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El Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil no solamente llevó a cabo actos heroicos durante la Guerra Civil española en el “Santuario de Santa María de la Cabeza” Andújar (Jaén), “El Alcázar de Toledo” y el “Sitio y Defensa de Oviedo” por los que se le impuso la Cruz Laureada de San Fernando a título Colectivo, sino que también le fue impuesta por los mismos actos heroicos en el “Cuartel de Tocina” (Sevilla).
Tocina, constituye un gesto casi único y, por contraste, quizá el menos conocido. Único por los escasos medios de sus defensores.
El 18 de julio de 1.936, la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Tocina, compuesta por el Sargento, cinco Guardias, dos familiares con hijos de corta edad y un paisano, se ubicaba en un pequeño edificio de dos plantas, en una estrecha callejuela y dominada completamente por la torre de la Iglesia próxima.
Llegando noticias contradictorias, y del Gobierno de Madrid las primeras órdenes para entregar armas a las masas mientras se incita al crimen y barbarie, el Sargento del Puesto, ante la gravedad de la situación, establece la concentración de la fuerza dentro del Cuartel, a la que se une el recién incorporado Cabo Martínez por no poder dirigirse a su destino en Peñarrubia.
Éste, es uno de los cuatro singulares hechos de Armas de la Guardia Civil, donde la heroicidad de sus miembros protagonizó acontecimientos excepcionales en nuestra historia militar contemporánea.
Documento inédito y de incalculable valor para el conocimiento de los hechos ha sido el Diario de Operaciones escritopor el recién incorporado Cabo.
DIARIO DE OPERACIONES DEL CABO FLORIANO MARTÍNEZ AZÓN, EN EL PUESTO DE TOCINA DE LA COMANDANCIA EXTERIOR DE SEVILLA, DURANTE EL ASEDIO DE LOS ELEMENTOS REVOLUCIONARIOS ROJOS DEL MISMO, EN EL PERIODO DE 18 AL 30 DE JULIO DE 1.936.
Libro Original
Página encabezamiento del Diario de Operaciones
Primera página del Diario de Operaciones
Última página del Diario de Operaciones con fecha, firmado y rubricado por el Cabo Floriano Martínez Azón
Transcripción resumida de dicho Diario de Operaciones:
DIA DIECIOCHO.- Sobre las dieciocho horas, me presento en el Puesto de Tocina, de la Comandancia Exterior de Sevilla, pero perteneciendo al de Peñarrubia, de la Comandancia de Málaga, porque, dirigiéndome al mismo, de regreso de permiso urgente, me encontraba aislado, sin medios de comunicación, en el inmediato cruce ferroviario de “Los Rosales”.
El Puesto está mandando por el Sargento D. Lorenzo Vega Loro, e integrado por los Guardias Segundos José Corrales Castillo, Braulio Calles Crespo, Manuel Gutiérrez Calvo, Jesús Rangel Carrasco y Francisco García Domínguez. En él se encuentran también la familia del Sargento, constituida por su esposa y tres hijos de corta edad, y la del Guardia Calles, formada por esposa, un hijo pequeño y un cuñado de mayor edad.
El ambiente en el pueblo es de gran intranquilidad, debido a los contradictorios rumores que circulan. En el Puesto se carece de noticias oficiales, y ante la gravedad de la situación el Sargento ordena la supresión de toda clase de servicios, fuera de la Casa Cuartel, estableciéndose vigilancia en el interior de ella.
DIA DIECINUEVE.- Al amanecer, se observan a distancia grupos de paisanos armados, en actitud hostil, vigilando el Cuartel.
El Alcalde acompañado del Presidente del Comité Revolucionario, comunica al Sargento que, en virtud de lo dispuesto por el Gobierno, se encuentra desarmando y deteniendo a los elementos de derechas y armando a los del Frente Popular y le ordena que se ponga a su disposición. El Sargento se niega, alegando no tener para ello órdenes de los Jefes.
