17/05/2024 06:00

Tras las últimas elecciones, como viene siendo habitual a pesar de la contumaz experiencia, muchos se preguntan aún cómo es posible que sigan recibiendo votos los corruptos y criminales. Y esa pregunta, y esa sorpresa ya no me parecen sinceras, sino hipócritas y retóricas. ¿Se preguntan la razón de todas estas cosas que acaecen en la España actual? Muy bien. Pero no es esta la cuestión. ¿Existen o no existen? De esto se trata. No se trata de preguntarse sobre lo evidente una y otra vez, sino de pasar a la acción para resolver el problema. Es como si se dijese que el imán es una piedra magnética que atrae al hierro, y que no pudiendo explicar este hecho, se creyese que podría negarse o ignorarse.

Si no existe una inercia, una fatalidad, un destino, no hay señales de lo futuro; pero existen, y existe la experiencia, es decir, la realidad, luego todo ello nos constata de lo presente y nos instruye de lo venidero. ¿Qué argumento podrá destruir esta verdad tan bien demostrada? Si está la razón de parte de quienes vienen durante años denunciando la catástrofe que nos envuelve; si los filósofos, los poetas y los varones y antepasados más famosos por su ciencia, hablaron y actuaron en su momento en casos similares; si los acontecimientos, las agendas de los nuevos demiurgos, las naciones sin soberanía y los nuevos bárbaros que violentan las fronteras; si nuestros propios políticos ven la realidad de esta manera o la fomentan en provecho del Mal y en perjuicio del Bien, ¿esperará la masa crítica, la minoría intelectual para entenderla y afirmarla a que hablen los animales y no podrá contentarse con el consentimiento unánime de su mirada, de su percepción? ¿Es que aún no entendemos la realidad que se repite durante décadas? ¿O es que no queremos entenderla? ¿O es que no tenemos fuerzas para pasar definitivamente a la acción, poniendo en marcha un firme proyecto revolucionario?

Dicho lo anterior y volviendo al asunto de las elecciones gallegas, resumiremos diciendo que, según un punto de vista, la mitad del electorado gallego se halla presa de un fatalismo suicida o de una indiferencia auto inmoladora que le impide reaccionar cívicamente y que se decide por la abstención. Según otro punto de vista, esa mitad abstencionista es sabia y debe su postura a la convicción de que ignorar las urnas es ignorar un Sistema humillante y degradante. Y, por supuesto, según un tercer punto de vista, unánime entre los espíritus libres, la otra mitad, los que acuden a las urnas a depositar su secreción, con la única salvedad de los votantes de VOX, son almas deleznables, por ignorancia, sectarismo o pleitesía.

El caso es que las elecciones en Galicia han vuelto a abrir los ojos a los ciegos de condición, aunque sin duda volverán a cerrarlos, porque la contumacia en el error es una de las lacras más nocivas en el ser humano. ¿Qué más miseria tiene que ver el españolito de a pie en sus políticos, que no dejan de andar sembrando perversiones, mentiras y falsos testimonios, para que les mande al cuerno de una vez y se decida a encarcelarlos?

Como la realidad es tozuda, las elecciones gallegas han vuelto a señalar que en la España actual el Partido Frentepopulista 2030 es el partido del Sistema, eterno ganador con o sin pucherazo. Un Sistema convertido en Régimen totalitario, con un solo partido compuesto de varias sectas y sustentado por un agitprop que se extiende a la cuasi totalidad de los medios de comunicación y a los numerosos lóbis creados intencionada y paulatinamente a lo largo de las cuatro o cinco últimas décadas. Y frente a dicho partido, la nada más absoluta. O, tal vez, si acabara de resolver sus dudas o carencias (alineación exterior y neutralidad, batalla cultural, exigencia de responsabilidad al pueblo, a la Justicia, a la Corona, a las FF. AA, reconocimiento del indiscutible progreso logrado durante el período franquista), podríamos situar a VOX enfrente, como única oposición.

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No hay más. Y si el Partido Frentepopulista 2030 es un conglomerado de sectas variopintas, unidas por su codicia y su odio -o indiferencia- a España, pero decididas a destruir a la patria y puestas decididamente al servicio de los grandes capitales globalistas, y VOX no acaba de saber bien dónde se encuentra, sólo existe una opción salvadora: el proyecto revolucionario popular. Es el pueblo, en esta hora crítica, el que tiene que rebelarse para no dejarse esclavizar o extinguir. Esa es, resumiendo, la situación real, y todo lo demás es marear la perdiz.

Es el pueblo, liderado por la minoritaria masa crítica, el que debe erradicar de una vez por todas a esa caterva de truhanes y bufones, pervertidos e iluminados, que componen la casta partidocrática. Y es esa masa crítica, con sus líderes a la cabeza, quien debe desenmascarar también a los votantes de la canalla. Unos votantes que, además de ciegos, que no saben para qué les dio Dios los ojos, también son necios, pues ni ven ni son capaces de juzgar con la razón. Y como están empeñados en creer a los tramposos y ladrones, no es extraño que padezcan las confusiones y los deterioros que padecen. Y que padecerán si no despiertan en un inmediato futuro.

