONTINUARÁ…

Autor

REDACCIÓN