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A la vista del desastre en que degeneró la que pudo ser república nacional, democrática, parlamentaria y representativa -una vez aceptada por todos a pesar de su implantación ilegal e ilegítima-, broche de una monarquía por entonces ya más que hueca e inoperante, y que si se truncó fue por la existencia de una izquierda revolucionaria y sovietizante, unos separatismos alucinados y una derecha egoísta e inoperante, todos ellos igual de antinacionales, Ortega y Gasset exclamo su famoso “No es esto, no es esto”, en un cínico intento de desvincularse de sus propias y máximas responsabilidades en la hecatombe en que la cosa derivó sin remedio como no podía menos de suceder.
Hoy, como entonces intentara tan insigne como hipócrita intelectual, Felipe González, Alfonso Guerra, Nicolás Redondo Jr., Joaquín Almunia, Javier Lambán, Emiliano García-Page, Odón Elorza, Tomás Gómez, Ramón Jáuregui, Rodríguez Ibarra, Rosa Conde, Elena Valenciano, pero también José María Aznar, Mariano Rajoy y otros peperos, que no llegan a Ortega ni a la suela de los zapatos, entonan su rechazo a la amnistía, con el mismo cinismo y con la misma intención de desligarse de lo que saben muy bien que en realidad es un golpe de Estado institucional por parte de la misma izquierda revolucionaria, sus igualmente alucinados aliados secesionistas y, asimismo, con la connivencia ladina y torticera de la derecha que como siempre proclama a un Dios en el que no cree y a una Patria a la que no ama, y sólo persigue conservar sus privilegios (Vázquez de Mella). ¡Hipócritas! ¡Fariseos! ¡Sepulcros blanqueados ¡Raza de víboras! Por vuestros hechos, que no olvidamos, y por vuestros frutos, que hoy recoge Sánchez, os conocemos.
Todos estos impresentables, que esperemos que la historia proscriba algún día, tuvieron cargos de la máxima autoridad -y por ello responsabilidad-, pero que con premeditación y alevosía, porque a ninguno se le puede siquiera otorgar el beneficio de la más ligera duda, utilizaron, no para cumplir con sus obligaciones, ni para menos aún para gobernar en todos los órdenes en beneficio de España y de los españoles, sino sólo en el suyo propio sembrando y regando lo que ahora recoge, también en su solo beneficio personal, un individuo de la misma calaña y baja estofa que ellos –y como ellos de lo peor, lo más bajo, o si lo prefieren de lo más bajo, lo peor–, que no está haciendo nada distinto, nada en absoluto, a lo que hicieron los citados en su día.
Las leyes inicuas que aquéllos impulsaron, la corrupción que implantaron, la manipulación que emplearon, la degeneración que insuflaron, los crímenes que permitieron, los favores que hicieron, las arbitrariedades que prodigaron, en definitiva, la involución de España a aquel siglo XIX “que quisiéramos borrara de nuestra historia” (Francisco Franco, volviendo a instaurar un sistema en el que Los dos partidos, que se han acordado para turnar pacíficamente en el Poder, son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar del Presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado les mueve… Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que de fijo ha de acabar en muerte… No harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos. (Benito Pérez Galdós en Cánovas), cuya característica principal, entre otras, es la permanente vulneración de la Constitución desde el día siguiente de su aprobación, incumpliendo lo que tiene de positivo y ahondando en su varios agujeros negros, son la causa de la lógica e irremediable implosión que contemplamos de nuestra Patria, porque en esta ocasión, al no existir fuerzas que lo remedien, porque ya se encargaron ellos de que llegado este momento no las hubiera -no ya entre las élites, sino tampoco entre el pueblo-, va a terminar a no tardar mucho convirtiendo a España en despojo para carroñeros internos -los sediciosos catalufos, vascongados y otros mal nacidos a su sombra-, y externos -Marruecos (Ceuta, Melilla y Canarias) e Inglaterra (todo el Estrecho con la excusa de Gibraltar)-, de forma que no sólo ya no reconoce a España la madre que la parió, sino que va a dejar de existir como tal, porque a diferencia de lo ocurrido en aquel funesto siglo XIX en que perdimos las tres cuartas partes de España -nunca fueron colonias-, hoy sólo nos queda por perder la propia casa.
De todo lo que vemos, lo que más enerva el espíritu, la mente y el corazón, es comprobar como una vez más los responsables máximos de este nuevo y ya definitivo desastre español se hacen los locos, aspiran a irse de rositas e incluso buscan ser enaltecidos por unas palabritas dichas minutos antes de coger las maletas -el dinero hace mucho que lo tienen fuera-,y que incluso haya todavía una inmensa mayoría de quienes siendo sus víctimas, los españoles de a pie, todos, sea cual sea su signo, se lo permiten e incluso les aplauden. Pero claro, no de otra forma podía ser porque ya se encargaron ellos también, que sabían de la llegada de este momento, de inocular en los españoles el virus de la única y más grave pandemia que ha asolado jamás nuestra nación que es la de la idiocia, contra la cual, además, no hay remedio porque quienes deberían ponerlo están en el ajo y no lo van a hacer.
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La tropa de mangantes que de nuevo han destruido la posibilidad de que España fuera una democracia, esto es, la caterva de delincuentes socialistas que pudrieron la famosa y nunca ben insultada transicion y regimen constitucional han ideado, en vista del cirio que se esta organizando, una salida al socialismo que recoja el descontento que crea el mismo socialismo.
Los bandidos estos socialistas intentan apropiarse del descontento y el rechazo que los españoles sienten por la descarada deriva hacia la ruputura nacional que lleva a cabo el socialismo de Sanchez creando la oposicion a dicho desastre y conduciendo dicho descontento hacia las filas del «noble socialismo» que segun parece representa esta cuadrilla de indeseables.
Esta bien pensado y los españoles, que no tienen ni idea de por donde sopla el viento, picaran
La táctica no es nueva, si bien sorprende el éxito que sigue teniendo. Así Leguina en sus constantes disensos – que siempre acaban en que el remolón agachaba la testuz y votaba como estaba mandado – nunca mejor dicho – para, a los cinco minutos, salir a la palestra para quejarse de su «equivocación»; Guerra, alabadísimo en 13TV por asegurar que él había advertido de la ilegalidad de algo a lo que no se opuso; Rosa Díaz, la que puso una querella a Antonio Mingote, rebotadísima con el PSOE desde que le quitaron el momio del Parlamento Europeo, dando lecciones semanales sobre el «verdadero socialismo» ( ¿el de Felipe? ) en la radio de Losantos, vaya, hombre; el propio capo di tutti capi, González el colombiano, citado con reverencia por Espinosa de los Monteros y por Cristina López Schlichting. Y la masa, pastoreada, ¿incapaz de recordar?