06/07/2024 22:14

Siendo Manuel Azaña Díaz presidente del gobierno de la II República, al ser elegido a diputado a cortes por el partido Izquierda Republicana, en 1933 ordenó personalmente eliminar a los terroristas anarquistas en Casas Viejas (Cádiz) con la famosa frase «…los tiros, a la barriga…». Por otro lado, cabe recordar que durante ese régimen republicano, estuvo vigente la denominada Ley de Fugas. Hasta el rojo de Azaña apoyó a las Fuerzas de orden para reprimir a esos terroristas, igualito que ahora.

A raíz del asesinato de los cuatro ( sí, fueron cuatro, por mucho que las tv e Interior lo oculte) , Guardias Civiles, y de las graves heridas producidas a otros  componentes del Instituto Armado en Barbate de Franco (Cádiz), cometidas por los narcoterroristas, vienen ahora los lamentos y las «soluciones» para combatir al crimen que azota a esa provincia. Que si más medios, que si más dinero, que si más plantilla, mejor salario y bla, bla, bla. Sabéis que a mí me gusta denunciar, y posteriormente dar soluciones, y en este caso, el combatir a los narcos en el estrecho o en cualquier punto de nuestro país, es un problema sencillísimo de erradicar. El problema, las actuales leyes a resguardo de la nefasta democracia y su prostitución, perdón, constitución, las cuales siempre han velado y protegido a toda figura criminal, mientras más sangriento, más protegido.

Pero la solución es fácil, eficaz y económica, para empezar, una ley similar a la de fugas, que en caso de huida por tierra, mar y aíre permitiera abatir a los fugitivos acribillándolos. La segunda, una represión  contra todos los implicados en el narcotráfico, aplicando una ley parecida a la antiterrorista (por cierto, más blanda que el día de la madre), pero más contundente y brutal. Y cómo no, fundamental, restaurando la pena capital para todo tipo de delitos que impliquen el asesinato y ciertos homicidios cometidos sobre cualquier ciudadano honrado y altísimas penas de prisión para los narcoterroristas. Lo demás son parches para marear la perdiz. El crimen siempre se adapta a los métodos de persecución policial, sin embargo con la muerte no hay adaptación posible. 

A ver si los partidos patriotas y las asociaciones policiales son más ambiciosas a la hora de reclamar soluciones. Tener más medios, plantilla y salarios, no garantiza la eficacia en la represión del mal, lo que lo soluciona es el gatillo fácil, que los agentes sean dotados de armamento y munición contundente, y que puedan hacer uso de ello. Esa represión que sostengo es la solución, y encima sería una represión que apenas  repercutiría en el erario público. 

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Pero que no se alteren los jueces y fiscales rojos o acomplejados, que todo lo que propongo es a través de la fórmula Torcuato, de la ley a la ley y pasando por la ley (¿les suena?).

Y si no hay voluntad en el legislativo de realizar cambios duros para la represión del narcoterrorismo, pues nada, que la población de esa zona del campo de Gibraltar y todos los jóvenes españoles (víctimas finales de ese narcoterrorismo) que sigan apechugando con lo que hay; el sultán sodomita de Marruecos en connivencia con las corruptas autoridades políticas españolas de turno implicadas en ese narcoterrorismo, agradecerán que todo siga igual en beneficio de sus bolsillos.

Por lo demás, solo me queda dar ánimos a los agentes de la Guardia Civil que se baten en desigualdad contra ese crimen fácil de erradicar si hubiera voluntad política. 

Menos mal que por una vez Azaña tuvo una idea ingeniosa y acertada, estaría bien que sus herederos rojos que actualmente nos desgobiernan tomaran sus palabras para solucionar este cáncer…Los tiros a la barriga.

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