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Sin encontrar resistencia, hace 84 años, entre las 5 y las 6 de la tarde, del 19 de junio de 1937, los requetés entraron en Bilbao sin pegar un solo tiro y cantando el Oriamendi (1), a las órdenes de Bautista Sánchez, quien colgó la bandera roja y gualda en el balcón del Ayuntamiento.

 

     Tras el triunfo de la sublevación el 18 de julio de 1936 en Navarra, fundamentalmente gracias al componente carlista, los tercios de requetés alzados fueron sometidos a la estructura del Ejército. Mientras se libraba la batalla de Madrid y el frente del norte estaba inactivo tras la Campaña de Guipúzcoa, las fuerzas nacionales fueron reorganizadas y entrenadas.

     El 6 de diciembre de 1936 el General Mola dispuso que la VI División del Ejército nacional se dividiera en dos Agrupaciones: la primera para que cubriese todo el frente vasco desde Ondárroa a Orduña y la segunda desde ese punto a los límites de las provincias de León y Palencia. Las fuerzas de la primera Agrupación, al mando del General Solchaga, se transformaron en las famosas Brigadas de Navarra. Los tercios de requetés de Montejurra, Roncesvalles y Zumalacárregui constituyeron la I Brigada. En conjunto, las Brigadas incorporaron 13 Tercios de requetés y 7 banderas de Falange, además de doce batallones de Infantería.

     La orden de operaciones para la conquista de Bilbao se preparó en el Estado Mayor de las Brigadas de Navarra por el Teniente Coronel Juan Vigón. Vizcaya y el norte representaban la mayor parte de la industria pesada española y su ocupación permitiría cerrar uno de los frentes, por lo que sería decisiva para la victoria en la guerra de los Nacionales.​ En la primavera de 1937 el ejército nacional había ido aumentando su potencial bélico. El plan del General Mola consistía en cortar el País Vasco en una línea sureste-noroeste con las cuatro Brigadas de Navarra, tropas italianas de apoyo y una importante fuerza aérea de más de cien​ aviones que se hallaba concentrada en Vitoria.

      A las órdenes de Solchaga, las brigadas de Navarra I, IV y parte de la V, mandadas por los coroneles García Valiño, Alonso Vega y Rafael Latorre Roca, respectivamente, comenzaron la ofensiva el 31 de marzo de 1937. Al inicio de la ofensiva, las cuatro primeras Brigadas de Navarra estaban integradas por un total de 27.914 hombres encuadrados en 32 batallones. En total, los nacionales sumaban algo más de 50.000 hombres.​ Por su parte, la defensa Frentepopulista, dirigida por el General Llano de la Encomienda, contaba con 150.000 hombres entre las tres provincias de Vizcaya, Santander y Asturias, con una notable masa de artillería, un regimiento de carros de combate y abundante munición y armamento. La compenetración entre las fuerzas de infantería y la artillería mandada por el coronel Carlos Martínez de Campos, además de la cobertura aérea, sería clave para el éxito de las tropas nacionales.​

    Cuando el 11 de junio de 1937, se reanudó la ofensiva y las brigadas I, V y VI llegaron a las alambradas del trincherón del «Cinturón de Hierro» bajo fuerte protección aérea y de artillería y el futuro de Euzkadi en la guerra estaba decidido.     

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     En esta situación, un día después, el 12 de junio, se rompió en Gaztelumendi el «Cinturón de Hierro», por la loma Urkullu, y una vez dentro de la zona protegida, las tropas nacionales comenzaron a bombardear Bilbao con proyectiles perforadores.  La aviación había dejado caer gran cantidad de bombas que obligan al enemigo a replegarse. Los requetés logran coronar el Urrusti, levantando la bandera bicolor en medio de un gran alborozo. Esta acción desmoralizó a los defensores de Bilbao y permitió avanzar a los navarros de forma incontenible, de frente y en zigzag, desconcertando al enemigo.

     En coordinación con el General Solchaga, el General Dávila manda un doble envolvimiento de Bilbao, que obligó al general republicano Gamir, sustituto de Llano de la Encomienda, a ordenar la destrucción de los puentes sobre la ría. El Lehendakari Aguirre celebra un consejo de guerra con Gamir y el asesor soviético Gorev y se acuerda la defensa a toda costa de la capital vizcaína. En un intento de frenar el avance sublevado, el 12 de junio los gubernamentales realizan una ofensiva en el frente de Huesca, que fracasó.