No se trata de dudar acerca de la existencia de buenos funcionarios, incluidos jueces y militares, educadores y policías; de lo que se trata es de convencerse de que en estos tiempos de miseria moral frentepopulista, como escribió Quevedo en El mundo por de dentro, «el oficio es con los buenos como la mar con los muertos, que no los consiente y a los pocos días los echa a la orilla». Y eso es lo que ha venido ocurriendo con un Régimen que ha ido jubilando, paciente e inexorablemente a todo aquél que se oponía o podía oponerse a su estrategia. Con lo cual estos mentirosos ensoberbecidos, bien medrados, que sin tener más oficio que el de la política y el enredo son milagro del mundo, dado el gran auditorio de mentecatos y ruines que acarrean, tienen ahora, al fin, el campo libre.

Penoso resulta, tras lo antedicho, oír a-las-derechas-de-este-país el tan complaciente como obsceno estribillo: «las elecciones gallegas han resultado una gran noticia para España». ¿Gran noticia? ¿Para España? ¿Cómo puede ser una buena noticia para un patriota el gobierno del PP? ¿Cómo el triunfo de un fidelísimo aliado de los amos mundialistas, instrumento de la Agenda 2030, destructora de España y de la humanidad, puede suponer una buena noticia? ¿Cómo es posible que el partido que ha mantenido y afirmado las políticas del tan justamente denostado PSOE, pudiendo haberlas liquidado en varias ocasiones, puede arrancar beneplácitos o comentarios satisfactorios a presuntos patriotas?

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Y en cuanto a VOX, enviarle un mensaje de ánimo, que no de lisonja, porque a pesar de sus carencias sigue siendo la única esperanza parlamentaria. Y ya en ello apuntar que quien blasone de apóstol regenerador de la patria y se lance resueltamente a la predicación de su fe, debe procurar probarla con su propio sacrificio y ejemplo mejor que con la conquista de gran número de adeptos, y sin esperar que estos sean leales, máxime habiéndolos catequizado en la cloaca del antifranquismo sociológico, un mantra que el impune frentepopulismo ha convertido en fortaleza difícil de expugnar.

Quienes votan con fidelidad a VOX o a lo que quisieran que VOX representara, no lo hacen por sus triunfos o fracasos, sino por sus principios y por sus ejemplos. Hasta los hombres más salvajes, como escribió el gran Ángel Ganivet en La conquista del reino de Maya, saben apreciar el ideal cuando lo ven simbolizado en el sacrificio de otros hombres. «Si nuestro ideal no nos inspira el sacrificio de nuestra vida, no es digno ya de que nos molestemos en propagarlo o imponerlo a los demás hombres; y si no es tan puro que se acomoda a aliarse con vulgares intereses, vale más prescindir de él y no deshonrarlo aún más con los crímenes cometidos por la ambición de la riqueza o del poder».

Partidos criminales y deshonrosos ya los tenemos. Y todos se han confabulado en el partido del Sistema, el Frentepopulista 2030. Hacerse valer entre los poderosos es propio de un hombre bien nacido, mientras que sería grosería hacerlo entre los humildes, igual que dar muestras de fuerza entre los débiles. VOX, en esta hora, tiene un reto magnífico, solo, escarnecido y desacreditado por la chusma popular y política, y enfrentado a ella. Pero las cosas decentes, como las personas decentes, no llevan sus razones de una manera blanda y pedigüeña en la mano. Lo que necesita ser probado, poco vale.

VOX debe romper definitivamente con el Régimen y demostrar esa ruptura radical día a día, hasta que consiga que las piedras hablen y los tontos se caigan al mar y desaparezcan. VOX, como decía Dante en su Comedia, debe dejarlos y seguir, que aquí y ahora es conveniente que cada cual dé cuanto impulso pueda a su barca con la vela y con los remos. Porque es sabido que cuando el Cielo quiere conferir a alguien una difícil misión, antes pone a prueba la fortaleza de su ánimo y el equilibrio de su mente con las dificultades de una vida dura. El que busca lo encuentra; el negligente lo pierde todo. Ánimo, pues, y a perseverar. Lluvia fina, como el orvallo gallego. Por el bien de España, nuestra querida patria.

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
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BdT

Hasta donde yo sé, la izquierda ha arrasado en Galicia. Me parece que ha obtenido el 100% de los escaños, aunque no tengo claro de qué pie cojean los del partido de 1 escaño.

Aliena

Excelente artículo cuya lectura, como de costumbre, es un placer. Sin embargo no sería yo tan benévola con los votantes de VOX, algunos de cuyos elementos se muestran perpetuamente tan sectarios, insultantes y amenazadores como el peor ejemplo podemita, si bien entre ellos habrá de todo, como en botica, naturalmente. En cuanto al partido en sí, mi fe se derrumba por completo y llega al suelo hecha añicos.

Última edición: 2 meses hace por Aliena
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