Posteriormente, vuelven dicha Autoridad y su acompañante, intimando al Sargento para que se le entreguen todas las armas y municiones recogidas en el Cuartel. Rotunda negativa del Sargento. Horas más tarde, nueva visita de ambos, con resultado igualmente negativo.
Por la noche, se refuerza la vigilancia en el interior del Cuartel.
DIA VEINTE.- Llamada telefónica del Jefe de la Línea, situada en Villanueva de las Minas, trasladando orden del Jefe de la Comandancia, comunicando haberse sublevado el Ejército, ordenando apoyarle y disponiendo se concentre la fuerza en la cabecera de la Línea. El Sargento ha comunicado al Jefe de la Línea y al Capitán de la Compañía, residente en Lora del Río, las dificultades que presenta el cumplimiento de la orden, por falta de vehículo, y por la actitud de la gente; pero el Capitán dispone que se haga la incorporación, aunque sea a pie.
Se emprende la marcha en columna de a dos, formado por la dotación del Cuerpo y sus familiares. Al llegar a la plaza, desde balcones y ventanas, nos han hecho una descarga cerrada con pistolas, carabinas, escopetas, etc., cayendo mortalmente heridos los dos primeros Guardias. Se ha respondido al fuego, pero el Sargento ordenó volver al Cuartel. Gutiérrez y Corrales, han sido evacuados y protegidos por el Sargento y los otros Guardias.
Los heridos padecen lesiones en diferentes partes del cuerpo, especialmente Corrales, una en el vientre y Gutiérrez otra en la cabeza. Ambos son atendidos en lo posible e instalados en dos habitaciones de la parte baja. A consecuencia de las heridas, ha muerto Gutiérrez sin haber recobrado el conocimiento. El resto de la fuerza, se defiende desde la parte alta del Cuartel atrincherándose en los balcones con colchones, mantas, etc.
Ha comenzado el asedio al edificio.
Los atacantes han ocupado la Iglesia Parroquial, que, por uno de sus costados, da a la misma calle estrecha en que se encuentra el Cuartel, dominándolo, y haciendo fuego desde ella y arrojando desde la torre dinamita, bombas incendiarias y latones de gasolina, al par que, desde la calle se intimaba a la fuerza a rendirse, ofreciendo respetar las vidas.
A las veintitrés horas el Alcalde ha llamado al Sargento por teléfono, instalado en la parte baja intimándole a la rendición, y ofreciéndole otra vez respetar las vidas. Al rechazarla el Sargento y amenazar el Alcalde con enviar ochenta mineros a asaltar el Cuartel, el Comandante del Puesto, ha respondido: ¡¡Que vengan!! ¡Si morimos, no haremos más que escribir en Tocina una página más de las muchas que ya ha escrito la Guardia Civil en España! A lo que el Alcalde ha contestado: ¡Entonces, estamos en guerra! Emocionado por haber presenciado esta conversación, he abrazado al Sargento, subiendo al piso, explicando y a los Guardias lo ocurrido, y exhortándoles a que bajen uno a uno, abracen al Sargento y le den la seguridad de que se está a su lado hasta morir. Así lo han hecho.
Más tarde, nueva llamada del Alcalde concediendo quince minutos de “alto el fuego” para que puedan salir las familias, prometiendo respetarlas. Enteradas las mujeres, se han negado en absoluto a abandonar a sus compañeros, y el Sargento ha rechazado la proposición. A las veinticuatro horas, ha sonado de nuevo el teléfono, pero el Sargento, me ha ordenado descolgarlo “para que no nos den más la lata…”. Se han hecho varias bajas vistas al enemigo.
DIA VEINTIUNO.- Se ha seguido atacando al Cuartel desde los edificios inmediatos, especialmente desde la torre de la Iglesia.
Las mujeres aprovechando las provisiones que había en el Cuartel, han hecho comida para todos, ayudándonos y atendiéndonos en lo posible.