     Ante la proximidad de las tropas nacionales, en la medianoche del día 13, se celebró una reunión en el Hotel Carlton presidida por el Lehendakari Aguirre, en la que Alberto Montaud, Jefe de Estado Mayor del Ejército de Euzkadi, informó y afirmó que Bilbao era indefendible, ya que se ha perdido el control de las milicias, y no existían medios para defender las alturas de los montes entre los que se encuentra cercado Bilbao.

     Tres días después de la ruptura del «Cinturón», se atacó Artxanda, quedando en poder de los nacionales la zona comprendida entre Santo Domingo y el fuerte Banderas.

     Una vez conquistada la zona montañosa de Artxanda, las tropas de Franco tomaron posiciones en el monte Pagasarri, con lo cual se completó el cerco de Bilbao. Curiosamente desde la sede del Partido Nacionalista Vasco en la Gran Vía bilbaína, vieron la derrota en Artxanda, y ante la proximidad del peligro, decidieron «poner pies en polvorosa» por la única salida que existía: la carretera que bordea el Nervión desde Bilbao hacia Zorroza. Y sería por ésta, y al amparo de la noche, por donde huiría no solo la población civil sino también los batallones y los gudaris.

     Momentos de grave zozobra e intranquilidad que motivó en algunos sectores, un pánico ancestral y el comienzo de una masiva huida cobarde. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en que al intentar evacuar en el Ciscar a cincuenta conocidas mujeres, el encargado de la operación, Lucio Artetxe, se encontró con el problema de que gente significada políticamente como nacionalistas vascos, había ocupado el lugar de éstas en el barco, negándose a bajar a tierra.

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    El mismo día 17, el Gobierno Vasco se dividió en dos grupos, el primero encabezado por el lendakari Aguirre, marchándose a Santander, y otro que se quedó en Bilbao comandados por Leizaola, del Partido Nacionalista Vasco, Aznar, del Partido Socialista y Astigarrabia del Partido Comunista.

     Mientras tanto, el Ejército vasco, que se había replegado hacia las Encartaciones, acabó disolviéndose, concentrándose los batallones de gudaris en Santoña.

     Sin encontrar resistencia, entre las 5 y las 6 de la tarde, del 19 de junio de 1937, las brigadas I y IV avanzaron hacia la ría de Bilbao, mientras que la V desbordó los altos de Archanda y se descolgó por Begoña y Deusto sobre el Arenal. El General Gamir y su Estado Mayor ordenaron la retirada y los nacionales entraron en Bilbao, logrando capturar ocho batallones de los nacionalistas vascos.​

      La toma de Bilbao decantó de manera decisiva la balanza del lado del ejército nacional. Asimismo, supuso una gran victoria moral y propagandística para los requetés, que evocaron el recuerdo del General Zumalacárregui, muerto en el asedio de la villa cien años antes, durante la Primera Guerra Carlista.

     El 20 de junio el General Franco llegó a Bilbao, donde fue recibido con el entusiasmo habitual de los liberados. 

   (1)    Como se sabe el Oriamendi es el himno del carlismo. Su nombre viene del de una batalla que tuvo lugar en el monte homónimo, situado en las inmediaciones de San Sebastián, en 1837, durante la Primera Guerra Carlista en el que el ejército carlista derrotó al cristino.

           Según cuenta la leyenda, tras la derrota de las tropas liberales, los carlistas entraron en el campamento cristino, tomando como botín de guerra armas, uniformes y, también, la partitura de una marcha militar compuesta por un músico inglés y arreglada por un liberal donostiarra, sin letra, para conmemorar la victoria de los cristinos, y a la que los carlistas vasco- guipuzcoanos pusieron letra, y que según afirman algunos excombatientes fue el Oriamendi que cantaron los requetés al entrar en Bilbao, y que decía así:

 

Gora Jainko maite maitea                                Viva Dios queridísimo

zagun denon jabe.                                            tengámoslo todos por dueño.

Gora España ta Euskalerria                             Vivan España y la Vasconia

ta bidezko errege.                                             y el rey legítimo.

Maite degu Euskalerria,                                   Amamos la Vasconia,

maite bere Fuero zarrak,                                  amamos sus viejos Fueros,

asmo ontara jarriz daude                                  a esta idea están orientadas

beti Karlista indarrak.                                      siempre las fuerzas carlistas.

¡¡¡Gora Jainko illezkor!!!                                ¡¡¡ Viva Dios inmortal!!!

¡¡¡Gora euskalduna,                                         ¡¡¡ Viva el vasco

audo ondo Españia-ko                                     que tiene bien

errege bera duna!!!                                          el mismo rey de España!!!

 

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REDACCIÓN