02/05/2024 07:56
Getting your Trinity Audio player ready...

Se dice que Gengis Khan recriminó a sus descendientes la carencia de aptitudes para el difícil arte de mantener la unidad, y con ella la Pax Mongólica en su vasto imperio, relatándoles el siguiente cuento: «Había una vez una serpiente con una sola cola y varias cabezas y otra con una cabeza y muchas colas. Llegó un invierno muy duro y ambas hubieron de buscar su escondrijo. Para la serpiente de múltiples cabezas todos eran exiguos. Las cabezas tropezaban unas con otras, peleándose, hasta que, por fin, cada una encontró para sí un agujero especial. Pero el cuerpo hubo de permanecer a la intemperie y, con él, todas las cabezas perecieron. La serpiente con una sola cabeza ocultó todas sus colas bajo su cuerpo, y así pudo esperar el deshielo».

Ya que el Rey es «irresponsable», es decir, un florero político o una figura que nada cuenta, según tratan de convencernos los entendidos de la cosa, incluidos muchos de los propios monárquicos, ¿ qué líder, o qué líderes, entre los cuarenta y tantos millones de españoles, está hoy capacitado para entender la esencia de este supuesto relato del antiguo jefe mongol que ensalza a la unidad, y, dotado de indudable amor a la patria, ser capaz de ponerlo en marcha? ¿Cuál de ellos, o cuáles entre ellos, se convertirá o convertirán en la cabeza del reino?

Porque nadie razonable, es decir, objetivo, duda a estas alturas de que las autonomías eternizan el rito de los palacios y se basan en la basura narcisista regional, en la ambición de los políticos locales y en el ombliguismo cultural representado por la intelectualidad más venal y áulica. Hoy, una de las innumerables hipocresías sociopolíticas es la ominosa tolerancia ante el desbarajuste y despilfarro de los virreyes.

Enmudecemos ante las excentricidades, el populismo, la demagogia de esos políticos de periferia, que, envueltos en banderitas exclusivistas, tratan de obnubilar a las multitudes con demagogias supremacistas y otras argucias emocionales dirigidas no a las cabezas ciudadanas, sino a sus hígados y estómagos, es decir, a sus instintos. Enmudecemos ante su inmoralidad, su cobardía, su engreimiento de advenedizos, la insolencia de su jactancioso exhibicionismo separatista, la deslealtad, el disimulo, la palabrería de los legal y legítimamente fracasados…, sobrevivientes gracias a su vergonzante impunidad.

A los políticos que viven de nuestros impuestos y que no se libran de la tentación del populismo mezquino, hay que exigirles, no ya honradez y cordura, que es imposible, sino cuentas por sus despilfarros y latrocinios. Y hay que recetarles cárcel, no amnistías, porque con permanente oportunismo, aprovechándose siempre de sus privilegios electorales y de la debilidad y abyección de sus chantajeados, quieren volver a la horda y montar en cada campanario una taifa con delatores, fratricidas y ametralladoras.

LEER MÁS:  El «manifiesto de los 255» y algo más sobre el lenguaje. Por Jesús Aguilar Marina

Buscan y encuentran, con la impagable ayuda de sus cómplices constitucionalistas PP y PSOE, la reducción del poder central, y el consiguiente exceso del poder periférico, y hacen suyo un dicho cada vez más extendido: «Dios está en el cielo; el rey es irresponsable y está lejos; yo mando aquí”.

