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La sinrazón de de la violencia, el argumento explícito del odio es una siembra invariable en la consciencia de los niños que aprenden a matar en sus mentes para llevarlo a la práctica con la voluntad adulta. Las escuelas de Gaza producen potenciales asesinos de masas, inoculando la ponzoña del resentimiento para crear un bucle generacional de potenciales suicidas ennoblecidos por la violencia. La escuela salvaje del odio de los niños de Gaza. Con este germen de irracionalidad no es posible la convivencia, salvo que se arranquen las raíces envenenadas de esta imposición criminal de la venganza usando la inocencia de los niños palestinos. La masacre perpetrada contra Israel se comprende con las manipulaciones de la infancia y el propósito de tan salvaje educación, además financiada por Occidente: el objetivo final de esta fábrica temprana de sádicos-inocentes bendecidos por Alá.
La escuela salvaje del odio en Gaza, no es la de Israel. A los niños israelíes, verdaderamente civilizados, nadie les enseña a degollar, a acuchillar, ni a masacrar a los árabes. No se les condiciona con el odio ni se les manipula para que el salvajismo sea grato a los ojos de un ente divino. No hay equidistancia que valga, ni la misma intención en la formación escolar. Existe una distancia moral en la intención educativa, abismal. Las declaraciones de los niños en este vídeo son escalofriantes, puntualizando la clase de muerte que han de ejecutar degollando o atropellando a los judíos. Son sembrados de cizaña rencorosa y habituados a la expresión verbal y física de la brutalidad más sangrienta. No hay equiparación posible entre la educación occidentalizada de los israelíes y la instrucción en el crimen sanguinarios de la infancia de Gaza.
Los fondos de la Unión Europea han sido usados para forjar mentes aleccionadas en el odio irracional contra Israel.
No es de extrañar la satánica orgía de sangre que han perpetrado las jaurías sedientas de sangre y de justicia divina cuando han sido instruidos los terroristas con una educación atroz y a propósito de la barbarie y la autoinmolación, como método de dignificación y complacencia con lo divino. Desgraciadamente, Gaza es un productor de asesinos en serie desde la más tierna edad.
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Una parte del dinero que los imbéciles Gobiernos europeos (entre ellos el español) transfieren a las «autoridades» de Gaza cada año (es decir, a Hamas) se utiliza para imprimir libros escolares en los que se inculca a los alumnos la creencia de que Córdoba y de Sevilla, entre otras ciudades españolas, pertenecen a los musulmanes y tienen que ser reconquistadas.