El Guardia Corrales, se va agravando de sus heridas, especialmente por falta de asistencia adecuada. En la pared que separa el patio del Cuartel, con el de la casa inmediata, hay un pozo, para utilización por los ocupantes de ambas fincas, indistintamente. La propietaria de la segunda, doña Carmen Naranjo, valiéndose espontáneamente de ese medio, nos va facilitando algodón y alcohol para curarlo.
DIA VEINTIDOS.- El cerco se hace insostenible, habiendo sido lanzadas varias bombas desde la torre de la Iglesia, y al estallar una de ellas, un cascote ha herido levemente al Sargento en la mano derecha. Doña Carmen Naranjo, nos facilita por última vez gasas y algodón, ya que se le ha invitado a abandonar su casa por lo difícil y peligroso de la situación agradeciéndole su valiosa ayuda prestada. A partir de ese momento nuestro aislamiento del resto del mundo es absoluto.
Durante toda la tarde, el ataque ha sido sumamente intenso desde todos los sitios que dominan el Cuartel, especialmente desde la Iglesia, lanzando gran cantidad de bombas que derrumban el techo y paredes del piso superior, por lo que el Sargento ha ordenado abandonarlo y que todo el personal se traslade a la parte baja. De noche, otra explosión de gran potencia, ha producido un nuevo derrumbamiento, incluso en el entresuelo.
DIA VEINTITRES.- Ante el inminentederrumbamientose abandona el Cuartel, el Sargento ha ordenado pasarnos a la casa contigua de doña Carmen Naranjo. Corrales ha quedado en estado gangrenoso y sin conocimiento. El momento de abandonar el edificio ha sido de gran tristeza, pero de serenidad y decisión.
Sobre las nueve horas se ha producido el primer ataque a la casa, que ha sido rechazado. Los atacantes nos han intimidado a la rendición, ofreciendo una vez más respetar nuestras vidas, y asegurando que “la insurrección ha fracasado en toda España”. Pero no se les ha hecho caso.
DIA VEINTICUATRO.- La situación ha continuado sin variación, con tiroteo constante. El Sargento ha salido de la casa, persiguiendo a un atacante por la calle, pero ha sido herido levemente de una perdigonada en la sien izquierda.
Desde la ocupación de la casa, nos hemos alimentado con algunas frutas encontradas en la misma. En cuanto al agua se han venido consumiendo botellas de mineral, pero hoy se han terminado.
DIA VEINTICINCO.- De madrugada, se ha traído agua del pozo por el cual nos pasamos a la casa, lo han realizado las animosas mujeres y el cuñado de Calles, protegidos por Rangel y por mí. A partir de hoy, se raciona la comida: medio tomate y una rodaja de limón por día y persona.
Los Milicianos explosionan cargas de dinamita y parte del edificio se ha derrumbado. Se ha reforzado la vigilancia por esa parte.
DIA VEINTISES.- Desde la torre de la Iglesia hacen varios disparos, con motivo de un tiroteo es herido mortalmente el Sargento, que se encontraba solo en la ventana de una habitación del piso bajo, muriendo casi instantáneamente.
Tomo el mando del Puesto, y la fuerza y sus familiares, reafirman ante sí su voluntad de seguir resistiendo. El cadáver del Sargento, ha sido colocado en una habitación interior.
Son lanzadas al interior de la casa botellas de gasolina y de líquido inflamable produciéndose un incendio que es apagado con el agua destinada a beber. Al mismo tiempo se han hecho proposiciones de rendición, que han sido desoídas.
DIA VEINTISIETE.- Nuevamente se han producido disparos desde la torre, al traer el agua, sin consecuencia. Pero al beber, la viuda del Sargento ha caído desmayada al suelo gravemente enferma: el pozo está envenenado con arsénico.
En consecuencia, desde este momento carecemos de agua. Es seguido el tiroteo como en días anteriores.
DIA VEINTIOCHO.- Como en días anteriores, han continuado los tiroteos, intimándonos de nuevo a la rendición. Además, han sido lanzadas al interior de la casa botellas de líquido inflamable, esta vez con otras de gases asfixiantes, produciéndose un nuevo incendio y originándose momentos de angustias, temiéndose especialmente por las vidas de los niños, hasta que se logra apagar el incendio con orines recogidos en los cubos, escombros, etc.
