21/11/2024 22:30
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En la Historia más rica en proezas del Hombre,– o sea,  en la  “de España”– son incontables las fechas inolvidables: Covadonga, Granada, el 12 de octubre, Lepanto, Breda, el dos de mayo, etc., pero — sobre todo para quienes lo hemos vivido—tenemos el 18 de julio. 

Una gesta que tiene algo de todas las anteriores. Fue Covadonga, porque es el inicio del barrido de invasores;  fue Granada,  porque apuntilló a separatistas, rojos, anarquistas,  y demás enemigos de la grandeza y la unidad de España;  fue un “Dos de mayo”, más trascendente incluso   que el iniciado por el Alcalde de Móstoles, por Daoiz y Velarde., etc. Pero sobre todo fue el “alumbramiento de una España Nueva”. Desgraciadamente los herederos –hijos o no—de la generación de héroes que hicieron posible la gesta—la apuñalaron luego por la espalda y la han dejado agonizante.

Nuestra Victoria en la Cruzada  ha cumplido ochenta y tres años, la Victoria aliada, setenta y siete, solo seis años de diferencia, sin embargo no hay un europeo que no sepa y recuerde  frecuentemente que el nazismo fue aplastado por los aliados. Por el contrario, entre esos mismos europeos ya no está claro quiénes fueron los derrotados y quienes los vencedores en la guerra entre los Nacionales y los Rojoseparatistas. Sería interesante una encuesta nacional entre los jóvenes menores de veintiún años sobre el tema…

Todos nuestros escritores “pesos pesados”, –los que más cobran, más tiempo opinan, y son más reclamados por los “dueños de los media”– maman de las mejores ubres por una razón: mienten sobre el 18 de julio y sus consecuencias. No dicen la verdad ni sobre Régimen nacido de la Victoria, ni sobre el Caudillo que la regentó durante treinta y cinco años,  la han manipulado de tal modo que  las generaciones del  último medio siglo desconocen lo  ocurrido en España en los últimos noventa años.

Cuando sería muy útil y fácil redactarles un “Credo político”  de verdades simples pero fundamentales, cuyo primer artículo de fe sería la verdad proclamada por José Antonio: “ser español es una de las pocas cosas serias que se puede ser en el mundo”. Esa confesión  de Fe en España y su Historia les permitiría luego ir por el mundo con la cabeza bien alta, no acomplejados como lo recorren hoy la mayoría de nuestros compatriotas ignorantes de que el 18 de julio es el hecho de mayor trascendencia del siglo XX. Afirmación sencillísima de demostrar sin ser un genio de la profecía.

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Sin el 18 de julio hoy el mundo sería otra cosa absolutamente diferente.

Para empezar, Europa, entre dos naciones “rojas” (la Rusia soviética y la “España marxista” de Nin y Largo Caballero) más el pacto Von Ribbentrop-Molotov, habría dejado de existir, los alemanes habrían controlado el estrecho, el desembarco aliado en el norte de África –clave en la vitoria contra Hitler–, no habría sido posible.. Lo repito… ¡eso para empezar! Pero es suficiente para que se olviden de lo que vivimos hoy.

A los españoles les han hecho tragar dinosaurios en relación a todo cuanto se relaciona con el “18 de julio”. Por ejemplo, no fue consecuencia de un “plan de la ultraderecha”  (como llaman hoy a todo el que no sea “rojo”) para acabar con la Republica, la Democracia y la Libertad, sino una “urgencia gravísima de ‘autodefensa’” provocada por el plan perfectamente elaborado por los “rojos”,  con sus “listas negras” ultimadas para liquidar a los “enemigos del pueblo”, o sea, a obispos, curas, líderes católicos, propietarios de empresas o inclusos modestísimos labradores, dueños de pequeños campos de los cuales mal vivían…—pero para los “rojos” eran “capitalistas asesinos”—oficinistas –por llevar corbata en vez de “monos azules de mecánicos”–…

El pueblo “se alzó en armas” para evitar ser asesinado, como ocurrió en la “zona roja”;  pero los responsables de la planificación de la Guerra civil, no lo fueron las llamadas “derechas” sino los marxistas, anarquistas, separatistas, socialistas,  y demás calaña. Ellos sí tenían claro que para imponer sus ideas, había que recurrir a las armas y no dudaron en utilizar el método del tiro en la nuca. A la gente decente y con sentido de la responsabilidad y sentido práctico no le dejaron más salida que tomar las armas frente a quienes ya las utilizaban a troche y moche desde que derribaron a Alfonso XIII

Cualquier Pueblo con dignidad y agallas solo tenía un modo de impedir a inmolación ante gente trastornada mental y moralmente. En el bando rojo abundaban los desequilibrados como consecuencia de las ideas que alimentaban su cerebro. El general Mola,  que conocía el percal, no dudó en aplicar el remedio. Únicamente las mentes debiluchas que generan las teorías democráticas pueden dudar de la legitimidad del “Alzamiento Nacional”; las inteligencias normales, no digamos ya las superiores, no pueden hallar la más mínima objeción al “18 de julio”

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Por otra parte, los resultados avalan el acierto. La Victoria de la Cruzada fue el inicio de la segunda “Edad de Oro” de nuestra Patria que conectaba directamente con la primera iniciada por los Reyes Católicos.

Necesitaría otro artículo para  explicar los éxitos del Régimen nacido de esa Victoria.

Usando lenguaje matemático, la pendiente creada por Franco y sus Gobiernos nos llevaba directamente a la cima del progreso europeo. Solamente la estupidez de las “mentes democráticas” que mataron la gallina de los huevos de oro, frenó y paralizó la marcha hacia la cumbre. Todos se esfuerzan en presentar los años del “postfranquismo” como la época más próspera de la Historia de España, cuando en estos  cuarenta y siete años nos hemos dedicado a vivir de la “grasa acumulada” por los Gobiernos de Franco en los riñones de España. ¿Tan idiotas somos que no vemos que el Generalísimo dejó a  nuestra Patria en “deuda cero”? No debíamos ni una peseta y,  hoy los “genios de la Democracia y de la Economía” han hecho que debamos más de “un billón seiscientos mil millones” de euros. ¿Son ustedes capaces de imaginar esa cantidad? ¡Señores!, pues el 18 de julio es lo diametralmente opuesto a esta realidad.

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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