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Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco, a cuya memoria se dedican multitud de calles y plazas en Vascongadas, tenía una concepción política que hoy calificaríamos de xenófoba y racista sin ninguna discusión.
Sobre Sabino Arana se han dicho muchas cosas, según del Burgo, pero la que más le ha llamado la atención fue la de un ilustre y galardonado científico de nuestra tierra que lo comparó nada menos que con Gandhi, artífice de la independencia de la India con la sola y poderosa arma de la no violencia. Hay que reponerse ante semejante afirmación por quien había tenido la responsabilidad de la educación vasca.
Injusta elegía porque Sabino Arana fue sembrador de odio toda su vida y cabría aplicarle la vieja máxima de que quien siembra odio recoge tempestades. Dicen que en los últimos años de su vida se dio cuenta de que había ido demasiado lejos y trató de rectificar con la creación de la «Liga de Vascos Españolistas» con el fin de defender la autonomía Vasca sin mengua para la unidad de España, al haber llegado al convencimiento de que el nacionalismo puro y duro conduciría a Vascongadas a mayores sufrimientos. Pero su arrepentimiento, sincero o táctico, no dejó huella pues murió con temprana edad en 1903 y, sus seguidores, la siembra del odio ya empezaba a hacer efecto, hicieron caso omiso de sus últimas voluntades. Sabino Arana, por tanto, no conoció los resultados tremendos de sus escritos y discursos.
El pensamiento de Sabino Arana, según del Burgo, al que me uno, es infumable, detestable y deleznable. Su integrismo religioso quedaría hoy absolutamente obsoleto, aunque hay que decir en su descargo que ese integrismo religioso le daría un gran predicamento en una buena parte del clero vasco que abandona el carlismo para hacerse fervientemente nacionalista.
Es sin duda el racismo, exaltación de la raza vasca, que ni existe ni ha existido, y la xenofobia, odio a todo lo extranjero, singular y específicamente a lo español, lo que convierte a su doctrina en especialmente peligrosa. Por algo que no se puede entender en estos tiempos respecto a la creación de naciones, la lengua, el derecho, la geografía y las costumbres son, para él, elementos accesorios. El principio esencial identificador de la nación es la raza. Por eso, el día en que Vascongadas sea independiente habrá que practicar la limpieza étnica. Sólo pueden formar parte de la Patria vasca quienes hayan tenido la fortuna de nacer vascos, llenos de apellidos euzkaros. Lo del RH negativo es posterior pues en tiempos de Sabino Arana la medicina todavía no había descubierto este factor. La doctrina sabiniana es lo más alejado del pensamiento cristiano que proclama la igualdad de todos los hombres ante Dios. Pero el ultracatolicismo de Arana, heredero del Carlismo, es enfermizo como lo demuestra esta frase tremenda:
«Bizkaya dependiente de España, no puede dirigirse a Dios, no puede ser católica en la práctica»
O esta otra:
«Entregar este pueblo en manos del maketismo es precipitarle en los abismos del infierno».
Vale la pena echar una ojeada a un libro que fue muy difundido en los años de la II República titulado «De su alma y pluma». Y como en la portada del libro dice «Zabaldu nagixu- Repandez moi: Difundidme», lo vamos a hacer con sus perlas más preciadas;
«Nosotros odiamos a España con toda nuestra alma, mientras tenga oprimida a nuestra Patria con las cadenas de esta vitanda esclavitud»
«Si a esta nación latina la viésemos despedazada por una conflagración intesina o una guerra internacional, nosotros lo celebraríamos con júbilo,(…).»
«¿Ya lo sabéis euzkaldunes, para amar el Euzkera tenéis que odiar a España!»
«Tanto nosotros podemos esperar más de cerca nuestro triunfo, cuanto España se encuentre más postrada y arruinada.»
«En pueblos tan degenerados como el maketo y maketizado, resulta el universal sufragio un verdadero crimen, un suicidio.»
Este antiguo militante del Carlismo pudo llenar un libro entero con las grotescas bufonadas del nacionalismo Bizkaitarra que, incomprensiblemente, siguen sus sucesores del PNV, en pleno s. XXI.
Ver para creer.
Enrique Area Sacristán.
Teniente Coronel de Infantería.
Doctor por la Universidad de Salamanca.
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