DIA VEINTINUEVE.- Tercer incendio, con gases en la madrugada de este día. Se utilizan de nuevo los orines recogidos, y con mantas, cascotes, etc., se logra dominarlo. Pero no se ha podido evitar que una nave de la casa y muebles, enseres de la misma, etc., hayan sido pasto de las llamas.
El cadáver del Sargento ha entrado en descomposición. Esto, unido al hedor de las deposiciones, que es preciso hacer en las mismas habitaciones, al calor propio de la estación, al que proporcionan los incendios, al sueño y a la debilidad física, hace que la situación sea muy difícil.
Especialmente los niños son los más afectados, principalmente por la falta de agua. Pero sus madres siguen conservando la serenidad y los acallan haciéndoles rezar.
La viuda del Sargento se encuentra restablecida, por lo menos aparentemente.
DIA TREINTA.- A partir del mediodía, era mucho menos intenso el tiroteo cercano; sin embargo, se oían a lo lejos disparos de ametralladora que, paulatinamente, se iban acercando.
Sobre las dieciséis horas, el tiroteo cesó por completo. A poca distancia de la casa, se ven pasar corriendo Requetés y Soldados, dando vivas a Cristo Rey y preguntando a voces por la situación de los Guardias. Por fin, Rangel y Gutiérrez han visto al Teniente Márquez de la Guardia Civil, hijo del pueblo. Éste y algunos Soldados han entrado en la casa. Se trataba de una Columna procedente de Sevilla, y compuesta por Fuerzas heterogéneas entre ellas quince Guardias Civiles.
Estas mismas fuerzas han puesto en libertad a treinta y cinco personas que se hallaban en el Ayuntamiento, detenidas por el Comité Revolucionario, y a quienes esperaban para asesinar, a que la fuerza del Cuerpo se rindiera.
A las dieciocho treinta horas, estaba en la plaza del pueblo el Jefe de las Fuerzas liberadores, Comandante de Infantería D. José Gutiérrez Pérez. Me he presentado ante él y al darle la novedad, hemos sostenido el siguiente diálogo:
Yo: “A sus órdenes, mi Comandante. Se presenta el Cabo Floriano Martínez Azón, Comandante Accidental del Puesto. Sin novedad en el mismo”
Comandante: “Le doy mi enhorabuena, Cabo, por la acción que ha realizado”.
Yo: “Por mi parte, en nombre de todos me permito darle las gracias por habernos liberado”.
Comandante: “Eso no tiene importancia. Somos muchos y venimos venciendo. En cambio, sostenerse aquí como ustedes han hecho, casi sin medios y rodeados de enemigos, es algo sublime. Le repito mi felicitación. La Columna no puede seguir adelante pues ha de volver esta misma tarde a Sevilla, donde la situación es aún incierta; pero le dejo a los quince Guardias Civiles que vienen conmigo, cien fusiles para otros tantos paisanos, y una caja de granada “Lafitte” , para atender a la defensa del pueblo”
Yo: Como usted ordene, mi Comandante. El saludo militar y un apretón de manos, han puesto fin a la conversación.
El asedio ha terminado. Tocina, treinta de julio de mil novecientos treinta y seis.
Los cuatro supervivientes de la defensa del Puesto de Tocina, a raíz de su liberación, ante la fachada de la Casa Cuartel mordida por la metralla y ennegrecida por el fuego.
De izquierda a derecha: D Braulio Calles Crespo, D. Francisco García Domínguez, D. Floriano Martínez Azón y D. Jesús Rangel Carrasco.
De los supervivientes, el Guardia Segundo D. Braulio Calles Crespo murió valerosamente, poco después, en el Servicio de persecución de Bandoleros; D. Jesús Rangel Carrasco falleció con el Empleo de Brigada en la Comandancia de Sevilla, y D. Francisco García Domínguez se separó del Cuerpo para orientar su vida en actividades civiles. Y en cuanto al Cabo D. Floriano Martínez Azón, llegó al Empleo de Capitán y fue Profesor de la entonces Academia Regional de Sabadell, forja de las nuevas generaciones de Guardias Civiles.
