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Cruz, para la Humanidad, no hay más que una: la que llevó sobre sus hombros Simón de Cirene para ayudar a llegar al Calvario a nuestro Redentor. Aquel precioso Madero por el que corrió hasta el suelo la sangre de Cristo. Dos mil años después, copias de esa Santa Cruz coronan las montañas del mundo y, en gran parte, gracias al sudor, al esfuerzo, al heroísmo y a las espadas de los españoles.
Durante los primeros siglos de nuestra Era, fueron perseguidos a muerte quienes se gloriaban de portarla como símbolo de su Fe hasta que cierto día, del año 312, el emperador Constantino la vio en el Cielo como presagio de su Victoria y abrió las puertas a la Iglesia Cristo, para bien del Imperio con el edicto de Milán del año 313. Iniciándose así, el primer gran milenio de expansión y profundización del Evangelio en el Mundo. Desde entonces, millones y millones de pechos llevan esa imagen como símbolo de su Fe en Cristo. En España, además — y todavía en nuestros días–, los españoles nos topamos con se símbolo en las encrucijadas del suelo patrio. Eso sí, cada vez menos porque los enemigos de la Iglesia, ¡ellos, no duermen!).
Por la Cruz, nos salvaremos–lo aprendimos con el moco—: “solo existe un camino único para alcanzar la felicidad eterna”, para poder ver a Dios cara a cara durante toda la eternidad; objetivo exclusivo de la vida del ser “inteligente y libre” y razón única de la existencia del Hombre, ¡criatura preferida de Dios!
La “vía de la Cruz es el camino único”, según nos lo dejó muy claro Cristo. Toda otra ruta lleva directamente “al fuego que no se apaga ni consume, pero atormenta” en el infierno. Verdades ya olvidadas por la mayoría, pero que Lucifer se encarga de recordarnos, muy a su pesar, como lo está haciendo ahora “el binomio embustero y canallesco” de la Moncloa. Hay horas de texto, esperándonos, si queremos continuar hablando de la Cruz, pero este es un simple comentario, provocado por la locura de esa pareja y corto aquí, recordando a los lectores el simple consejo –aunque obligatorio– de Cristo: “Toma tu cruz de cada día…y sígueme”
Pasemos al meollo del tema elegido: Ha llegado el momento de la prueba del “algodón”. Nos hallamos en la hora más crucial de la Historia de España y, lógicamente, en medio, está LA CRUZ…La cruz del “Valle de los caídos” y esta realidad, permitirá descubrir toda la verdad sobre muchas cosas, ¡Siempre llega la hora…!
—Veamos la Primera: ¿Sigue existiendo España?
Sin duda, lo podremos comprobar
—Y la Segunda: ¿Se siguen engendrando “varones viriles”, de pelo en pecho, sobre el suelo de “piel de toro” o somos ya el “Reino de los sodomitas” exclusivamente? (Dicho así, espero no quebrantar ninguna Ley de protección a la casta “tabú”, ni corro riesgo de un proceso judicial).
La Tercera: ¿Alguien de la Jerarquía Católica Española, cree en Dios? Me enseñaron que creer en ´Dios no es lo mismo que saberse de memoria el Credo, o rezarlo cada día… La Fe sin obras es una fe muerta. ¿Quedan obispos, arzobispos, cardenales que, realmente creen en lo que predican? En caso afirmativo, tienen una oportunidad optima de hacerlo visible.
Vemos a la Jerarquía Católica preocupada por la Ecología, el Globalismo, por garantizar el trabajo de las “mafias asesinas de emigrantes”, y no sé cuántas cosas más, todas muy “progres”, y muy poco o nada, por la Doctrina evangélica tradicional y bimilenaria. Tampoco le dice gran cosa o nada la Cruz, y menos aún los monjes que la guardan… ¿Han olvidado cómo nació la Europa Católica base de la Cristiandad y la responsabilidad de San Benito y sus monjes en ese hecho trascendental de la Historia? ¿Se han enterado, se lo han dicho en los seminarios, que nuestra Patria fue durante siglos la “Nación Católica por antonomasia”? (No dudo de que sepan lo que significa “por antonomasia”)
Lo dejo todo aquí para no acelerarme.
Volveré sobre el tema de la Verdadera Cruz, la del Calvario y sobre sus “copias” a lo largo y ancho del Orbe… Vale la pena pues hay mucha tela que cortar.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.