Qué extrañas y lejanas y nostálgicas nos suenan ahora las palabras de Unamuno en su Vida de Don Quijote y Sancho: «Ahora va de igual a igual, de loco a loco; y parecen amenazar al cielo, a la tierra y al abismo. ¡Oh espectáculo de largos en largos siglos sólo visto, el de la lucha de los dos Quijotes: el manchego y el vizcaíno! “¿Yo no caballero?” ¿Yo no caballero? ¿Oír esto un vizcaíno y oírlo de boca de don Quijote? No, no puede sufrirse eso. Deja, don Quijote, que hable de mi sangre, de mi casta, de mi raza, pues a ella debo cuanto soy y valgo, y a ella debo también el poder sentir tu vida y tu obra. ¡Nosotros los vascos no datamos! Los vascos sabemos quiénes somos y quiénes queremos ser. Ya ves, don Quijote, que es un vasco el que ha ido a buscarte a tu Mancha y te arremete porque le regateaste lo de ser caballero. Y, ¿ cómo contemplando a un vasco, y de Azpeitia, no recordar una vez más a aquel otro caballero andante, vasco, y de Azpeitia también, Íñigo Yáñez de Oñaz y Saénz de Balda, del solar de Loyola, fundador de la Milicia de Cristo? ¿No culmina en él nuestra casta toda? ¿No es nuestro héroe? ¿No lo hemos de reclamar los vascos por nuestro? Sí, nuestro, muy nuestro, muy más nuestro que de los jesuitas. Del Íñigo de Loyola han hecho ellos un Ignacio de Roma, del héroe vasco un santón jesuítico. ¡Lástima de mula que montaba el héroe! (…) Apeaos de esa mula y vamos todos a la conquista del reino del espíritu. Aún no se sabe lo que podemos hacer en este mundo de Dios. Aprended, a la vez, a encarnar vuestro pensamiento en una lengua de cultura, dejando la milenaria de vuestros padres; apeaos de la mula luego y nuestro espíritu, ese espíritu de nuestra casta, circundará en esa lengua, en la de don Quijote, los mundos todos, como circundó por primera vez al orbe la carabela de nuestro Sebastián Elcano, el fuerte hijo de Guetaria, hija de nuestro mar de Vizcaya».

LEER MÁS:  De la incitación al sexo por Matilde Fernández, a la desorientación sexual de Carmen Calvo. Por Pablo Gasco de la Rocha

Y así, envueltos en la amarga melancolía de los muros derribados de la patria, esto se ha convertido, tras la traición de todas sus instituciones, del rey abajo, en un esperpento del federalismo asimétrico, es decir, en un sindiós: las Vascongadas emancipadas, Cataluña agregada, la Galicia de Feijóo vernaculizada, el conde don Julián abriendo de piernas las fronteras, el califato de Marbella, los Barones autónomos, la Plutocracia a lo suyo, que es la pela, el Paseo de Zorrilla soberano, Vallecas okupada, la Guindalera autóctona y la Corona irresponsable.

Y lo que quede de España, hala, para el moro. Así, mientras las Fuerzas Armadas se cuentan las medallas conseguidas por estar sentados sus jefes al calor del brasero, y las distintas Policías se hurgan la nariz en los ratos que les deja libres el apaleo de inocentes, nunca le será más fácil a Almanzor volverse a llevar a casa las campanas de Santiago o dedicarse a conquistar Perejil.

¡Vergüenza patria y, mientras tanto, ni un solo corazón capaz entre los que tienen el poder! ¡Confunde, abochorna y arrásalos a todos con tu generoso corazón, magnífica juventud minoritaria! Y tú, pueblo arcano e impredecible, ya está bien, ¡despierta de una vez por todas y hazte digno de la noble patria que te vio nacer! ¡Pero no despertarás si sólo acudes a las manifestaciones convocadas por los instalados, esos que han medrado a la sombra de la casta partidocrática y ahora tratan de encauzar el malestar que crece, cambiando algo para que no cambie nada!

Autor

Jesús Aguilar Marina
Jesús Aguilar Marina
Madrid (1945) Poeta, crítico, articulista y narrador, ha obtenido con sus libros numerosos premios de poesía de alcance internacional y ha sido incluido en varias antologías. Sus colaboraciones periodísticas, poéticas y críticas se han dispersado por diversas publicaciones de España y América.
Suscríbete
Avisáme de
guest
4 comentarios
Anterior
Reciente Más votado
Feedback entre líneas
Leer todos los comentarios
Aliena

Lo siento, no hay cuarenta y tantos millones de ESPAÑOLES.

Geppetto

42 y tirando por lo alto
El resto son añadidos a los que los politicos les han dado la nacionalidad sin tener porque hacerlo

Aliena

¡¡Menos!! Pero si ya más de dos son «moros» y de rumanos 1. No salen ni cuarenta y eso tirando por lo alto.

Geppetto

Ayer leí un whasapp que decia «Menuda mierda de pais le vamos a dejar a los moros»
No parece que deba añadir mucho mas

4
0
Deja tu comentariox