Cruz Laureada de San Fernando
Sargento D. LORENZO VEGA LORO Comandante del Puesto de Tocina y Jefe de su defensa hasta hallar la muerte en ella, 18 al 26 de julio de 1.936. Laureado de San Fernando (Boletín Oficial del Estado de 13 de junio de 1.938, nº 599. Orden de 10 de junio de 1.938) y ascendido por méritos de guerra.
Boletín Oficial del Estado
Página 7714 BOLETIN OFICIAL DEL ESTADO – 5 JUNIO 1938 NÚM. 591
Con fecha 11 de mayo último, S.E. el Generalísimo de los Ejércitos Nacionales, como resultado del expediente de Juicio contradictorio al efecto y de acuerdo con lo informado por la Junta Superior del Ejército, se ha dignado conceder la Cruz Laureada de San Fernando, Colectiva, a las fuerzas que componían el Puesto de la Guardia Civil de Tocina (Sevilla), por los hechos realizados desde el 18 al 30 de julio de 1.936.
Sargento de la Guardia Civil: D. LORENZO VEGA LORO
Cabo de la Guardia Civil: D. FLORIANO MARTÍNEZ AZÓN
Guardias Civiles: D. BRAULIO CALLESCRESPO
D. FRANCISCO GARCÍA DOMIÍNGUEZ
D. JESÚS RANGEL CARRASCO
D. JOSE CORRALES CASTILLO
D. MANUEL GUTIERREZ CALVO
Burgos, 2 de julio de 1.938. – II Año Triunfal. – El General Subsecretario del Ejército, Luis Valdés Cavanillas.
Todos ellos, ascendidos por méritos de guerra.
IMPOSICIÓN MEDALLA INDIVIDUAL al Capitán del Cuerpo D. Floriano Martínez Azón, heroico defensor del Cuartel de Tocina (Sevilla)
Cabo, ya Capitán, D. FLORIANO MARTÍNEZ AZÓN, Jefe de la defensa del Puesto de Tocina desde la muerte del Sargento Vega hasta la liberación, 26 al 30 de julio de 1.936. Laureado colectivo de San Fernando por Orden del 2 de junio de 1.938 y ascendido por méritos de guerra.
El día 17 de Octubre de 1.966, en el Patio de la Dirección General de la Guardia Civil, tuvo lugar el acto de la imposición de la Medalla Militar Individual al Capitán D. Floriano Martínez Azón, por su heroico comportamiento en la defensa del Cuartel de Tocina (Sevilla), durante la pasada Guerra Civil. Medalla que fue concedida por Orden del día 3 de agosto del presente año (D.O. nº 175 de fecha 5 de agosto de 1.966), después de haber sido fallado favorablemente el correspondiente Juicio contradictorio.
Asistieron el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación D. CAMILO ALONSO VEGA y el Ministro del Ejército D. CAMILO MENENDEZ TOLOSA, siendo recibidos por el Excmo. Sr. Teniente General Director del Cuerpo D. ÁNGEL RAMIREZ DE CARTAGENA Y MARCAIDA, rindiéndoles los honores de rigor con las fuerzas allí formadas.
Realizada la lectura de la Orden de concesión de la citada recompensa, y una vez terminada ésta, hizo uso de la palabra el Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación. Refiriéndose al citado Capitán, dijo que era un hombre magnífico, un valiente, un hombre tan acreedor a la Laureada como lo fue el Sargento, premiado en aquellos momentos. A continuación, él mismo prendió la Medalla Militar Individual en el pecho del Capitán Martínez Azón.
Fuente consultada: Servicio de Estudios Históricos de la Guardia Civil
Por Francisco Javier de la Uz Jiménez
(http://devale.blogspot.com.es/2015/01/asedio-al-cuartel-de-la-guradia-civil.html)
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